lunes, 28 de noviembre de 2016

CONSUMIDOR RESPONSABLE




























El consumidor responsable puede actuar como tal tanto al comprar alimentos en un supermercado como al elegir una tienda de ropa donde comprar o al escoger un banco donde ingresar dinero.

Cada vez más, los ciudadanos se perfilan como consumidores responsables que tienen en cuenta lo que hay detrás de un producto a la hora de comprar. 

En sus decisiones, la ética entra en juego y se valoran aspectos como el comportamiento de las empresas con sus empleados, el impacto ambiental o la transparencia.

El consumidor responsable puede actuar como tal tanto al comprar alimentos en un supermercado como al elegir una tienda de ropa donde comprar o al escoger un banco donde ingresar dinero.



¿CÓMO SER UN CONSUMIDOR RESPONSABLE?

CONSUMIR LO NECESARIO Es recomendable pensar antes de adquirir un producto si realmente lo necesitamos o no.

Para ello es recomendable hacer una lista antes de acudir al lugar de compra, evitar que la influencia de la publicidad nos cree necesidades superfluas y no dejarse llevar por los impulsos a la hora de comprar.

También hay que valorar la opción de intercambiar, reutilizar o reparar antes de reemplazar un producto.

PRIORIDAD A PRODUCTOS ECOLÓGICOS, PRÓXIMOS Y DE COMERCIO JUSTO Ser consumidor responsable pasa por dar prioridad a los productos ecológicos, de proximidad (cuanto más corto sea el transporte del producto, menos contaminación se emitirá) y de Comercio Justo.

El Comercio Justo es la venta de artículos elaborados por pequeños productores en países en vías de desarrollo y pueden adquirirse en tiendas especializadas o incluso en algunos supermercados e hipermercados tradicionales. 

Aquí puedes ver una muestra de varios puntos de venta de comercio justo repartidos por España y tiendas online.

COMPRAR PRODUCTOS RECICLABLES Optar por los productos que puedan ser reciclados y que puedan tener vida más allá de nuestro período de utilización y evitar los desechables. Según FACUA-Consumidores en Acción, los artículos de usar y tirar (pañuelos de papel, servilletas, papel de cocina, etc) tienen un gran coste ambiental que favorecen la contaminación y la acumulación de residuos ya que no se degradan nunca y no se pueden reciclar.

Si tienes dudas sobre cómo reciclar correctamente envases o cualquier producto, puedes informarte aquí. 

Aparte de estas tres instrucciones, para ser un consumidor responsable hay que valorar la durabilidad del producto ya que una baja duración hace que el consumidor se deshaga antes de él y se produzca un mayor impacto ambiental.

Otro consejo es evitar las bolsas de plástico cada vez que se acude al supermercado y optar por bolsas propias más resistentes que puedan ser reutilizadas y también se recomienda que los productos que adquirimos tengan el mínimo embalaje posible. Los productos de segunda mano son otra opción y esta alternativa se está popularizando a la hora de comprar, especialmente en el sector textil. 

Los consumidores pueden acudir a tiendas de ropa de segunda mano o también vender la suya siempre que se encuentre en buen estado.

Tiendas como La Mona Checa en Madrid o Retro City en Barcelona son sólo algunos de los ejemplos de establecimientos que ofrecen ropa de segunda mano. Lo mismo ocurre en el caso de las librerías y algunas como Ábaco en Madrid o Re-Read, presente en varias ciudades de España, venden y compran libros usados.


CRITERIOS DE EVALUACIÓN

El consumo responsable no sólo se limita a los supermercados, tiendas de ropa o centros comerciales, sino que puede aplicarse en prácticamente todos los sectores. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) plantea los siguientes criterios de evaluación a tener en cuenta en su estudio sobre el consumo responsable:

1. Protección del medio ambiente Se incluyen el tipo de materias primas utilizadas en la fabricación, el impacto ambiental, contaminación producida y el respeto a las leyes medio ambientales. Los sectores peor valorados por los consumidores en cuanto a este criterio son el energético, productos de limpieza y cosméticos y el automovilístico.

2. Derechos humanos y laborales El derecho a tener un sueldo digno, las condiciones de trabajo, la no utilización de mano de obra infantil, la conciliación o la discriminación condicionan este criterio. Aquí son los sectores financiero, textil e inmobiliario los peor valorados.

3. Ética de los negocios Este criterio valora el respeto por las leyes y las normas éticas de comportamiento empresarial además de la responsabilidad social de la dirección de la empresa y si ésta "contribuye a un mundo más justo y sostenible". Es, con diferencia, el sector financiero el que lidera la clasificación como el peor valorado (44%) y en mucho menor medida el inmobiliario y energético.

4. Derechos de los consumidores El respeto de las normas que protejan a los consumidores, responder a sus reclamaciones, informarles de forma clara y escuchar a sus representantes. Bancos y aseguradoras vuelven a encabezar la lista como los peor valorados según este criterio seguido del sector de telecomunicaciones y el energético.

5. Transparencia e información Aquí se tiene en cuenta si la empresa es transparente al informar sobre el impacto de su actividad y también si su mercadología engaña o esconde la realidad. Una vez más el sector financiero es para la gran mayoría el peor valorado y sorprende que un 7% de los encuestados incluye a las ONG como un sector mal valorado en este criterio. 

El mismo estudio aporta otros datos interesantes como que el 48% opina que las ONG y las asociaciones de consumidores trabajan para controlar el buen comportamiento de las empresas. La mayoría de los consumidores cree que sus decisiones de compra influyen para que las empresas mejoren sus prácticas (55%) y en cuanto a las empresas españolas, un 40% afirma que su comportamiento empeora cuando se establecen en países en desarrollo.


PROPUESTAS PARA EL CONSUMO ÉTICO MUNDIAL

La Organización de las Naciones Unidas ya lo avisó en la Cumbre de la Tierra en 2002: "Las principales causas de que continúe deteriorándose el medio ambiente mundial son las modalidades insostenibles de consumo y producción, particularmente en los países industrializados".

La Alianza para un Mundo Responsable, Plural y Solidario, una iniciativa de la Fundación Charles Léopold Mayer para el progreso del hombre, propuso un año antes un decálogo de propuestas que pretende cambiar el modelo "en el que no existen límites" y en el que la economía se basa en la "acumulación y el consumo ilimitado de bienes materiales".
1. Promocionar el modelo de consumo responsable y estimular el debate sobre las consecuencias ecológicas y humanas de los modelos de consumo.

2. Romper la idea social que asocia el consumismo con la realización social.

3. Promocionar el control democrático sobre la industria publicitaria y denunciar los mecanismos psicológicos utilizados para modelar deseos y carencias.

4. Incrementar la transparencia y la honestidad de la información al consumidor

5. Impulsar, por parte de los poderes públicos, la promoción del consumo ético y sostenible y penalizar el desperdicio, la contaminación o la marginación social.

6. Fortalecer el consumo ético en la producción de la infraestructura colectiva.

7. Actuar (boicot colectivo, denuncia...)

contra los bienes de consumo que promuevan la injusticia y la insostenibilidad, las empresas que exploten a sus trabajadores, animales o la naturaleza y a los productos de países que fomenten guerras y que no respeten al ser humano o al medio ambiente.

8. Difundir los beneficios de los bienes de consumo benéficos, sostenibles y socialmente justos.

9. Promocionar las necesidades sociales de consumo a través de la economía solidaria, difundiendo informaciones sobre las actuaciones solidarias para potenciar las opciones éticas.

10. Estimular una cultura del consumo ético, sensibilizando a través de la educación y de la información.

DÓNDE INFORMARSE

Al buscar información de un producto, un servicio o una empresa, la fórmula más rápida es utilizar un buscador en Internet. Una vez realizada la búsqueda obtendremos una larga lista de varias fuentes de información, y son normalmente las asociaciones de consumidores las principales plataformas que proporcionan detalles concretos y análisis comparativos entre marcas, además de denunciar prácticas y proporcionar consejos para los usuarios.

Estas son las principales asociaciones en España a las que podemos acudir:

- FACUA-Consumidores en Acción
- Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)
 - Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU)
- Asociación General de Consumidores (ASGECO)
 - Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) - Federación UNAE
- Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios-Hispacoop Las ONG también son un importante soporte de comunicación y entre ellas destacan Oxfam Intermón, Greenpeace, Ayuda en Acción, Igualdad Animal, UNICEF o Plan International.

Los medios de comunicación son otro de los soportes utilizados junto a las propias compañías, distribuidoras, gobiernos o sindicatos.

 "FALTA DE INFORMACIÓN CREÍBLE"

Cuando el consumidor trata de comprar de forma ética, el principal problema es la dificultad para creer en la información de los productos.

Esa es la conclusión a la que llegó la Organización de Consumidores y Usuarios tras realizar una encuesta a usuarios españoles sobre consumo responsable.

Según el estudio de esta organización, Internet y los medios de comunicación son las fuentes más utilizadas a la hora de buscar información sobre aspectos éticos como el comportamiento de las empresas.

A poca distancia se encuentran las asociaciones de consumidores y familiares y amigos (69%) seguidos por las ONG (65%). 

El último grupo formado por Organizaciones Internacionales, empresas, distribuidoras, sindicatos y poderes públicos es una fuente de información para el 50%.
Las fuentes más utilizadas no son las más creíbles por los usuarios según esta encuesta que indica que las asociaciones de consumidores, ONG, familiares y amigas e Internet son en este orden las más fiables.


En el otro extremo, las menos creíbles son las empresas, los poderes públicos y los sindicatos. ep

Fuente: 
medio ambiente

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