Los neumáticos inteligentes
avisan al conductor de datos clave como la presión, el desgaste, los pinchazos,
etc. Gracias a ellos, la seguridad y rendimiento del vehículo aumentan, ahorran
dinero y mejoran su reciclaje. Se espera que de aquí a los próximos 8 años
habrá más de 400 millones de neumáticos inteligentes en las carreteras.
El sector del automóvil incorpora cada vez más avances tecnológicos.
Ordenadores de a bordo, pantallas táctiles, conexión a internet, dispositivos
para mejorar la seguridad, el confort en la conducción, el ahorro de
combustible… El sector de los neumáticos no quiere quedarse atrás y ha empezado
a desarrollar neumáticos inteligentes, que proporcionan al conductor
información útil, como la presión, la tracción, el desgaste, la temperatura, la
capacidad de carga o los pinchazos. Los principales fabricantes han lanzado ya
algún modelo de neumático inteligente: Continental y su “ContiSense” o
“Contiadapt”, Michelin y su “Visionary Concept”, Pirelli y su “Conesso”,
Goodyear y su “DuraWeb”, etc.
Los neumáticos inteligentes se basan en el uso de nuevos materiales, de
tecnologías como las impresoras 3D, de sensores cada vez más avanzados o de la
“Internet de las Cosas” (IoT en sus siglas en inglés), la interconexión digital
de objetos cotidianos con internet, como los coches, ofreciendo más información
y más servicios a sus usuarios.
También se aplicarían conceptos como el “Big Data”, el manejo de ingentes
volúmenes de datos para todo tipo de mejoras. Por ejemplo, el momento de
cambiar de neumáticos por su desgaste sería más preciso, una información
especialmente importante para los dueños de grandes flotas de vehículos, que
podrán así calcular mejor sus gastos. Los coches incluso podrán mandar esa
información a los talleres, que podrán agilizar su sustitución y organizar
mejor su almacén. La Dirección General de Tráfico (DGT) podría saber el estado
del parque de neumáticos y realizar campañas en caso de detectar momentos y
lugares en los que no se cambian los neumáticos como se debiera.
Los conductores conocen así mejor el estado de los neumáticos, una de las
partes más importantes de los vehículos, para actuar al instante sobre ellos.
Si los neumáticos tienen una presión inadecuada, el centro de control del
vehículo avisará al conductor, e incluso en los modelos más avanzados añadirá o
restará presión a las ruedas al utilizar unos minicompresores incorporados. Si
detecta que pierden más presión de lo normal sería la señal de un pinchazo para
proceder a su cambio, e incluso pondría en acción un sistema anti-pinchazos
instalado.
El vehículo también podrá evaluar el estado de la carretera gracias a sus
sensores y actuar sobre los neumáticos: si el terreno es bueno, estrecharía su
banda de rodadura para que no derroche combustible, y con un suelo en mal
estado, la ensancharía para conseguir más estabilidad. Asimismo, podrá indicar,
junto al resto de parámetros del vehículo, el mejor estilo de conducción para
reducir averías, el desgaste de los neumáticos y el consumo de combustible.
Los neumáticos convencionales también se pueden
convertir en inteligentes. Es la propuesta de ZUS Smart Tire Safety Monitor: se
trata de cuatro sensores que se colocan en las válvulas de los neumáticos e
informan al conductor de la presión, la temperatura y de posibles pinchazos a
través de una aplicación para móvil que envía notificaciones en caso de requerir
alguna medida. Su precio es de 120 euros (envío incluido) y se puede comprar
en Indiegogo, una web de crowdfunding donde sus
creadores lograron el dinero suficiente para ponerlo en marcha.
Además de los conductores, el medio ambiente también se beneficia de los
neumáticos inteligentes. El aumento de la eficiencia supone ahorrar energía, ya
sea en los coches de combustible o los eléctricos, con la consiguiente
reducción del impacto ambiental. Estos neumáticos además se diseñan para
reducir el ruido de rodadura, disminuyendo así la contaminación acústica en las
ciudades. Los fabricantes podrán ajustar mejor el número de neumáticos que
ponen en el mercado, y realizar así una producción más sostenible.
os neumáticos inteligentes también ayudarán al reciclaje de los neumáticos
fuera de uso (NFU). Los gestores de estos residuos podrán disponer de toda la
información del nivel de desgaste actualizada del parque de neumáticos, de manera
que podrán preparar mejor sus instalaciones de recogida y tratamiento.
Por ello, no es de extrañar que las ventas de estos neumáticos será
imparable. Algunos expertos estiman que de aquí a los próximos 8 años habrá 400
millones de ellos, promovidos también por el hecho de que desde 2014 todos los
coches vendidos en Europa deben llevar un sensor de inflado y presión de los
neumáticos
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