Los virus
han existido desde hace tanto tiempo como las plantas y los animales, si no
más. La mayoría son benignos para los humanos y otros animales y, de hecho, son
esenciales para la vida. Pero otros tienen consecuencias negativas, tal y como
los humanos están descubriendo en el caso de la COVID-19.
La
parálisis crónica es una enfermedad viral que afecta a las abejas productoras
de miel en todo el mundo. Según un estudio publicado en Nature Communications,
causa síntomas pocos frecuentes, pero graves, y puede llegar a implicar la
pérdida de colonias enteras.
Si bien la mayoría de las especies de polinizadores son silvestres, incluidas las más de 20.000 especies de abejas, la cría en masa y el transporte a gran escala de polinizadores -como sucede en la apicultura- pueden presentar riesgos para la transmisión de patógenos y parásitos, dice un informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
"Las
enfermedades infecciosas emergentes (...) a menudo surgen de los movimientos de
ganado o plantas", señala el estudio de expertos de la Universidad de
Newcastle y la Universidad de Saint Andrews publicado en Nature Communications.
En su
artículo, los científicos indican que el comercio mundial de abejas melíferas
se ha expandido masivamente debido a su uso para la polinización controlada y
la producción de miel. Este comercio también puede aumentar la distribución
geográfica de los parásitos y patógenos virales, bacterianos y fúngicos de las
abejas. En consecuencia, podría aumentar la prevalencia de enfermedades
infecciosas emergentes, algunas de las cuales han sido relacionadas con la
pérdida de poblaciones a gran escala (colonias).
La
parálisis crónica de las abejas tiene un alcance mundial, pero se reporta un
aumento reciente de incidencia en Asia, Europa y América del Norte, de acuerdo
con el estudio.
Todos
dependemos de la supervivencia de las abejas
Las abejas
son importantes polinizadores y su servicio es fundamental para la
supervivencia de nuestros ecosistemas. Casi 90% de las especies de plantas con
flores silvestres del mundo dependen, total o al menos en parte, de la
polinización animal, así como más de 75% de los cultivos alimentarios del mundo
y 35% de las tierras agrícolas. Los polinizadores no sólo contribuyen
directamente a la seguridad alimentaria, sino que son clave para conservar la
biodiversidad.
Para crear
conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas que enfrentan
y su contribución al desarrollo sostenible, las Naciones Unidas designaron el
20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas.
El tema de
este año, "Compromiso con las abejas", se centra en la producción de
abejas y las buenas prácticas adoptadas por los apicultores para apoyar sus
medios de vida y ofrecer productos de buena calidad.
Junto con
el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo (21 de
mayo) y el Día Internacional de la Diversidad Biológica (22 de mayo), el Día
Mundial de la Abeja busca crear conciencia sobre las áreas que aborda el
Convenio sobre la Diversidad Biológica, a saber, la conservación de la
biodiversidad, la salud, la seguridad alimentaria y los nexos entre personas,
cultura y biodiversidad.
El Día
Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio, también celebrará la biodiversidad.
La campaña de este año, #PorLaNaturaleza, destaca los servicios vitales que el
mundo natural ofrece a la humanidad y la urgencia de detener su destrucción.
La
naturaleza está en crisis, amenazada por la pérdida de hábitats y
biodiversidad, el calentamiento global y la contaminación. Si no actuamos, le
fallaremos a la humanidad. Abordar la nueva pandemia de coronavirus y
protegernos de futuras amenazas mundiales requiere una gestión segura de los
desechos médicos y químicos peligrosos; un manejo sólido de la naturaleza y la
biodiversidad; y un claro compromiso de "reconstruir mejor", crear
empleos verdes y facilitar la transición hacia economías neutras en carbono. La
humanidad depende de la acción inmediata para un futuro resiliente y
sostenible.
Fuente:
Programa para el medio ambiente .ONU
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