Los desastres naturales se cobran
la vida de gran cantidad de personas año a año.
Lamentablemente algunos lugares son
permanentemente víctima de terremotos, tsunamis, huracanes e inundaciones.
No es la primera vez que discutimos
sobre los desastres naturales, pero hoy nos concentraremos específicamente en
las avalanchas.
Una avalancha o alud, es el repentino desprendimiento de una
capa de nieve o tierra de la ladera de una montaña.
Conozcamos un poco más sobre qué es exactamente y cómo se
produce un alud.
¿Qué es una
avalancha y cómo se produce?
Como adelantábamos, una avalancha
es el desprendimiento repentino de una capa de suelo de la ladera de una
montaña.
Se puede tratar de un alud de nieve
o barro, y puede incorporar parte del sustrato (suelo firme) y la vegetación.
La gravedad de un siniestro de este
tipo, en general —sea de nieve o barro—, depende de cuán grande sea la
superficie que se desprende, con qué inclinación y a qué velocidad descienda.
Básicamente, el desprendimiento se
puede dar a causa de cambios de temperatura o humedad y sobrepeso.
El suelo se puede desprender ya sea
porque se mezcla superficie seca con superficie húmeda, o se sobrecarga un
punto o un plano de superficie.
Las mayores probabilidades de que
se produzca una avalancha se dan en las horas posteriores a una fuerte
tormenta.
CONCENTRÉMONOS
EN LOS ALUDES DE NIEVE.
La magnitud de los aludes de nieve
se puede determinar en función a tres factores: zona de inicio, tipo de nieve y
posición del plano de deslizamiento.
Según la zona de inicio, la
avalancha puede partir de un punto o de un plano o zona desprendimiento. Según
el tipo de nieve, puede ser seca o húmeda.
Y según la posición del plano de
deslizamiento, la capa que se desprende puede ser superficial o profunda.
Desprendimiento superficial de
nieve seca a partir de un punto: este tipo de avalancha suele ocurrir mientras
la temperatura es baja y la nieve aún está cayendo.
Son relativamente pequeños desprendimientos
a partir de un árbol, roca o punto de inflexión de la pendiente.
Desprendimiento superficial de
nieve seca a partir de un plano: este tipo de avalancha es más grave ya que
implica una mayor superficie de desprendimiento.
Durante el descenso se acumula cada
vez más y más nieve que puede avanzar varios kilómetros más allá del pie de la
montaña.
Desprendimiento profundo de nieve
seca a partir de un plano: este tipo de avalancha es de los más graves ya que
implica un desprendimiento profundo que puede implicar no solo enormes
cantidades de nieve, sino también parte de suelo duro y vegetación. La masa que
se desprende puede avanzar varios kilómetros más allá del pie de la montaña.
Desprendimiento superficial de nieve húmeda a partir de un
plano: este tipo de avalancha es similar al anterior con la diferencia de que
puede implicar más cantidad de nieve.
No produce una gran nube de nieve y no avanza demasiado más allá
del pie de la montaña.
Desprendimiento profundo de nieve húmeda a partir de un plano:
estas son avalanchas de gran escala, en las que cae una enorme masa de nieve a
partir de una fuerte lluvia, o un día caluroso de invierno.
La lluvia, la humedad y el calor penetran en las grietas de la
superficie y causan el desprendimiento que suele acarrear parte del sustrato y
vegetación.
¿Qué hacer
en caso de una avalancha?
Para evitar estar en medio de una
avalancha lo mejor, naturalmente, es evitar las zonas expuestas a riesgo.
Para ello es necesario informarse
previamente sobre reportes y alertas meteorológicas.
En caso de presenciar una, las
autoridades recomiendan desprenderse de todo tipo esquíes, tablas y bastones
que puedan dificultarnos la movilidad.
Se debe intentar permanecer en la
superficie del alud mediante brazadas, como si se estuviera nadando en el agua.
Cuando el alud se detiene, es
importante taparse la cara dejando un espacio delante para poder respirar.
Lamentablemente estas medidas de
seguridad no serán de mucha ayuda.
Si una persona se encuentra en
medio de un gran alud, probablemente morirá asfixiada o a causa de un golpe.
Luego de una hora del
desprendimiento, tan solo sobrevive una de cada tres personas enterradas en la
nieve
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