Son nada más y nada menos que 96 millones de pelotas
-bautizadas como "shade balls" (bolas de sombra)- de un diámetro de
diez centímetros las que cubren las 70 hectáreas del llamado Embalse de Los
Ángeles, en el barrio de Sylmar del Valle de San Fernando.
Con un precio de US$0,36 por pelota, el proyecto ha
costado alrededor de US$34 millones.
La otra alternativa que barajaban las autoridades era
cubrir el lago con dos cubiertas flotantes, lo que hubiera costado a los
contribuyentes alrededor de US$300 millones.
Al mismo tiempo, con las pelotas huecas se logrará
evitar que se evaporen cada año más de 1,1 millones de metros cúbicos de agua.
El proyecto más efectivo
"Las regulaciones federales sobre los parámetros
de calidad del agua para el consumo humano de los embalses al aire libre
estipulan que ningún contaminante puede entrar en ellos", señala en
conversación con BBC Mundo Richard Harasick, del Departamento de Agua y
Electricidad de Los Ángeles (LADWP, por sus siglas en inglés).
"A veces lo que se hace es utilizar cubiertas
para preservar el gua, pero este embalse es demasiado grande como para que
pudiéramos hacerlo de manera efectiva, por lo que decidimos apostar por este
proyecto", explica Harasick.
"Estas pelotas bloquean la luz solar, evitando
así el surgimiento de algas. Cuando el agua sale del embalse pasa por una
planta de tratamiento con rayos ultravioletas que elimina los patógenos".
Según el representante del LADWP, "además de
mejorar la calidad del agua, estas pelotas tienen el beneficio adicional de que
se ahorran millones de galones de agua que de otra manera se evaporarían".
Harasick explica que antes de cubrir este embalse
probaron el sistema de pelotas, primero en unas piscinas y luego en otros tres
embalses de menor tamaño, comprobando su efectividad.
Las bolas están hechas de polietileno de alta
densidad, un material autorizado para entrar en contacto con el agua sin que
presente ningún riesgo para la salud, ya que no desprende sustancias químicas.
El color de las pelotas se debe a que al plástico se
le agregó negro de carbón, un material de refuerzo que las protege de los efectos
de los rayos solares.
Las autoridades calculan que las pelotas tienen una
vida útil de unos diez años.
Pasado este tiempo podrían empezar a descomponerse,
por lo que tendrán que ser remplazadas.
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