Santo Domingo afronta
un gran reto que puede bien posicionarla entre las grandes capitales de
referencia en el mundo, o dejarla excluida entre las ciudades de segundo orden
en el ámbito regional caribeño.
En la ruta hacia una
meta común, la de lograr una metrópoli próspera e inclusiva, es necesario
asumir su metropolización funcional tanto a nivel local-municipal, como
regional y nacional así como la integración de los subsistemas que conforman el
Sistema Urbano Nacional del llamado Gran Santo Domingo.
Y para esto hemos
propuesto adoptar un modelo que sirva como soporte para estructurar este PLAN
que nos pareció viable, tanto por su adaptabilidad, como porque ha servido en
otros casos similares para asumirlo de manera tal que permitiera realmente la
integralidad de las propuestas en cada nivel y propósito a través de Planes,
Programas y Proyectos; por lo que hemos invitado a su ideólogo para que nos
ayude a aterrizar una propuesta con el Gran Santo Domingo como cabeza del
sistema urbano nacional. A continuación, un texto del Arquitecto Pedro Ortiz,
autor del libro “The Art of Shaping the Metropolis:
ARQ PEDRO ORTIZ
Los retos que tiene la
metrópolis Gran Santo Domingo son tan simples como difíciles. Santo Domingo
tiene que ser capaz de liderar la economía dominicana colocando sus productos
con un valor añadido que les otorguen valor comercial internacional en los
mercados globalizados. De su capacidad de hacer esto dependerá su riqueza en el
futuro y su capacidad para resolver las necesidades y desigualdades de los
dominicanos en la metrópolis y en el país. Y para hacer esto Santo Domingo
necesita hardware y software, infraestructuras y conocimientos, ciudad y
ciudadanos.
El éxito de una
metrópolis depende de tener buen software y buen hardware. El hardware son los
ladrillos, el hormigón, el acero y el vidrio. Las calles y los edificios. El
software de una metrópolis es su ‘logiciel’, como bien dicen los franceses. El
conjunto de procesos que se producen dentro del hardware. Es decir los procesos
sociales y económicos; lo que hacemos de ella los que vivimos en ella. El
software somos sus habitantes. Somos nosotros.
No vamos a definir
como se debe tener un buen software. No es el tema de la Planificación
Metropolitana. Solo decir que el software de la metrópolis se compone de Data
Bank, es decir Recursos Humanos, que es el conocimiento y formación que tenemos
todos nosotros; y de Programas, es decir Recursos Sociales, que es como todos
nosotros interactuamos con nuestros conocimientos para generar una producción
con sinergias y efectos multiplicadores. Eso es lo que hace que Londres alcance
un PIB per Cápita de 153.000 USD y el de Nueva Delhi sea de 6.000 USD.
El éxito de las
metrópolis depende de tener una infraestructura bien diseñada y localizada y
unos ciudadanos capaces de aprovecharla al máximo para generar actividad
económica y productos competitivos. Pero no basta con tener infraestructuras.
Sobretodo no basta con tenerlas sin ton ni son, mal localizadas y del género
que no se necesita. Las infraestructuras productivas tienen que seguir una
visión de conjunto, un proyecto colectivo de ciudad, una coherencia consigo
mismas, pero sobretodo con las necesidades y potencialidades de la sociedad a
la que sirven.
Hay diversas formas de
construir un consenso colectivo sobre esa visión conjunta requerida para
estructurar las metrópolis. Las hay mecanicistas que utilizan un proceso
establecido que llega a producir unos criterios básicos. Las hay cualitativas
que se estructuran sobre la inteligencia colectiva (el software) de una
sociedad construyendo una visión de conjunto que la proyecta hacia el futuro.
En matemáticas diríamos que las hay que son Sumatorias (Σ), pero también las
hay que son Integrales(∫).
Esquema y
diagrama de síntesis de la estructura primigenia metropolitana de Santo Domingo
En nuestro caso, el Gran Santo Domingo,
nos encontramos con los problemas típicos de las grandes metrópolis:
• Problemas de Medio Ambiente: donde la
expansión urbana se va comiendo entornos de calidad que deberían ser
protegidos;
• Problemas de Vivienda: donde los
segmentos de renta más bajos no alcanzan a integrarse al mercado formal de la
vivienda y no pueden sino optar por la informalidad incontrolada;
• Problemas de
Tráfico: donde el incremento de la motorización congestiona progresivamente la
metrópolis hasta llevarla al colapso.
• Problemas de
Transportes Públicos: en los que la capacidad de la demanda no alcanza a pagar
los costes de inversión ni los de mantenimiento del servicio;
• Problemas sociales:
en los que la disparidad de ingresos genera una dualidad que no solo plantea
problemas de ética, sino que amenaza con romper la estabilidad social y
política a largo plazo;
• Problemas
económicos: en los que los esfuerzos por el crecimiento no consiguen alcanzar
los 9.000 USD per cápita de metrópolis de renta media;
• Problemas de
Gobernanza: en los que la diversidad de instituciones involucradas y los
responsables al frente de ellas, no intentan alcanzar un dialogo integrador de
las soluciones necesarias.
De estos problemas se
puede hablar. Se pueden establecer programas de diálogo y articulación de
voluntades; y existen metodologías ad-hoc para afrontar los procesos de
construcción colectiva de una gobernanza metropolitana. Metodologías que
aplican las grandes organizaciones internacionales de ayuda al desarrollo como
el Banco Interamericano, UN-Hábitat, UNCRD, o el Banco Mundial, entre otros.
Hay que lograrlo... ¡es el camino
correcto!. Pero... ¿es suficiente?; Y si ese es el camino, ¿por qué los países
no se desarrollan a pesar de toda esa ayuda?; ¿Qué falta?
Hacia una Metrópolis inteligente.
Para una metrópolis
inteligente faltan dos cosas:1. La primera son los Recursos Sociales; y 2. La
segunda es la visión integral, más allá de la sumatoria que siempre se
visualiza como solución:
1. Los recursos
sociales: Debemos entender la diferencia entre los recursos humanos y los
recursos sociales. Los recursos humanos son la suma de lo que todos nosotros
sabemos. Los recursos sociales son el sistema de valores que hace que sepamos
trabajar juntos para producir un producto mejor que si lo hiciéramos
separadamente. Los recursos humanos se mejoran con presupuesto y tiempo. Con
presupuesto y tiempo se mejora la educación que los ciudadanos necesitan para
ser más productivos. Los recursos sociales no. Son el sistema de articulación
social que hace que un país o una metrópolis sepa generar una sociedad más
justa y más eficaz, y podríamos llamarla también “inteligencia colectiva”. Es
esa manera de saber trabajar que hace que dos ingenieros alemanes producen 2,5;
y dos ingenieros de países subdesarrollados produzcan solo 1,5 o incluso 0,5.
Las metrópolis se
construyen con recursos sociales. El hardware construido se puede destruir
(ejemplo: Alemania durante la Segunda Guerra Mundial) pero como los recursos
sociales están ahí, en 10 años fueron capaces de reconstruirse y volver a ser
el motor de Europa. Y hay metrópolis que no tienen recursos sociales, como por
ejemplo Haití, por lo que por mucho que se les ayude o invierta, tardaran
decenios en reconstruirse, o talvez no lo conseguirán nunca.
Como incrementar
entonces los recursos sociales de Santo Domingo? Los recursos sociales, como
hemos dicho, son un sistema de valores, una capacidad de trabajar juntos que no
es aprendido el la academia. Cada sociedad los tiene que generar desde
adentro... ¡No se pueden importar!. Y no son los programas multilaterales los
que los construyen, para lo qué invitamos a analizar el caso de África con
todas las ayudas desde hace casi 70 años, y por lo que reiteramos que el Gran
Santo Domingo tiene que hacerlo por si mismo desarrollando sus capacidades para
lograr lo que quieren y pueden hacer.
2. La visión integral: El desarrollo no
es la suma de todos los sectores involucrados en el mismo. No es la suma de
programas por separado en economía, formación, transportes, infraestructuras,
medio ambiente, vivienda, y otros, sino la conjunción de todos ellos en una
estrategia integrada. Y eso no se consigue por la sumatoria de los programas de
Gobernanza que sirven para su gestión. Y es necesario por tanto la inteligencia
colectiva de un pueblo para poder hacer una síntesis que reciba el apoyo
unificado para conseguir el objetivo integrador de los diversos esfuerzos que
se consigan concitar.
Y eso es lo que hace
falta para lograr armar una metrópolis inteligente; por lo cual no es un
programa de Medio Ambiente, y otro de Transportes, y otro de Vivienda, y otros
los que hacen que una metrópolis sea eficaz y competitiva, equitativa y justa,
sustentable y resiliente.
Es necesaria una
visión de conjunto que las integre y que logre que se produzcan las sinergias
necesarias para obtener efectos multiplicadores. Y quien no sepa generar
sinergias multiplicadoras será menos competitivo que el que las sepa generar,
porque si no, seguirá siendo una economía de baja renta frente a las de alta
renta que SI las saben generar. Y esas sinergias, esos multiplicadores, se
alcanzan no solo a través de la “inteligencia colectiva” de la que hemos
hablado antes sino a través de metodologías de planificación que dan respuestas
integrales en lugar de acumulativas.
Esas son las
condiciones actuales del Gran Santo Domingo que debe decidir que quiere para su
futuro... Ese futuro está ahí. Va a ocurrir. Pero depende de cómo Santo Domingo
lo afronte como metrópolis será un futuro mediocre, como el de tantas ciudades
que sobreviven con sus problemas y soluciones parciales, o será un futuro que
ubique a la República Dominicana en una posición de liderazgo en su entorno
regional y continental. Y ese futuro depende de los dominicanos, y de los
líderes y personas a cargo de las instituciones responsables.
Colofo
Estas decisiones
deberán ser adoptadas en función del tipo de estrategia que se asuma, que puede
ser desde un desarrollo orientado al tránsito [TOD] hasta un Sistema Integrado
de centros bajo premisas territoriales [como el Modelo Metro-Matrix que he
citado anteriormente], y/o de una mezcla de ambos que permita generar la
coherencia/cohesión que haga viable la toma de decisiones para mantener una red
de relaciones productivas que permitan un ordenamiento inclusivo del territorio
como viabilidad funcional para alcanzar las metas propuestas mediante zonas con
ámbitos de carácter determinado en una gestión integral de sostenibilidad
territorial, incluyendo todos los subsistemas que conforman el sistema
metropolitano y en todas sus escalas[GC].
La estructura
reticular subyacente en el área de influencia metropolitana.
Sobre
Pedro B. Ortíz
Es el autor del libro “The Art of
Shaping the Metropolis’ publicado por McGraw Hill, Nueva York, 2014 que explica
la metodología Metro-Matrix de ordenamiento metropolitano que se está
planteando en numerosas metrópolis del mundo a través de organismos
multilaterales, gobiernos y universidades. www.pedrobortiz.com