Sus
hallazgos se basan en un experimento de campo que exploró qué sucede con el
carbono orgánico atrapado en el suelo cuando se calientan todas las capas del
suelo, que en este caso se extienden a una profundidad de un metro.
Los
suelos podrían liberar mucho más CO2 de lo esperado en la atmósfera a medida
que el clima se calienta, según alertan científicos del Berkeley Lab.
Sus
hallazgos se basan en un experimento de campo que exploró qué sucede con el
carbono orgánico atrapado en el suelo cuando se calientan todas las capas del
suelo, que en este caso se extienden a una profundidad de un metro.
Los
científicos descubrieron que el calentamiento tanto de la superficie como de
capas más profundas del suelo en tres parcelas experimentales incrementó la
liberación anual de CO2 de las parcelas entre un 34 y un 37 por ciento en
comparación con el suelo no calentado. Gran parte del CO2 se originó a partir
de capas más profundas, lo que indica que las reservas más profundas de carbono
son más sensibles al calentamiento de lo que se pensaba anteriormente.
Los resultados, que se detallan en la última
edición de 'Science', arrojan luz sobre una cuestión que es potencialmente una
gran fuente de incertidumbre en las proyecciones climáticas.
El
carbono orgánico del suelo tiene tres veces más carbono que la atmósfera de la
Tierra y se espera que el calentamiento eleva la tasa a la cual los microbios
descomponen el carbono orgánico del suelo, liberando más CO2 a la atmósfera y
contribuyendo al cambio climático.
Pero,
hasta ahora, la mayoría de los experimentos de calentamiento del suelo basados
en el campo sólo se concentraron en entre los cinco a 20 centímetros superiores
del suelo, lo que deja un montón de carbono sin contar. Los expertos estiman
que los suelos por debajo de los 20 centímetros de profundidad contienen más
del 50 por ciento del almacenamiento de carbono orgánico del suelo del planeta.
Las grandes preguntas son:
hasta
qué punto las capas más profundas del suelo responden al calentamiento y qué
significa esto para la liberación de CO2 en la atmósfera. "Encontramos que
la respuesta es bastante significativa", dice en un comunicado la
codirectora de la investigación Caitlin Hicks Pries, científica postdoctoral en
la División de Clima y Ciencias del Ecosistema del Laboratorio de Berkeley.
Ella dirigió la investigación con la autora Margaret Torn, y Christina Castahna
y Rachel Porras, también investigadoras del laboratorio de Berkeley.
"Si
nuestros hallazgos se aplican a suelos alrededor del globo que son similares a
lo que estudiamos, es decir, suelos no congelados o saturados, nuestros
cálculos sugieren que para el año 2100 el calentamiento de capas más profundas
del suelo podría causar una liberación de carbono a la atmósfera a una tasa que
es significativamente más alta que la de hoy, tal vez hasta el 30 por ciento de
las emisiones anuales de carbono causadas por el ser humano, dependiendo de los
supuestos en los que se basa la estimación", agrega Hicks Pries.
EL
CARBONO DE LAS CAPAS PROFUNDAS, PASADO POR ALTO La necesidad de entender mejor
la respuesta de todas las profundidades del suelo al calentamiento se pone de
manifiesto por las proyecciones de que, durante el próximo siglo, los suelos
más profundos se calentarán aproximadamente a la misma velocidad que los suelos
superficiales y el aire.
Además, las simulaciones del Panel Intergubernamental
sobre el Cambio Climático sobre la temperatura media global del suelo,
utilizando un escenario como es habitual en el que las emisiones de carbono
aumentan en las próximas décadas, predicen que el suelo se calentará 4 °
Celsius para 2100.
Para estudiar los impactos potenciales de este
escenario, los científicos de Berkeley Lab fueron pioneros en una instalación
experimental innovadora en la Estación de Investigación Forestal Blodgett de la
Universidad de California, ubicada en las estribaciones de las montañas de Sierra
Nevada, en California, Estados Unidos.
El
suelo de la estación de investigación es representativo de los suelos
forestales templados, que a su vez representan alrededor del 13,5 por ciento de
la superficie del suelo en todo el mundo. Los científicos construyeron su
experimento en alrededor de seis parcelas de tierra que miden tres metros de
diámetro.
El
perímetro de cada parcela fue rodeado con 22 cables calefactores que fueron
verticalmente hundidos más de dos metros bajo tierra. De esta forma, se calentaron
tres de las parcelas 4° Celsius durante más de dos años, dejando las otras tres
parcelas sin calefacción para servir como controles. Los autores monitorearon
la respiración del suelo de tres maneras diferentes a lo largo del experimento.
Cada parcela tenía una cámara automatizada que mide el flujo de carbono en la
superficie cada media hora y, además, un día cada mes, Hicks Pries y el equipo
midieron los flujos de carbono superficial en siete ubicaciones diferentes en
cada parcela.
Un
tercer método analizó el terreno subterráneo más importante. Se instaló un
conjunto de "pajitas" de acero inoxidable debajo de la superficie en
cada parcela que empleó el equipo para medir las concentraciones de CO2 una vez
al mes a cinco profundidades entre 15 y 90 centímetros.
Al
conocer estas concentraciones de CO2 y otras propiedades del suelo, se podría
modelar el grado en que cada profundidad contribuyó a la cantidad de CO2
liberado en la superficie.
Los científicos descubrieron que el 40 por ciento de
entre el 34 al 37 por ciento del aumento de CO2 liberado en las tres parcelas
calentadas se debió al CO2 procedente de profundidades por debajo de los 15
centímetros.
Los autores dicen que estos hallazgos sugieren que el grado en que
el carbono orgánico del suelo influye en el cambio climático puede estar
subestimado actualmente.
"Hay una suposición de que el carbono en
el subsuelo es más estable y no tan sensible al calentamiento como en la capa
superficial, pero hemos aprendido que eso no es así", dice Torn. "Las
capas de suelo más profundas contienen mucho carbono y nuestro trabajo indica
que es un componente clave que falta en nuestra comprensión de la potencial
retroalimentación de los suelos al clima del planeta", concluye.
Los
suelos podrían liberar mucho más CO2 de lo esperado en la atmósfera a medida
que el clima se calienta, según alertan científicos del Berkeley Lab. Sus
hallazgos se basan en un experimento de campo que exploró qué sucede con el
carbono orgánico atrapado en el suelo cuando se calientan todas las capas del
suelo, que en este caso se extienden a una profundidad de un metro. Los
científicos descubrieron que el calentamiento tanto de la superficie como de
capas más profundas del suelo en tres parcelas experimentales incrementó la
liberación anual de CO2 de las parcelas entre un 34 y un 37 por ciento en
comparación con el suelo no calentado.
Gran
parte del CO2 se originó a partir de capas más profundas, lo que indica que las
reservas más profundas de carbono son más sensibles al calentamiento de lo que
se pensaba anteriormente. Los resultados, que se detallan en la última edición
de 'Science', arrojan luz sobre una cuestión que es potencialmente una gran
fuente de incertidumbre en las proyecciones climáticas.
El
carbono orgánico del suelo tiene tres veces más carbono que la atmósfera de la
Tierra y se espera que el calentamiento eleva la tasa a la cual los microbios
descomponen el carbono orgánico del suelo, liberando más CO2 a la atmósfera y
contribuyendo al cambio climático.
Pero,
hasta ahora, la mayoría de los experimentos de calentamiento del suelo basados
en el campo sólo se concentraron en entre los cinco a 20 centímetros superiores
del suelo, lo que deja un montón de carbono sin contar. Los expertos estiman
que los suelos por debajo de los 20 centímetros de profundidad contienen más
del 50 por ciento del almacenamiento de carbono orgánico del suelo del planeta.
Las grandes preguntas son:
hasta qué punto las capas más profundas del suelo
responden al calentamiento y qué significa esto para la liberación de CO2 en la
atmósfera. "Encontramos que la respuesta es bastante significativa",
dice en un comunicado la codirectora de la investigación Caitlin Hicks Pries,
científica postdoctoral en la División de Clima y Ciencias del Ecosistema del Laboratorio
de Berkeley. Ella dirigió la investigación con la autora Margaret Torn, y
Christina Castahna y Rachel Porras, también investigadoras del laboratorio de
Berkeley.
"Si nuestros hallazgos se aplican a
suelos alrededor del globo que son similares a lo que estudiamos, es decir,
suelos no congelados o saturados, nuestros cálculos sugieren que para el año
2100 el calentamiento de capas más profundas del suelo podría causar una
liberación de carbono a la atmósfera a una tasa que es significativamente más
alta que la de hoy, tal vez hasta el 30 por ciento de las emisiones anuales de
carbono causadas por el ser humano, dependiendo de los supuestos en los que se
basa la estimación", agrega Hicks Pries.
EL
CARBONO DE LAS CAPAS PROFUNDAS, PASADO POR ALTO La necesidad de entender mejor
la respuesta de todas las profundidades del suelo al calentamiento se pone de
manifiesto por las proyecciones de que, durante el próximo siglo, los suelos
más profundos se calentarán aproximadamente a la misma velocidad que los suelos
superficiales y el aire.
Además,
las simulaciones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático sobre
la temperatura media global del suelo, utilizando un escenario como es habitual
en el que las emisiones de carbono aumentan en las próximas décadas, predicen
que el suelo se calentará 4 ° Celsius para 2100. Para estudiar los impactos
potenciales de este escenario, los científicos de Berkeley Lab fueron pioneros
en una instalación experimental innovadora en la Estación de Investigación
Forestal Blodgett de la Universidad de California, ubicada en las estribaciones
de las montañas de Sierra Nevada, en California, Estados Unidos.
El
suelo de la estación de investigación es representativo de los suelos
forestales templados, que a su vez representan alrededor del 13,5 por ciento de
la superficie del suelo en todo el mundo.
Los científicos construyeron su
experimento en alrededor de seis parcelas de tierra que miden tres metros de
diámetro.
El
perímetro de cada parcela fue rodeado con 22 cables calefactores que fueron
verticalmente hundidos más de dos metros bajo tierra. De esta forma, se
calentaron tres de las parcelas 4° Celsius durante más de dos años, dejando las
otras tres parcelas sin calefacción para servir como controles.
Los
autores monitorearon la respiración del suelo de tres maneras diferentes a lo
largo del experimento. Cada parcela tenía una cámara automatizada que mide el
flujo de carbono en la superficie cada media hora y, además, un día cada mes,
Hicks Pries y el equipo midieron los flujos de carbono superficial en siete
ubicaciones diferentes en cada parcela. Un tercer método analizó el terreno
subterráneo más importante.
Se instaló un conjunto de "pajitas" de
acero inoxidable debajo de la superficie en cada parcela que empleó el equipo
para medir las concentraciones de CO2 una vez al mes a cinco profundidades
entre 15 y 90 centímetros. Al conocer estas concentraciones de CO2 y otras
propiedades del suelo, se podría modelar el grado en que cada profundidad
contribuyó a la cantidad de CO2 liberado en la superficie.
Los
científicos descubrieron que el 40 por ciento de entre el 34 al 37 por ciento
del aumento de CO2 liberado en las tres parcelas calentadas se debió al CO2
procedente de profundidades por debajo de los 15 centímetros.
Los autores dicen
que estos hallazgos sugieren que el grado en que el carbono orgánico del suelo
influye en el cambio climático puede estar subestimado actualmente.
"Hay una suposición de que el carbono en
el subsuelo es más estable y no tan sensible al calentamiento como en la capa
superficial, pero hemos aprendido que eso no es así", dice Torn.
"Las capas de su
No hay comentarios:
Publicar un comentario