Las sociedades industrializadas
atravesamos mucho más que una crisis financiera, se trata de una crisis del
modelo basado en el crecimiento infinito.
Es una crisis del sistema
capitalista, que hace aguas tras chocar contra los límites físicos del planeta,
contra la creciente escasez de petróleo, contra la (casi) imposibilidad de
generar nuevas burbujas (inmobiliarias, de consumo o financieras) a las que
asirse para seguir a flote.
La ecología política lleva décadas
advirtiendo de lo inevitable de la situación que ahora nos toca afrontar.
No es posible seguir creciendo de
forma indefinida.
Seguir por esa senda tan sólo
producirá más miseria social y más destrucción ecológica.
También llevamos mucho tiempo
proponiendo soluciones para enderezar el rumbo, alternativas válidas cuya
implantación requiere más voluntad política y social que esfuerzo.
Una de ellas es el eco-empleo, que
en el País Vasco (España) podría generar por lo menos 45.000 nuevos puestos de
trabajo.
Proponemos reducir nuestro consumo
energético en el sector residencial, a través de un plan que financie la
rehabilitación integral de unos 12.000 inmuebles al año (cubiertas, fachadas,
cerramientos, nuevos sistemas energéticos).
Un plan de estas características
podría crear entre 15.000 y 35.000 empleos estables en el sector de la
construcción y en los gremios asociados, además de dinamizar un nuevo sector
dedicado a la arquitectura bioclimática y energética.
El ahorro en la factura energética
de gas y electricidad a medio plazo podría ser del 10-20%.
El segundo objetivo sería remodelar
la estructura de suministro eléctrico del país.
Es preciso desarrollar un sistema
descentralizado, eficiente y flexible, que priorice la energía renovable
producida en pequeñas instalaciones de autogeneración.
La infraestructura asociada a la
fabricación, instalación y mantenimiento de esta red podría generar entre
10.000 y 17.000 empleos.
Otros 1.000 puestos de trabajo de
alta cualificación deberían provenir del impulso a la investigación en nuevas
tecnologías renovables (como la geotermia), así como al desarrollo de sistemas
inteligentes de control de la red eléctrica.
De esta manera, en 2020 podríamos
tener un suministro eléctrico de origen renovable al 50%.
Además necesitamos reducir nuestra
dependencia del petróleo cambiando la forma de movernos y de transportar las
mercancías a lo largo y ancho del país.
Es preciso utilizar menos el
vehículo privado. Podríamos generar entre 2.500 y 4.500 empleos implantando
planes de movilidad sostenible en las grandes empresas y en todos los polígonos
industriales del país, extendiendo las redes de transporte público a los
núcleos de población dispersos, acometiendo la modernización del ferrocarril de
cercanías o rematando la integración de las redes metropolitanas de transporte
público.
Consideramos necesario gestionar de
forma sostenible nuestra riqueza natural.
Agricultura, ganadería, pesca y
explotación forestal son sectores que llevan décadas en decadencia, ahogados
por la competencia desleal que impone el “libre mercado”.
Sin embargo tienen un enorme
potencial para crear eco-empleo.
Se pueden crear casi 14.000 puestos
de trabajo: apoyando la producción ecológica de alimentos, incentivando el
consumo local de productos agrícolas y ganaderos autóctonos, creando reservas
costeras sostenibles para nuestra flota de bajura o promoviendo la conversión
de la actual industria forestal hacia explotaciones que cultiven especies de
mayor valor añadido, o que produzcan de forma sostenible la biomasa que
necesita el país para reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
En contrapartida, será necesario
actuar sobre los mecanismos de formación de precios y controlar de forma
estricta que los productos de importación cumplan todos los requisitos
ambientales y legales exigibles.
Otro recurso autóctono son los
materiales contenidos en los residuos generalizando la recogida selectiva en
origen o implantar sistemas de gestión de envases retornables.
Podemos habilitar otros 1.000 empleos si reforzamos las políticas de ahorro y gestión racional del agua.
La certeza de que el agua es y será
un recurso escaso, nos debe impulsar a modernizar los sistemas de regadío
agrícola y a reducir las pérdidas que se producen en las redes de
abastecimiento.
Debemos culminar los planes de
depuración de aguas residuales y financiar la implantación de redes separativas
de saneamiento, que eviten depurar el agua de lluvia y facilitar su utilización
para otros usos.
Por último creemos necesario
reorientar nuestro modelo productivo industrial hacia la sostenibilidad.
Es factible crear 700 empleos cualificados diseñando estrategias para fabricar productos más ecológicos, fiables, sostenibles y duraderos, lo que sin duda redundaría en ventajas competitivas adicionales para la industria vasca que decida transitar por ese camino.
Creemos que la ecología política es
capaz de aportar soluciones para caminar hacia un nuevo modelo económico y
social.
Luchar contra la crisis ecológica
también permite afrontar mejor la crisis económica.
Podemos crear empleo, incluso en
una situación económica tan desfavorable como la actual, mejorando al mismo
tiempo la situación ambiental.
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