Santo
Domingo
La pérdida de bosques en áreas protegidas,
ecosistemas frágiles, un gran porcentaje de especies de plantas y animales
amenazadas y la vulnerabilidad como estado insular frente al impacto del cambio
climático son solo algunos de los indicadores que alertan de que República
Dominicana atraviesa por una situación ambiental muy seria “de la que realmente
tenemos que preocuparnos”.
La
observación es un análisis realizado por el biólogo, profesor universitario,
investigador y consultor ambiental Sixto J. Incháustegui durante el primer
Encuentro Verde de Listín Diario, un conversatorio con expertos locales para
tratar temas apremiantes de interés ambiental.
De acuerdo
con Incháustegui, esto ocurre pese a que República Dominicana está vinculada a
una agenda ambiental global basada en los principales y más agobiantes riesgos
para la humanidad, riesgos que, según reportes internacionales, están
relacionados directamente al ambiente.
El
especialista en herpetología (estudio de los reptiles y anfibios) y exdirector
de la Escuela de Biología de la UASD alertó sobre los cambios en el clima que
producen el calentamiento global, la crisis del agua y de la biodiversidad, la
desertificación, la sequía y la propagación de especies invasoras, así como de
la fragilidad ante estos cambios de un estado en desarrollo como República
Dominicana.
Analizó
también cómo se ha insertado el país en esa agenda global que busca una sanidad
ambiental que permita alcanzar el desarrollo sostenible y qué tanto se ha
avanzado para enfrentar estos problemas.
¿POR QUÉ
PREOCUPARSE?
Cofundador
del Grupo Jaragua y del Centro para la Conservación y Ecodesarrollo de la Bahía
de Samaná y su Entorno –CEBSE,
Incháustegui prefiere hablar citando los más importantes y recientes
estudios e informes ambientales.
Señala, por
ejemplo, que en la lista de los
principales riesgos globales para el 2018 que publicó recientemente el Foro
Económico Mundial, dejando fuera al que ocupa el nivel más alto, las armas de
destrucción masiva, “básicamente los demás riesgos principales están
directamente relacionados con el medio ambiente”.
Estos temas
incluyen asuntos de cambio climático, agua, crisis de la biodiversidad
biológica, desastres naturales y muchos más.
En cierta
medida, dice Incháustegui, no son datos nuevos, “ya que la humanidad ha venido
preocupándose por el rumbo que ha tomado el llamado desarrollo económico del
planeta desde hace décadas” y República Dominicana se ha insertado en esa
agenda a partir de la participación local en eventos considerados icónicos en
los temas ambientales, desde la conferencia de Estocolmo 1972, la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo Río 92 y la Cumbre del
Milenio en el 2000, con todas las agendas que siguieron. Destaca además la
participación dominicana en las diferentes cumbres celebradas en los pequeños
estados insulares en desarrollo.
“De todo
esto lo más exitoso en los años que han ido pasando han sido las acciones que
se han tomado para mejorar o mitigar los impactos hacia la capa de ozono”.
En ese
sentido, considera que se ha tenido bastante éxito tanto a nivel global
como particular.
“La
República Dominicana ha participado en su cuota en lo que le ha correspondido,
que en gran parte ha sido dirigido a la parte tecnológica e industrial de
reemplazo de ciertos gases refrigerantes que se usan y que liberaban gases a la
atmósfera y que tenían un impacto negativo sobre la capa de ozono”.
Otra de las
participaciones más importantes del país, incluso antes de Río 92, fue hacerse
parte en los años 80 del Convenio Internacional sobre Comercio de Flora y Fauna
amenazadas –CITES, destaca.
Incháustegui
reconoce, pues, que República Dominicana ha hecho un esfuerzo grande y que de
ese esfuerzo nació la primera Estrategia Nacional de Desarrollo, la END - 2030,
que tiene como cuarto eje el desarrollo sostenible.
Igualmente,
señala que los temas de medio ambiente están integrados en diferentes partes de
la Constitución y que otro logro importante fue la creación en el año 2000 del
Ministerio de Medio Ambiente, entonces Secretaría de Medio Ambiente. “Tenemos
también una estrategia nacional para el uso sostenible y la conservación de la
diversidad biológica que se hizo en el 2010 en coordinación con los objetivos
de la estrategia global de biodiversidad y las llamadas Metas de Aichi. De
manera que tenemos un marco jurídico bastante bueno”.
¿Por qué,
entonces, el investigador asegura que el país atraviesa por una situación
ambiental muy seria?
“Porque
cuando uno mira la situación ambiental al día de hoy, y trata de ver los
indicadores, se da cuenta de qué ha estado pasando”, dice. Y resulta que
Incháustegui es idóneo para analizarlo, pues ha estado involucrado de muchas
maneras con estos temas, trabajando en consultorías para Naciones Unidas y el
Ministerio de Medio Ambiente y participando en proyectos tanto gubernamentales
como no gubernamentales. En sus análisis
hace siempre referencia a un informe elaborado por el Ministerio de Economía,
Planificación y Desarrollo y la Oficina Nacional de Estadística que registra
hasta dónde avanzó Dominicana en la consecución de los Objetivos de Desarrollo
del Milenio (ODM) y en qué condición se encuentra para dar seguimiento a los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
“Para uno
saber cómo va avanzando tiene que tener indicadores, una información base como
punto de partida. Ese documento informa los avances que se consiguieron. Ningún
país consiguió todas las metas e indicadores de los ODM. En los temas
ambientales salimos relativamente bien con relación a los ODM, pero yo digo que
salimos relativamente bien, y uso un término que no sé si académicamente es
correcto, en los macroindicadores, pero cuando uno desagrega...”
¿Cuáles son
los principales indicadores que ponen en alerta la situación ambiental con todo
y el esfuerzo que se hace para tratar de avanzar en el cumplimiento de las
obligaciones nacionales e internacionales?
Los
indicadores señalan que las áreas protegidas de República Dominicana sufren una
presión humana muy alta. “O sea, estamos enfrentando una situación ambiental
muy seria de la que realmente tenemos que preocuparnos”, apunta don Sixto.
El doctor
José Ramón Martínez, un geógrafo brillante de República Dominicana, hizo un
análisis en su blog sobre deforestación en base a imágenes remotas de la base
de datos global del doctor Hansen y colaboradores, que se usa para medir la
deforestación a lo largo de períodos históricos en un segmento cualquiera del
planeta. En base a este análisis, él publica las nueve áreas protegidas que más
bosques perdieron del 2009 al 2014 y es realmente sorprendente, porque parques
tan icónicos como los dos parques principales de la Cordillera Central, José
del Carmen Ramírez y Armando Bermúdez; Valle Nuevo, Los Haitises, Bahoruco…
todos han perdido una cantidad importante de kilómetros cuadrados de bosques
durante ese período de tiempo”.
Agrega que
si se toma el último informe del Ministerio de Medio ambiente sobre la
cobertura boscosa, se ve que se ha cumplido con la meta de los Objetivos del
Milenio sobre la cobertura forestal.
“Pero de
nuevo, cuando uno desagrega y ve los resultados, vemos que esa cobertura se
incrementó debido a la reforestación, que en muchos casos ha sido con especies
exóticas e incluso algunas veces con especies invasoras. Entonces, una cosa es
que tengas cobertura de árboles, no importa cuál árbol, y otra cosa es cuántos
bosques naturales nos van quedando. Y cuando uno mira esa información, uno ve
que si bien ha aumentado la cobertura boscosa general, ecosistemas específicos
como los bosques nublados, que son los más importantes para la producción de
agua, están disminuyendo rápidamente. Igualmente pasa con los manglares, que
hoy en día se consideran todavía más importantes para la protección de las
costas frente a los efectos del cambio climático”.
Las listas
de especies amenazadas son un indicador a considerar, señala Sixto, en especial
la lista roja global de la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza -UICN.
República
Dominicana hizo su primera lista roja nacional en el 2011, con una revisión y
actualización para finales de 2017 que todavía está en proceso de edición y
publicación. El año pasado, el Jardín Botánico Nacional publicó un proyecto
sobre el estado de amenaza de las plantas vasculares.
Incháustegui
explica que de las alrededor de 5,500 especies de plantas vasculares que hay en
Dominicana, el Jardín evaluó unas 1,500 y, de esas, algo más de 800 especies
quedaron en la categoría de peligro crítico. Junto a especies en peligro y
vulnerables, las tres categorías principales de amenazas, 1,388 plantas
presentaron algún grado de amenaza.
“Cuando uno
lo mira, tenemos un poco más del 24%, casi la cuarta parte de todas las
especies de plantas del país, amenazadas de extinción. Si vemos por otro lado
otro grupo, el de los anfibios, la misma UICN hizo una evaluación global del
estado de conservación de los anfibios del mundo que se terminó 2004 y salió
que la fauna de anfibios endémica más amenazada del planeta es la de Haití, con
el 92% de sus especies amenazadas. La gente dice bueno, sabemos que Haití tiene
serios problemas ambientales, pero inmediatamente después de Haití viene
República Dominicana, con el 86% de sus especies amenazadas. De manera que los
anfibios de la isla Hispaniola son los anfibios más amenazados de todo el
planeta. Y si por otro lado cogemos los reptiles, que fueron evaluados más
recientemente, tenemos que casi un 40% de las especies nacionales también están
amenazadas”.
Salvo dos
especies invasoras, la fauna nativa de anfibios es cien por ciento endémica.
comenta Sixto. Y agrega que la lista EDGE de reptiles amenazados que publica la
Sociedad Zoológica de Londres registra para 2018 que de las 100 especies de
reptiles más amenazados, 10 están en República Dominicana. “Hay tres especies
de tortugas marinas que compartimos, que no son exclusivas nuestra, pero las
otras especies son endémicas y exclusivas del país”.
Los
impactos ambientales son más marcados en los estados insulares debido a que
tienen mayor vulnerabilidad, así que, de acuerdo con Incháustegui, hay razones
para tomar en cuenta las listas que incluyen a Dominicana entre los países más
vulnerables ante los efectos del cambio climático.
“En el
Observatorio del Clima Alemán, que es una organización no gubernamental que
publica el listado de riesgo climático de los países, nosotros estuvimos
considerados entre los 10 primeros países del mundo en cuando a riesgo
climático. El año pasado bajamos un punto, estamos entre los 11 países. Avanzar
es una palabra relativa. Pasa un poco como con el Informe de Desarrollo Humano,
que deja un rejuego muy relativo, porque tu posición es relativa. Si hay otro
que empeora mucho más, tú bajas uno o varios eslabones. Esa es una organización
seria y se considera que nosotros estamos entre los países con más vulnerabilidad
al cambio climático”.
La
vulnerabilidad, detalla, es un factor conjugado de los potenciales impactos y
de la capacidad de respuesta que tiene un país. Así, cuando se cita en términos
de desastre y con frecuencia en ámbitos internacionales los impactos de
huracanes, se suele comparar, por ejemplo, las cifras de víctimas humanas en
República Dominicana, Haití y Cuba.
“El mismo
fenómeno, básicamente con la misma intensidad, en República Dominicana tiene
varias decenas de personas fallecidas, en Haití tiene varios cientos de
personas fallecidas y en Cuba tiene varias unidades de personas fallecidas.
Entonces, si el mismo fenómeno produce muertes tan diferenciadas entre los tres
países, se considera que la razón primaria de esto es el sistema de prevención
de desastre, que es muy fuerte en Cuba, medianamente fuerte en RD y muy débil
en Haití”, explica el experto en temas ambientales.
Es un tema
de varios componentes. “Recién en los últimos años es que se ha comenzado a
trabajar el reciclaje, todavía como iniciativa que se da a nivel de algunas
organizaciones no gubernamentales, de algunas empresas comunitarias y a nivel
de algunas empresas del sector privado, pero no tenemos un sistema, digamos,
nacional de reciclaje”, opina Incháustegui.
Los desechos,
alerta, nos están ahogando y vinculado directamente a ello está el tema de los
plásticos, que se están convirtiendo en casi una catástrofe mundial.
“Los
plásticos duran muchos años en destruirse en la naturaleza y tenemos muchos en
nuestros ríos y arroyos. Las costas, las
playas están llenas de desechos que vienen de todas partes, vienen de río
arriba pero vienen también con las corrientes marinas”.
El
catedrático considera que el tema de desechos sólidos es tan importante que ha
sido resaltado en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14, relacionado a
la conservación de los recursos marinos.
“Hay un
movimiento que va creciendo de países que están regulando el uso de plástico,
prohibiéndolo parcialmente o totalmente, espero que sigamos caminando en esa
dirección”.
En ese
sentido, Incháustegui afirmó que apoya la iniciativa del biológo dominicano
Peter Sánchez, quien desde la plataforma global de peticiones Change.org está
reuniendo firmas para que el Estado dominicano prohíba y regule el uso de
fundas plásticas.
Vistos los
principales indicadores de la lucha ambiental en República Dominicana y
analizando la resultante de los vectores positivos y negativos que interactúan
simultáneamente en esta lucha -“sin mencionar la erosión del suelo, la sedimentación
y la precipitación”- Incháustegui considera que, en resumen, “la situación
ambiental en sentido general es negativa, porque es compleja, de múltiples
factores y difícil de controlar”.
Este
aspecto, expresa Sixto J. Incháustegui, pertenece a una parte social compleja
porque está vinculada con la pobreza.
“Es otro
elemento que también tenemos tiempo tratando de regular, de tener una ley sobre
ordenamiento territorial. Sé que se ha avanzado bastante pero todavía no acaba
de promulgarse”.
¿Qué rol
juega el ordenamiento territorial aplicado en la gestión de riesgos de
desastre? Lo explica de esta manera:
“Una de las
cosas que me llamó la atención en Australia es que uno va a la farmacia y
compra el plan de manejo del segmento de la zona donde vives. En los sitios
públicos, así como se venden las revistas frecuentes, se vende el plan de
manejo del segmento geográfico del área donde estás, porque todo ciudadano
tiene la obligación de conocer el plan de manejo y no puede alegar ignorancia
si infringe la ley.
Hablando de este tema con mis estudiantes les decía: Si
tienes una casa, no se te ocurre poner en un mismo lugar la cama donde vas a
dormir y encima de la cama la estufa y más arriba la ducha, porque usted no se
puede bañar, cocinar y dormir en el mismo sitio. Y de alguna manera es lo que
nosotros hacemos. Hay territorios que no dan para algunas cosas. Parte del
problema por ejemplo de la siembra de aguacate en la sierra de Bahoruco, que da
mucha tristeza, es que tumban un bosque pluvial, siembran aguacate (no les
cuesta mucho, en el sentido de que el terreno muchas veces es del Estado y del
parque nacional), pero si el terreno no es adecuado los árboles comienzan a
morir en dos o tres años y se quedan sin cultivo de aguacates y sin bosques. Es
algo sobre lo que se está trabajando, esperamos que se pueda avanzar”.