Todo eso comenzó a aclararse el 13
de octubre de 1972.
Ese día, un avión con 5 tripulantes
y cerca de 40 jugadores del equipo de rugby Old Christian había despegado de
Uruguay para jugar un partido amistoso en Santiago de Chile.
Sin embargo, el partido nunca llegó
a jugarse porque el aparato jamás aterrizó en tierra chilena.
Debido a una extrema nubosidad, los
pilotos del avión extraviaron la ruta y bajaron el aparato a una zona llena de
cañones y riscos de la Cordillera de los Andes.
Al volar a tan baja altura
terminaron estrellando el avión en las proximidades del glaciar de las
lágrimas, a 1.200 metros de la frontera chileno argentina, en las cercanías del
Monte Hilario.
De los 45 ocupantes del avión, 13
murieron en el choque y cinco fallecieron tiempo después.
Los sobrevivientes del accidente
pensaron que serían rescatados de inmediato, pero los pilotos del avión, antes
de caer, habían informado erróneamente por radio donde se encontraban.
Por ello los rescatistas jamás
aparecieron.
Ocho días después del accidente,
los consternados uruguayos escucharon en una pequeña radio a pilas que la
búsqueda del avión perdido había sido definitivamente suspendida.
Eso fue el preludio de las
penalidades.
Perdidos en medio de la inmensidad
granítica y helada del macizo cordillerano, los uruguayos debieron enfrentar
además el 29 de octubre la caída de un gigantesco alud de nieve, que sepultó
parcialmente los restos del avión.
8 personas más, incluyendo al
capitán del equipo de rugby, fallecieron asfixiadas bajo la nieve.
Pero lo más dramático estaba por
ocurrir.
Para enfrentar la inanición y ante
la ausencia total de alimentos, animales y vegetales en las cercanías, los
sobrevivientes decidieron alimentarse con los cuerpos de sus compañeros ya
muertos, que se encontraban enterrados cerca del fuselaje.
Fue una decisión muy difícil de
tomar, pero ante los escrúpulos religiosos de algunos se impuso finalmente el
instinto por conservar la vida.
Eso sí, decidieron que no se
alimentarían de ningún familiar ni personas de sexo femenino (algunos jugadores
habían viajado con sus hermanas, madres y novias).
-
El esperado rescate -
Después de dos meses de
penalidades, Nando Parrado y Roberto Canessa, dos de los jugadores del equipo,
tomaron una decisión casi suicida.
Aprovechando el deshielo de la cordillera
decidieron aventurarse a pie en medio del laberinto de montañas para buscar
ayuda.
Caminaron más de 55 kilómetros
hacia el poniente y en 10 días lograron llegar a la zona precordillerana de
Curicó, en el sector de Los Maitenes.
Allí, al otro lado de un río,
divisaron a Sergio Catalán, un arriero chileno, a quien le lanzaron un papel
escrito pidiéndole ayuda.
Catalán leyó el mensaje y viajó 10
horas a lomo de su caballo hasta el retén Puente Negro, de Carabineros de
Chile, para informar del hallazgo de los dos uruguayos.
La Fach (Fuerza Área de Chile), que
había completado 66 misiones de rescate sin resultados, usó a Parrado de guía y
envió dos helicópteros para rescatar a los otros 14 sobrevivientes que se
encontraban todavía en el lugar del accidente.
Uno de los miembros de la patrulla
de rescate, al llegar al lugar, relató posteriormente que “el avión estaba
partido y sin alas.
El piloto aún estaba en su puesto,
pero su cabeza había desaparecido y solo quedaba el muñón de la columna
asomándose por la ventanilla.
Había escenas de canibalismo
evidente, ya que alrededor y debido al deshielo, dejaba entrever restos
humanos”.
Los equipos de rescate, que
contaron 11 cuerpos descuartizados, y otros en calidad de reserva, cuentan que
los rostros de los sobrevivientes mostraban un extraño color amarillo-rosado,
con la piel pegada a los huesos.
El hallazgo de los sobrevivientes
causó conmoción mundial pues nadie, después de 72 días, esperaba encontrar a
alguien con vida.
Los uruguayos convalecieron en un
hospital chileno y regresaron después a su país para reencontrarse con sus
emocionados familiares.
Mientras agradecían al Cielo por
haber salvado con vida de la extrema experiencia, también le pidieron al mundo
que olvidara la antropofagia que se habían visto obligados a cometer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario