Tan solo de 2000 a 2012 la tierra
perdió 2.3 millones de kilómetros cuadrados de bosques, según un estudio
lanzado en conjunto con Google Earth y la Universidad de Maryland, es el equivalente
a tantos árboles como para cubrir seis veces Inglaterra.
A este ritmo, en unos 40 años las
selvas tropicales y los bosques pluviales desaparecerían por completo.
En Perú el problema no es menos
preocupante, aquí la minería ilegal es la principal fuente de deforestación,
genera ganancias de hasta 2,900 millones de dólares al año.
ALTERNATIVAS
La sociedad civil tiene que actuar.
Así lo han demostrado en Cuispes,
un pequeño pueblo de apenas 700 habitantes en lo alto de una montaña en la
selva amazónica peruana.
Ellos comparten su hogar con
perezosos y monos nocturnos y también con preciosas cataratas gigantes, como la
Chinata de 580 metros de altura, la Pabellón de 400 y la Yumbilla de 895.
"En aquel momento se hicieron
promesas en cuanto a la puesta en valor del lugar e incluso la intención de
crear un área natural reservada en todo el bosque, pero por desgracia solo
quedaron las promesas", afirma Enrique González, uno de los pobladores de
la región.
Así nació un pequeño alojamiento
llamado La Posada de Cuispes, que es administrado por una familia local que se
encarga de coordinar junto a la Asociación de Turismo de la región (recién
formada) los recorridos para los viajeros bajo este modelo de turismo
responsable se ha logrado involucrar a toda la población en la conservación del
bosque; se ha detenido la tala de árboles, las personas que se dedicaban a esta
actividad ahora son guías y principales agentes en la preservación
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