Partiendo de la consideración
del agua como derecho humano y que el acceso universal al agua debería estar
siempre garantizado, es necesario entender que para ello, existen un conjunto
de agentes implicados y que dicha consideración requiere de la utilización de
unos recursos que necesariamente han de cubrirse mediante los mecanismos de
intercambio establecidos en una sociedad desarrollada.
Con este fin, de forma
natural se configura un sector.
Recordemos el concepto de paradigma:
"...la manera básica de percibir, pensar, valorar y hacer cosas
asociadas con una visión particular de la realidad”
Las partes implicadas, involucradas o
relacionadas hacen referencia a todos aquellos agentes y actores que de una u
otra manera intervienen en el sector. De forma general, y no obstante cada
agente pueda tener misiones o intereses individuales, el conjunto de partes implicadas debe
establecer el siguiente, Objetivo general colectivo:
·
El desarrollo del ciclo urbano del agua integrado en
el ciclo natural, que debería ser sostenible. O lo que es lo mismo desde un
ámbito más general: "el equilibrio en lo social, lo económico-financiero y
lo medioambiental".
Así pues el ámbito de las partes
implicadas queda configurado en un entorno o medio natural el cual acoge las
masas de agua que por medio de las infraestructuras proporcionan un
abastecimiento y un saneamiento apropiado para el desarrollo de las actividades
antropológicas desarrolladas en poblaciones o ciudades. Del mismo modo, el
entorno y las masas de agua reciben vertidos y emisiones vinculadas a las
actividades relacionadas con el desarrollo y evolución de las personas y por lo
tanto, también, de los usos y tratamientos vinculados al uso del agua.
En el conjunto de las partes implicadas de la la
figura hay que considerar:
1. En el centro
de todas las partes implicadas y en el desarrollo del sector se encuentran las
personas: ciudadanos y profesionales.
2. En la
actualidad falta integrar la figura de un Regulador el cual debería ser un
agente independiente e imparcial.
En el inicio de las partes implicadas
parece lógico ubicar a los
Gobiernos que promueven actuaciones relacionadas con las líneas de la política
general que deberían converger en una u otra dirección con el objetivo general
colectivo anteriormente señalado. Políticas que se articulan en base a
leyes y proposiciones de tal modo que se faciliten y controlen mediante las
Administraciones Competentes.
En materia de Agua, en España, el departamento competente en el ámbito de la
Administración General es el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y
Medio Ambiente del cual depende la Dirección General del Agua, con funciones en
planificación hidrológica, si se permite la simplificación.
En paralelo, los
principales otros ministerios vinculados al sector son el Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y Ministerio de Fomento. Las siguientes
administraciones competentes en el sector son las correspondientes a las
autonomías con unas competencias transferidas y los consecuentes escalonados de
organismos hasta los municipios en los que recaen las competencias en cuanto a
prestación y control de los servicios del agua.
En este punto, hay que remarcar que actualmente el
nivel de prestación de servicios del ciclo del agua en España se puede
considerar eficaz y satisfactorio en cuanto a abastecimiento y saneamiento (dejando
al margen el servicio de alcantarillado). Y también es necesario decir que hay que mantener las inversiones en las
infraestructuras y avanzar en la recuperación de costes de los servicios prestados.
El apunte del párrafo anterior es muy
importante, pues la configuración y nivel actual de servicios ha sido posible gracias a las Administraciones y
sobretodo a partir de los Operadores. Ambos actores han asumido la
responsabilidad y los retos ante la necesidad de crear las infraestructuras
necesarias y liderar la evolución del sector con un alto grado de garantía y
seguridad. A su vez, los operadores han permitido crear una
industria entorno al sector de alto valor añadido, la cual puede y debe
utilizarse internamente, así como exportar y compartir con otros países, pues
este punto también es básico para acercarnos al objetivo general colectivo.
Para finalizar esta publicación, creo
necesario establecer un nuevo enfoque de la
situación presente para dinamizar una evolución futura del sector, que debe
considerar los siguientes aspectos clave:
·
Fomentar las inversiones en infraestructuras.
·
Avanzar en la recuperación de costes en el ciclo integral del agua.
·
Promover las asociaciones público-privadas.
·
Gestionar y utilizar de forma eficiente y sostenible, un recurso preciado y
escaso como es el agua, así como los recursos necesarios o que intervienen en
el ciclo urbano y natural del agua.
·
Compartir el compromiso de crear valor entorno al sector y contribuir en el
avance tecnológico.
·
Crear nuevos modelos de transferencia de conocimiento, soluciones,
productos y servicios.
Todo ello, de forma regulada y en la justa medida en los aspectos que
aplique y bajo el marco de competencia y libre mercado en el resto. Éste es un
camino para mantener y mejorara los niveles actuales de servicios y estado de
conservación del medio ambiente, al mismo tiempo, con todo ello mejoraremos en
competitividad.
Al fin y al cabo: "El
equilibrio en lo social, lo económico-financiero y lo medioambiental" solo
depende de nosotros.
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