La Dra. Yolanda León es bióloga y
profesora universitaria en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo. Hace
investigaciones y realiza acciones de conservación de especies y ecosistemas
amenazados. Es la actual presidente del consejo directivo de la ONG Grupo
Jaragua.
Empezamos a trabajar en el Refugio de
Vida Silvestre Laguna de Cabral hacia el año 2013 con BirdlLife International.
Esta laguna dominicana ha sido reconocida internacionalmente como un “Humedal
de Importancia Internacional” bajo la convención Ramsar, como un “Área
Importante para las Aves y la Biodiversidad” por BirdLife International y como
un “Sitio Clave para la Biodiversidad” del Caribe por Conservación
Internacional. También, un estudio de Ducks Unlimited (2007) la colocó en
tercer lugar a nivel de América Latina y Caribe en cuanto a su importancia como
hábitat para patos migratorios que se reproducen en Norteamérica. Conteos
hechos en los años 2000s por el Grupo Tinglar registraron más de 100 mil
individuos en un sólo día de varias especies de patos durante la temporada
invernal (patos de orilla, de la Florida y espinosos sobre todo). Y, hasta hace
poco, se consideraba que esta laguna tenía la población más importante de
nuestra única tortuga endémica, la jicotea sureña (Trachemys decorata),
muy amenazada de extinción y confinada a muy pocos espacios del suroeste de RD.
Los flamencos, rey congos, garzas diversas, ibis (negros y blancos) y otras
vistosas aves acuáticas también la utilizaban como hábitat.
Hoy conocemos más a los cabraleños y su fuerte
relación con este ecosistema. Al visitar la laguna, pocas escenas eran más
seguras que encontrar pescadores faenando al amanecer desde sus estrechos botes
“cayucos”, empujados por largos palos, con sus pintorescas nasas de pesca
cilíndricas. O verles deslizarse entre los espectaculares “carrizales”, como se
denomina localmente al ecosistema formado por flores de loto. Y la oferta de
ensartas de tilapias de la laguna en cualquier lugar del pueblo nunca faltaba.
Algo que notamos desde el inicio era el rechazo al nombre de “Laguna de Cabral”
en varios pueblos de la zona. Decían que la laguna no era sólo de Cabral e
insistían en llamarla Laguna del Rincón. Con el tiempo, entendimos que la gente
de otros poblados como Cristóbal, La Lista y El Peñon también tenían una
relación muy especial con este cuerpo de agua; hay un estimado de que el 20% de
los hogares de toda esta zona dependían de la laguna para su subsistencia.
Ahora, toda esta gente sufre, y al igual que la flora y fauna de la laguna,
están en serios problemas.
¿POR QUÉ?
Ante esta situación, la pregunta obligada es ¿Por
qué se ha secado a tal grado este cuerpo de agua? Primeramente, se conoce que
esta laguna varía su tamaño en función de las épocas de lluvias, tormentas,
etc. En este sentido, debemos recordar que estamos atravesando un intenso
período de sequía a nivel nacional, tras una temporada de lluvias por debajo de
lo normal. Igualmente, durante la sequía de 2015, cuando padecimos de un
fenómeno de El Niño muy severo, la laguna se redujo sustancialmente. En el presente
año, durante mayo y junio fuimos víctimas además de temperaturas muy elevadas
causadas por una alta incidencia de la capa de aire del Sahara en el Caribe, lo
cual podría haber acelerado aún más la alta evaporación de sus aguas de estos
meses, que ya de por sí es alta.
Otra causa muy citada por la población local es la
sedimentación de la laguna, es decir, que el “embalse” que es ella misma, se ha
llenado de sedimentos (sobre todo arcilla y limo) transportados por sus
afluentes, y eso provoca que no conserve el agua que recibe. Algunos han
llegado a acusar a una empresa que tiene una cantera al sur de la mina al lado
de una cañada temporal (ahora seca) de ser el principal culpable de dicha
sedimentación. Nuestra opinión es que el aporte excesivo de sedimento a la
laguna es una realidad, y posiblemente sea también un factor agravante a la
actual situación. Sin embargo, la sedimentación es un efecto lento y gradual
que no parece haber impedido algunos de los altos niveles alcanzados en años
recientes fuera de eventos extremos (por ej en 2013, cuando alcanzó un área de
33km2). Además, si vamos a buscar a un principal culpable de la sedimentación,
entendemos que habría que mirar más críticamente hacia el río Yaque del Sur,
que es el que aporta más regularmente agua cargada de sedimentos (y
agroquímicos) a la Laguna a través del canal de Mena. Esta laguna se encuentra
muy próxima al Río Yaque del Sur en su paso hacia la Bahía de Neiba, donde
desemboca próximo a Barahona. Este río arrastraría la escorrentía superficial
de su enorme cuenca, ubicada en el flanco sur de la Cordillera Central.
Pensamos que posiblemente haya otras causas
agravantes más directas, como son la profunda alteración del régimen natural de
aportes y desagües de agua. La hidrología de la laguna de Cabral ha sido
altamente modificada a través de varios trabajos de ingeniería con el propósito
principal de desarrollar proyectos agrícolas. Se conoce que los suelos entre el
río Yaque del Sur y la orilla este de la laguna Cabral son llanos y de poca pendiente
y que a la laguna en los 1920s le entraba agua desde ese río al menos por un
caño al norte de la comunidad de Cabral denominado caño de Trujillo. También,
cuando el Yaque del Sur se desbordaba, vertía agua a la laguna de Cabral a lo
largo de toda su margen oriental. Entre los años 1950s y 1980s, el sistema fue
intensamente modificado y a partir de entonces el aporte y el desagüe de agua
dejó de seguir su régimen natural. Por un lado, se desarrollaron extensos
proyectos agrícolas con sistemas de riego que utilizaban el agua del Yaque del
Sur, sobre todo en la comunidad de Mena. Por el otro, y para controlar el
exceso de agua del río y evitar inundaciones entre El Peñón y Cabral, se drenó
y rectificó el caño de Trujillo (1954) y se hizo el canal de Mena (1979).
Otro impacto en la hidrología de esta laguna
ocurrió en los 1980s, cuando se construyó la carretera que une las comunidades
de Cabral y El Peñón a lo largo de la margen del río Yaque del Sur, y la que
une Cabral y Duvergé a lo largo de la orilla sur de la laguna. Por carecer de
drenaje transversal, estas vías constituyen un verdadero dique de contención de
1.8 de elevación que bordea e impide la entrada natural de agua a la laguna desde
el río Yaque del Sur, al este, y los ríos menores al sur. El único puente que
permitía este flujo era el del canal de Trujillo, pero en la actualidad se
encuentra tapado por sedimentos y vegetación.
Pero no sólo las entradas de agua fueron
modificadas. Aguas abajo de laguna Cabral, y con el objetivo de retener agua en
la laguna para que sirviera de reservorio de los proyectos agrícolas de la zona
baja de Neyba, se instalaron compuertas y se modificó el canal de Cristóbal
(también en los años 1970s). De esta forma, el desagüe natural de laguna Cabral
hacia el lago Enriquillo quedó a partir de entonces altamente modificado, y si
bien la pesca en la laguna se benefició por el aumento del nivel de agua, la
comunidad de Cristóbal se inunda en épocas de fuertes lluvias si las compuertas
no son abiertas.
Dos botes se observan en suelo árido
en la laguna de Cabral el jueves 16 de julio de 2020. ( PEDRO GENARO RODRÍGUEZ
/ GRUPO JARAGUA)
Se puede decir que desde los años 1970 la
hidrología de la laguna Cabral y de la Laguneta Seca (una pequeña laguna al
norte del cerro de Peñón Viejo) comenzó a estar regulada no sólo por los
eventos naturales (lluvias, crecidas del río Yaque del Sur, huracanes,
manantiales) sino sobre todo por el manejo del agua en las presas y en los
campos de cultivo, así como por el control del agua que se hace en los canales
de Mena y Cristóbal principalmente.
La hidrología de la Laguna Cabral ha sido afectada
también por proyectos en la cuenca alta y media del río Yaque del Sur. Por un
lado una considerable extensión de bosque seco tropical al norte de los cerros
de Cristóbal y Peñón Viejo fueron destruidos y convertidos en pastoreo y/o
agricultura. Por otro lado, se construyeron dos grandes presas, Sabana Yegua y
Sabaneta, aguas arriba en la cuenca del río Yaque del Sur. Actualmente, se
construye también la presa de Monte Grande. Conociendo la tradición de los
embalses de las presas dominicanas para habilitación de riego agrícola, tememos
que el balance hídrico de la laguna se torne aún más deficitario en los
próximos años..
LLAMADO A LA ACCIÓN
Desde Grupo Jaragua hemos decidido apoyar
técnicamente la búsqueda de soluciones para rescatar la Laguna de Cabral, por
ser un patrimonio natural de toda RD y uno de los humedales más importantes de
la región. Nos sentimos esperanzados pues ya hay una coalición para el rescate
de la laguna conformado por muy diversas personas ligadas a la laguna de
Cabral, bien sea por vivir o haberse criado allí. Las discusiones virtuales de
esta coalición, lidereada por Elmer González, se han centrado en conocer las
opiniones locales, buscar soluciones y apoyar la comunicación sobre esta
problemática.
RESTAURACIÓN DEL
BALANCE HÍDRICO
En la actualidad, las aguas que fluyen hacia la
laguna de Cabral provienen principalmente del río Yaque del Sur a través del
canal de Mena. Además, hay varias cañadas temporales y también pequeños ríos
(como Lemba y Río Grande) así como manantiales más permanentes que aportan agua
desde la Sierra de Bahoruco al sur de la laguna.A través de diversas imágenes
satelitales hemos visto un aumento de parcelas agrícolas en zonas que antes
eran bosque seco al norte de la laguna, cuya irrigación proviene del canal de
Mena. Dada la aridez prevalente en la zona, todas estas parcelas dependen
forzosamente de un constante reguío para poder producir. La mayoría están
sembradas de plátanos o guineos (musáceas), con riego por inundación. Todo esto
supone un alto gasto de agua en la zona. En nuestra experiencia, la extracción
de agua para riego de particulares en estos sistemas es totalmente
descontrolada, siendo muchas veces los mismos agricultores quienes se encargan
de las obras de toma de sus parcelas. Por todo esto, se hace urgente analizar
estos sistemas, haciendo un ejercicio de balance hídrico del agua que entra y
sale de la laguna para tratar de asegurar el caudal ecológico tanto del río
Yaque del Sur como de la laguna de Cabral. Ya el mundo ha visto otros lagos
desaparecer por causas similares, siendo el más llamativo el del lago o mar de
Aral (entre Kazakstán y Uzbekistán). Una vez considerado el cuarto lago más
grande del mundo, hoy está seco debido a la excesiva desviación de sus ríos
para proyectos de irrigación agrícola.
Restauración de la
vegetación
Un estudio realizado por Ducks Unlimited y Grupo
Tinglar (2007), detectó un importante cambio de cobertura y uso de la tierra
alrededor de la laguna de Cabral entre 1967 y 2006. Este cambio iba en el
sentido de una grave reducción de la vegetación acuática, halófila (saladares)
y manglares, zonas ahora convertidas en suelo desnudo. El estudio planteaba que
esto podría atribuirse a que la laguna estaba expuesta a cambios en el nivel
del agua tan “artificiales” que la vegetación nativa no los podía tolerar por
no estar adaptada a ellos. A esta causa nos gustaría sumar que, a pesar de ser
ilegal, cada año se queman extensiones considerables de vegetación acuática
(eneales del sur sobre todo) con el propósito de abrir áreas de pasto para el
ganado, colectar huevos de aves nidificantes en estas zonas y capturar los
peces atrapados en pequeños estanques de agua remanentes. Este tipo de
vegetación probablemente cumple con una función importante en la retención y
filtrado de sedimentos y agua en la laguna y entendemos que debería ser
restaurada y los incendios controlados. Igualmente debemos restaurar los
bosques perdidos en la cuenca alta (tanto de Sierra de Bahoruco como del Yaque
del Sur) como medida preventiva a la sedimentación.
Mejora del manejo
El mismo estudio de Ducks Unlimited de 2007 destaca
que a pesar de ser un área protegida, la laguna no contaba con un plan de
manejo, no se tenía información catastral sobre sus terrenos, y la
infraestructura para su protección y vigilancia era inadecuada. Todo esto se
mantiene a la fecha. Un mejor manejo por medio de la autoridad competente, el
Ministerio de Medio Ambiente, se hace urgente. A esto, nosotros agregaremos que
también debe integrarse y co-responsabilizarse del manejo de la laguna al
Instituto Nacional de Recursos Hídricos (INDRHI) entidad que da mantenimiento y
hace las obras de canales. Este instituto, forma parte del Comité Nacional
Ramsar (presidido por el Ministerio de Medio Ambiente). Otra institución que
parece tener incidencia en es el Consorcio Azucarero Central, el cual también
toma acciones y decisiones sobre la operación de los canales para su cultivo de
la caña de azúcar en la zona. Todos estos actores clave, así como pescadores,
agricultores locales y otros actores de la sociedad civil, debemos trabajar
juntos para rescatar la laguna.
En resumen, no debemos sobresimplificar la
situación de la Laguna Cabral. La laguna se ha secado debido al mal manejo del
agua y la modificación hidrológica de sus canales para suplir terrenos
agrícolas, al cambio de la cobertura de suelo, y a las condiciones de sequía
natural, entre otros. Esto no quiere decir que no haya nada que hacer. Muchos
humedales del mundo son manejados para mantener la biodiversidad amenazada y
los servicios ecosistémicos que se derivan de ellos, como la pesca y la
recreación. Aunque el espejo de agua se recupere, los medios de vida de la
gente local y la biodiversidad podrían sufrir daños irreversibles. En juego
está el futuro de miles de hogares, que se verán empujados a migrar, dedicarse
a a actividades ilícitas, o sumirse en la pobreza. Igualmente, perderemos una
de las paradas de descanso más importantes en la ruta migratoria de decenas de
miles de patos por el océano Atlántico. También acercamos más a la extinción a
nuestra jicotea sureña.
Para evitar los peores daños, queda poco tiempo.
Aún cuando comience a llover mañana y la laguna recobre parte de su nivel de
agua, las causas de la situación crítica de la Laguna de Cabral permanecerán y
volverán a ponerla en peligro en poco tiempo. Y todas las causas identificadas
se ven agravadas por los efectos del cambio climático. La incidencia de sequías
más prolongadas y severas es una de las predicciones más corroboradas entre los
modelos predictivos de los efectos del cambio climático en nuestro territorio.
De no cambiar el rumbo de su manejo de forma enérgica, tendremos que
despedirnos de este maravilloso ecosistema, patrimonio natural único de todos
los dominicanos.