viernes, 25 de febrero de 2022

¿CÓMO VOLAR MÁS SIN SEGUIR CONTAMINANDO?


 

¿Cómo aumentar el volumen de pasajeros en el sector aéreo al mismo tiempo que se reducen drásticamente las emisiones de gas de efecto invernadero de los aviones?

 

Estos son los principales elementos de la cuestión.

 

¿Qué representa el tráfico aéreo?

 


El sector aéreo transportó 4,500 millones de pasajeros en 2019, lo que significó una producción de 900 millones de toneladas de CO2, es decir aproximadamente el 2% de las emisiones mundiales. Para 2050 se calcula que se duplicará el número de pasajeros, lo que en principio significaría duplicar también la emisión de CO2.

 


Esta predicción provocó la movilización ecologista, con campañas como "Flygskam" ("vergüenza de tomar el avión"), en Suecia en 2018.

 

Entre 2009 y 2019 las aerolíneas mejoraron en un 21.4% su eficacia energética, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). Algo que no impide que sigan aumentando las emisiones del sector.

 


¿CUÁLES SON LOS COMPROMISOS?

 

La IATA se comprometió a principios de octubre a tener "cero emisiones netas" de CO2 en 2050. Cuando el objetivo inicial era simplemente dividirlas por dos.

 

A nivel de estados, la Unión Europea quiere reducir sus emisiones en un 55% de aquí a 2030, respecto a 1990. Lo que incluye al sector aéreo. Estados Unidos por su parte desea bajar las emisiones de la aviación comercial en un 20% en comparación con la trayectoria actual.

 

¿Cuáles son los instrumentos para lograrlo?

 

Los europeos esperan que las mejoras de tecnología e infraestructuras, ya sea con nuevos materiales, motores más económicos, una mejor gestión del tráfico aéreo, aviones con combustible a base de hidrógeno o un mayor papel de la energía eléctrica, contribuyan a reducir a la mitad las emisiones.

 

La IATA sin embargo cree que solamente se logrará el 14% del objetivo.

 


Para alcanzar las "cero emisiones netas", los planes del sector pasan por mecanismos de compensación de carbono (como plantar árboles), algo criticado por las ONG ecologistas, que consideran que lo único que se consigue es desplazar el problema.

 

¿Cuál es el papel de los carburantes sostenibles?

 


"La única solución milagrosa para descarbonizar la aviación son los carburantes sostenibles", explica Brian Moran, a cargo del desarrollo sostenible en Boeing.

 

La IATA calcula que dos tercios del esfuerzo de descarbonización deberá recaer en los carburantes de aviación sostenibles (CAS), producidos a partir de aceite de cocina, algas, residuos de madera o productos de "biomasa".

 

La Comisión Europea planea establecer una obligación de incorporación del 2% de CAS en el queroseno de aviación en 2025, del 5% en 2030 y del 63% en 2050. Boeing y Airbus prevén que sus aviones podrán volar con 100% de CAS a finales de esa década.

 

Los CAS cuestan en la actualidad cuatro veces más que el queroseno y, lo que es más delicado, no es fácil conseguirlos. Representan menos del 0,1% de los 360.000 millones de litros de carburante utilizados por la aviación en 2019.

 

Todo un nuevo sector debe surgir, para aumentar la producción y que el precio baje.

 

La UE considera que se puede lograr mediante nuevos impuestos sobre el queroseno para los vuelos interiores, mientras que Estados Unidos propone desgravaciones fiscales.

 


¿Es posible lograrlo?

 

El patrón de Airbus, Guillaume Faury, piensa que las innovaciones tecnológicas en los aviones, y en particular el avión de hidrógeno, estarán listas "pero no se trata solamente de crear el avión, sino de agencias reguladoras del sector energético".

 

Pero la biomasa es un recurso limitado. Como explica Jo Dardenne, de la Federación Europea Transporte y Medio Ambiente (T&E, en inglés) a la AFP: "Consideramos que de aquí a 2050, los biocarburantes avanzados que a partir de residuos cubrirán el 11% de las necesidades del sector aéreo".

 

El sector apuesta, por lo tanto, por los futuros carburantes sintéticos, o electrocombustibles, fabricados con hidrógeno producido con electricidad renovable y con CO2 captado en la atmósfera.

 


Sin embargo, para producir electrocombustibles que sumen el 10% del consumo actual de queroseno de aviación equivale a la producción total de electricidad de España y Francia juntas, explica Timur Gül, responsable de la Agencia Internacional de la Energía (IAE).

 

"Las tecnologías que se quieren desarrollar para reducir las emisiones del sector aéreo serán extremadamente energívoras" añade Dardenne, para quien no hay otro remedio que "cambiar de paradigma", es decir, volar menos.

martes, 22 de febrero de 2022

CIENTÍFICOS PREPARAN EL ANUNCIO DE NUEVAS EVIDENCIAS SOBRE LA CRISIS CLIMÁTICA


 

El IPCC, la entidad científica que genera los datos que orientan al mundo sobre cómo responder a la crisis climática, ha iniciado este lunes una reunión de dos semanas para la revisión final de un informe que entregará el próximo día 28 a los gobiernos y que contendrá nueva evidencia sobre los aspectos socioeconómicos de este fenómeno, su relación con la biodiversidad y recomendará que se valore el conocimiento local e indígena que existe al respecto.

 


«Estamos en la fase final de una revisión estricta y meticulosa del informe que valora los impactos, la adaptación y la vulnerabilidad al cambio climático», explicó el presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), Hoesung Lee, en la apertura de las reuniones, después de la cual las discusiones se realizarán hasta el final a puerta cerrada.

 


Importancia de los informes

Este será el segundo capítulo (de un total de tres) del Sexto Informe de Evaluación sobre el cambio climático, un documento que se prepara a lo largo de seis o siete años para incorporar la nueva información que se va obteniendo sobre el cambio climático y que guía las decisiones y los compromisos internacionales en las cumbres del cambio climático que se realizan cada año.

 

En la última, celebrada el pasado noviembre en Glasgow (Reino Unido) se mantuvo vivo el compromiso de limitar la subida de la temperatura global por debajo de 1,5 grados centígrados, un objetivo cada vez más difícil de cumplir por el constante aumento de los gases que provocan el calentamiento planetario a causa principalmente del uso combustibles fósiles.

 


La ciencia ha mostrado que una subida mayor de la temperatura global causaría más fenómenos meteorológicos extremos, aumentaría la inseguridad alimentaria y generaría una mayor presión sobre los recursos hídricos, entre otras consecuencias graves.

 

Revisión final del informe

En esta fase final de revisión del segundo capítulo – que contiene miles de páginas y en cuya elaboración participaron 270 científicos de 67 países que han trabajado en él sin recibir una retribución a cambio -, los representantes de los gobiernos se reunirán vía telemática con los autores para hacer una revisión «línea por línea» del documento, en un proceso de escrutinio que garantizará la exactitud de los datos y su equilibro.

 


El primer capítulo fue presentado el pasado agosto y se centró en las proyecciones del cambio climático, mientras que el capítulo que se presentará en dos semanas estará enfocado en comprender la interconexión entre el clima, la biodiversidad y las sociedades humanas, y ofrecerá soluciones ya no solo a nivel global, sino a escala local, para que la gente sea capaz de responder mejor al cambio climático a un nivel comunitario.

 

Si bien el lenguaje de estos informes suele ponerlo fuera del alcance del común de los ciudadanos, su contenido es crucial porque constituye el fundamento científico que ya nadie puede rechazar sobre el avance del cambio climático y ofrece a los gobiernos una guía concreta de las acciones que se requieren si se espera que las sociedades pueda acomodarse a la nueva situación y mantener su existencia.

 

Salud mental juvenil

En la inauguración de las reuniones, el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, planteó un punto de preocupación diferente, relacionado con el impacto que el debate sobre el cambio climático está teniendo en la salud mental de la juventud, un asunto que sugirió tomar en consideración.

 


Señaló que el «miedo apocalíptico» se está extendiendo sobre todo entre los más jóvenes y frente a esto «debemos comunicar cuidadosamente los resultados de nuestra investigación científica».

 

Taalas, cuya organización también investiga y produce datos que permiten entender la tendencia del cambio climático, enfatizó que hablar de «colapso de la biósfera» o de «extinción de la humanidad» no puede hacer sino generar desesperanza entre los jóvenes.