martes, 11 de noviembre de 2014

HOMBRE RURAL, HOMBRE URBANO














Podemos describir dos tipos de personalidades básicas en relación con el medio en que viven: el hombre rural y el hombre urbano.

El primero inmerso en un lugar reducido, donde las relaciones son cálidas y próximas, y los roles están muy marcados: existe una jerarquía, no establecida por leyes escritas, pero sí por el mismo devenir de la vida.

Funciona al ritmo que marca la Naturaleza: el día y la noche, el frío y el calor, la lluvia y el sol, son sus puntos de referencia.

La preocupación no surge de los otros, sino de los ritmos de la Naturaleza.

La felicidad se centra en si lloverá o hará sol, o si la cosecha no será arrasada por el granizo.
















La propia Naturaleza marca el paso.

Por el contrario, el hombre urbano no depende en nada de las circunstancias atmosféricas (trabaja igual los días de lluvia o de sol) y solamente está preocupado por la previsión meteorológica, en relación con la ‘estampida’ de los fines de semana.


















Las relaciones son más distantes, e incluso se escuda en el anonimato para acentuar más su individualidad.

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