Las emisiones comenzaron a
incrementarse de forma espectacular en el decenio de 1800 debido a la
Revolución Industrial y a los cambios en la utilización de la tierra.
Muchas de las actividades asociadas
con la emisión de gases son ahora esenciales para la economía mundial y forman
una parte fundamental de la vida moderna.
El dióxido de carbono resultante de
la combustión de combustibles fósiles es la principal fuente de emisiones de
gases de efecto invernadero generadas por la actividad humana.
El suministro y utilización de
combustibles fósiles contribuye en aproximadamente un 80% a las emisiones
producidas por el hombre de dióxido de carbono (CO2)y una significante cantidad
de metano (CH4) y óxido nitroso (N2O).
También, genera óxidos nitrosos
(NOx), hidrocarburos y monóxido de carbono (CO), que aunque no sean gases de
invernadero influyen en los ciclos químicos en la atmósfera que crean o
destruyen otros gases de efecto invernadero como el ozono troposférico.
Mientras tanto, las emisiones de
aerosoles de sulfato relacionadas con combustibles enmascaran de forma temporal
parte del efecto de
CALENTAMIENTO
PRODUCIDO POR LOS GASES DE INVERNADERO.
La mayoría de las emisiones asociadas con la utilización de
energía se producen cuando se queman combustibles fósiles.
El petróleo, el gas natural y el
carbón (los cuales emiten la mayor cantidad de carbono por unidad de energía
suministrada) proporcionan la mayoría de la energía utilizada para producir
electricidad, hacer funcionar automóviles, calefacciones hogares, y dar energía
a las fábricas.
Si la combustión es completa., el
único subproducto que contiene carbono sería el dióxido de carbono, pero como
la combustión a menudo es incompleta, se generan también monóxido de carbono y
otros hidrocarburos.
El óxido nitroso y otros; oxidos de
nitrógeno se producen debido a que la combustión de combustibles hace que el
nitrógeno que está en el combustible o aire se combine con el oxígeno de la
atmósfera.
Los óxidos sulfúricos (SOx) se
generan cuando el sulfuro (derivado primariamente del carbón y del petróleo
pesado de combustible) se combina con el oxígeno; los aerosoles de sulfatos
resultantes tienen un efecto refrigerante en la atmósfera.
La extracción, procesamiento,
transporte y distribución de los combustibles fósiles también libera gases de
efecto invernadero.
Estas emisiones pueden ser
deliberadas cuando se quema o libera gas natural de los pozos petroleros, lo
que emite dióxido de carbono y metano respectivamente.
También se pueden producir debido a
accidentes, al mantenimiento deficiente y a pequeñas fugas en las cabezas de
pozos, las instalaciones de tuberías y los oleoductos.
El metano producido en forma
natural en los yacimientos de carbón como burbujas de gas o que está “disuelto”
en el mismo carbón, se libera cuando se lo extrae o pulveriza.
Los hidrocarburos ingresan en la
atmósfera a raíz de los vertimientos producidos por los buques petroleros o
debido a pequeñas pérdidas durante la recarga de combustible en los vehículos
automotores.
LA
DEFORESTACIÓN ES LA SEGUNDA FUENTE PRINCIPAL DE DIÓXIDO DE CARBONO.
Cuando se talan bosques para la
agricultura o la urbanización, la mayor parte del carbono presente en los
árboles que se queman o descomponen se escapa a la atmósfera.
Sin embargo, cuando se plantan
nuevos bosques, los árboles en crecimiento absorben el dióxido de carbono y lo
retiran de la atmósfera.
El gran volumen neto de deforestación
más reciente ha tenido lugar principalmente en los trópicos, pero existe una
gran incertidumbre científica acerca de las emisiones resultantes de la
deforestación y otros cambios en la utilización de las tierras.
La producción de cal (óxido de
calcio) para la fabricación de cemento representa una parte importante de las
emisiones mundiales de CO2 provenientes de fuentes industriales.
Como el CO2 emitido por los
combustibles fósiles, el dióxido de carbono liberado durante la fabricación de
cemento se genera en la piedra caliza y por consiguiente es de origen fósil,
como sucede principalmente con las conchas marinas y otra biomasa enterradas en
los antiguos sedimentos oceánicos.
LOS
ANIMALES DOMESTICADOS EMITEN METANO.
El segundo gas invernadero más
importante después del dióxido de carbono es el metano producido por el ganado
bovino, vacas lecheras, búfalos, cabras, ovejas, camellos, cerdos y caballos.
La mayoría de las emisiones de
metano relacionadas con la ganadería se generan por la fermentación intestinal
de los alimentos causada por bacterias y otros microbios en los tractos
digestivos de los animales; otra de las fuentes resulta de la descomposición
del estiércol de los animales.
EL CULTIVO
DE ARROZ TAMBIÉN PRODUCE METANO.
El cultivo de arroz en “tierras
húmedas” o “arrozales” genera aproximadamente de un quinto a un cuarto por
ciento de las emisiones mundiales de metano derivado de la actividad humana.
El arroz de tierras húmedas, que
representa más del 90% de toda la producción arrocera, se cultiva en campos
inundados o regados durante la mayor parte de la temporada de cosecha.
Las bacterias y otros
microorganismos que se encuentran en el suelo de los arrozales descomponen la
materia orgánica y producen metano.
Como así también la eliminación y
tratamiento de basura y residuos humanos.
Cuando se entierran desperdicios en
basurales, tarde o temprano éstos experimentan una descomposición anaeróbica
(sin oxígeno) y emiten metano (y algo de dióxido de carbono).
Si el gas no se capta y emplea como
combustible, el metano termina escapándose a la atmósfera.
Esta fuente de metano es más común
cerca de las ciudades donde los residuos provenientes de las casas se
transportan a un basural central, que en las zonas rurales, donde los desechos
se queman o se dejan para su descomposición al aire libre.
También se emite
metano cuando se tratan anaeróbicamente los residuos humanos (alcantarillado)
como por ejemplo en estanques anaeróbicos o lagunas.
LA
UTILIZACIÓN DE FERTILIZANTES INCREMENTA LAS EMISIONES DE ÓXIDO NITROSO.
El nitrógeno presente en muchos
fertilizantes orgánicos y minerales, además del estiércol, acelera los procesos
naturales de nitrificación y desvitrificación producidos por bacterias y otros
microbios en el suelo.
Dichos procesos convierten una
parte del nitrógeno en óxido nitroso.
La cantidad de N2O emitida por cada
unidad de nitrógeno aplicada en la tierra, depende del tipo y cantidad de
fertilizante, las condiciones del suelo y el clima, ecuación compleja que aún
no se comprende totalmente.
La industria ha inventado, para
usos especializados, varios gases de invernadero potentes de larga duración.
Desarrollados en el decenio de
1920, los clorofluocarbonos (CFC) han sido utilizados como propulsores en
aerosoles, la fabricación de espumas plásticas para almohadones y otros
productos, en las bobinas de enfriamiento de refrigeradores y aparatos de aire
acondicionado, así como en los materiales para la extinción del incendios y
como solventes de limpieza.
Gracias al Protocolo de Montreal
relativo a Sustancias que agotan la capa de ozono, las concentraciones
atmosféricas de muchos CFC se están estabilizando, y se prevé que disminuyan en
las próximas décadas.
Como sustitución de los CFC inocua
para el ozono se están empleando otros halocarbonos, principalmente los
hidrofluorocarbonos (HFC) y perfluorocarbonos (PFC), que contribuyen al
calentamiento global, por lo cual su reducción se ha convertido en objetivo en
virtud del Protocolo de Kyoto de 1997.
El Protocolo también establece
metas en relación con el hexafluoruro de azufre (SF6) usado como aislante de
electricidad , conductor de calor, y agente refrigerante; se estima que,
molécula por molécula, su potencial de efecto invernadero es 23.900 veces mayor
que el del dióxido de carbono.
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