En China existe un punto maldito,
donde se han producido incontables desapariciones misteriosas.
Las “aguas de la
muerte” del lago Boyang mantienen su fama desde hace siglos; nunca dejaron de
perderse allí barcos de pesca, transportes de carga y buques militares.
Una similitud con el Triángulo de
las Bermudas, la cual agudiza el misterio, es su ubicación: ambos se encuentran
casi a la misma latitud, entre 28,22 – 29,45 N. Muchas razones se han esgrimido
para explicar el anormal régimen de hundimiento de barcos en las proximidades
del Templo Laoye: los patrones de viento poco habituales, los remolinos, campos
magnéticos que atraen relámpagos… pero ninguna de estas explicaciones técnicas
alcanza.
Algunos casos han sido
particularmente llamativos y se han vuelto míticos, como el de la embarcación
japonesa Kobe Maru, que llevaba más de 200 personas a bordo el 16 de abril de
1945, en una jornada de sol y aguas calmas, apacible para la navegación; de un
momento a otro se levantó una gran marea que destrozó la nave y absorbió sus
restos hacia lo profundo del lago; acto seguido, volvió a salir el sol.
Siete buzos se sumergieron para
buscar al barco naufragado, pero solo uno volvió, cuenta la leyenda, habiendo
perdido la memoria por completo. Entre 1960 y 1980 se hundieron más de 200
barcos en aguas del lago Boyang. A finales de 1970 se construyó allí una
represa de 609 metros de largo y 48,7 metros de ancho, elevada 15 metros por
sobre la superficie del agua.
Una noche desapareció sin dejar un
solo rastro. El último caso resonante sucedió en 2010, cuando un barco de
1.000.000 de kilogramos se hundió junto a la orilla de manera inexplicable.
Todos los años naufragan
embarcaciones de todo tipo en este lago, y nunca se encuentran sus restos.
Miles de personas han sido testigos
de las extrañezas de este lago caprichoso, en el que los días soleados y calmos
se convierten de pronto, y por pocos minutos, en tormentas con mareas
endemoniadas.
Lejos de los términos científicos,
una leyenda antigua ofrece su explicación: en 1368, el emperador Ming Zhu
Yuanzhang se enfrentó en una batalla importante y decisiva contra su rival Han
Chen Youliang.
Al cruzar el lago, fue atrapado por
su oponente. Fue entonces que una gran tortuga salió a la superficie y lo
transportó hasta el otro lado sobre su caparazón.
Zhu, ya convertido en emperador,
construyó el Templo Laoye, con la estatua de una tortuga en su entrada. Y,
dicen los lugareños, es el propio lago Boyang el que repite cada tanto el
episodio de aquella batalla fundacional
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