viernes, 3 de octubre de 2014

LOS AGUJEROS DE SARISARIÑAMA



























A 2.300 m de altura en el Parque Nacional Jaua-Sarisariñama, en la Gran Sabana venezolana, existen unas gigantescas cavidades que interrumpen la meseta verde.


Son depresiones circulares en la piedra de 350 m de diámetro y unos 350 m de profundidad, una de las últimas regiones del mundo aún casi inexploradas.

Las paredes de estos pozos, completamente verticales y por lo tanto insuperables para las criaturas que habitan el fondo del precipicio, han permitido aislar un ecosistema único, habiendo especies de plantas y animales que no se encuentran en ninguna otra parte del planeta.

En la meseta del tepuy Sarisariñama se localizan las mayores simas de colapso hundimiento, formadas en roca arenisca, siendo una de ellas la más voluminosa del mundo y la cuarta en profundidad vertical con 502 metros de diámetro de fondo, en forma acampanada.


La profundidad de ésta sima equivale a la altura de un edificio de 140 pisos.

En el interior de las simas los muros de arenisca están casi totalmente desprovistos de vegetación, pero en el fondo, el número de especies endémicas es muy elevado.
Las simas del Sarisariñama constituyen las cavernas más antiguas del mundo, con una flora y una fauna altamente endémica, constituye un fenómeno natural único en el mundo.




El turismo sigue siendo imposible aquí aunque muchos viajeros contratan excursiones aéreas en avioneta o helicóptero para disfrutar de este prodigio natural desde el aire, que por cierto es la mejor manera de disfrutar de él.

Llegar a los agujeros verdes por tierra es otra cosa.
Una misión casi imposible, y no solo por las dificultades del terreno, sino también porque para acceder a la región es necesario que tramitar una serie de permisos especiales exclusivos que solo suelen concederse a ciertos equipos de investigadores y naturalistas.

El ascenso sólo está permitido en algunos Tepuyes, entre los que no está incluído por supuesto, el tepuy de Sarisariñama.


Las simas de Sarisariñama fueron exploradas por primera vez en 1974, un reducto imponente del planeta, que por el bien de su conservación lo mejor será verlo por imágenes.

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