La demanda mundial de agua se va a
duplicar para 2050. Algunas zonas consumen más de este recurso del que se
almacena.
Se trata de un bien natural finito,
y por lo tanto, debe consumírselo eficientemente.
El agua es un recurso finito.
Según el Instituto Internacional de
Manejo del Agua -con sede en Holanda- la demanda del vital elemento se va a
duplicar para el año 2050.
Así lo informó el director general
de ese organismo, Frank Rijsberman, en una conferencia en Canberra, en
coincidencia con la Semana Mundial del Agua.
Un tercio de la población mundial
padece la escasez de este vital líquido, según Rijsberman, es decir, unas 2.500
millones de almas, la mayoría en Asia.
En esta línea, y como consecuencia,
se prevé un aumento sideral en el precio del agua.
"Los costos del agua podrían
duplicarse y hasta triplicarse en 50 años" , señaló el especialista.
El Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF) advirtió recientemente que la crisis del agua, vista tradicionalmente
como un problema de los países pobres, se agudiza ahora en los países más
ricos, como Australia, España, y algunas regiones del Reino Unido, Estados
Unidos y Japón.
En vísperas de la Semana Mundial
del Agua, el 20 de agosto, la organización ecologista, con sede en Suiza,
publicó un informe en el que defiende que la escasez de agua se ha convertido
en "una crisis auténticamente mundial".
Entre los factores que contribuyen
a su generalización, el WWF cita el cambio climático, las sequías, la mala
gestión del agua y la pérdida de humedales, así como "una irracional
creencia en las infraestructuras hidrológicas".
Para el caso argentino, se debe
mencionar el derroche inmoral de este recurso vital para toda clase de vida y
el carácter de gratuito e irrestricto, ya que se suelen cobrar tasas sin tener
en cuenta el consumo absoluto.
Así, las sequías se multiplican en
Europa, mientras que en el Mediterráneo, los regadíos y el turismo hacen
peligrar los recursos hídricos, y en Australia, el continente más seco del
mundo, la salinización amenaza sus principales zonas agrícolas.
El informe señala que la
contaminación de las reservas hídricas es un problema generalizado en Japón, al
tiempo que en muchas regiones de Estados Unidos se utiliza más agua de la que
se renueva. Por ejemplo, Houston (EEUU) y Sydney (Australia), dos de las
ciudades "más sedientas del mundo", utilizan más agua de la que
almacenan.
Ni convertir al agua en un
commodity ni que se cree un mercado mundial de este recurso, con cotizaciones
en Nueva Cork y Londres, pero tampoco derrocharla como si se tratase de un bien
infinito.
La física nos ha demostrado que
nada es infinito –ni siquiera el tiempo- y que cualquier idea al respecto debe
ubicársela en el ámbito de la fe, pero no de la Economía.
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