viernes, 29 de septiembre de 2017

EL GRUPO BANCO MUNDIAL ESTÁ CONFORMADO POR 189 PAÍSES MIEMBROS.



















Su personal proviene de más de 170 países, y tiene más de 130 oficinas en todo el mundo.

Constituye una asociación mundial única: las cinco instituciones que lo integran trabajan en la búsqueda de soluciones sostenibles para reducir la pobreza y generar prosperidad compartida en los países en desarrollo.


Los huracanes pueden retrasar el reloj del desarrollo en muchos años Los huracanes como Irma, que esconden detrás de sus nombres cotidianos una furia inaudita, no sólo se cobran víctimas patentes en vidas humanas, viviendas, puentes y caminos.

La víctima silenciosa y poco visible de estos fenómenos meteorológicos extremos es, cada vez más, el desarrollo de los pueblos.
Estudios del Banco Mundial señalan que cada año unos 26 millones de personas - el equivalente a la población de Chile y Bolivia combinadas -, caen en la pobreza debido a los desastres naturales. 

Nadie puede detener un huracán o terremoto, pero sí hay maneras de minimizar sus impactos, como señala en la siguiente entrevista el experto en manejo de riesgos de desastres Joaquín Toro.
P: Es muy pronto hablar de impactos más allá de lo que se ve en los medios, pero ¿podrías dar una visión general de los posibles impactos económicos y sociales de huracanes como Irma en el desarrollo de las poblaciones afectadas?
R: Este es un punto muy importante. Los desastres impactan a los pobres de una manera mucho mayor, que al resto de la población. Los pobres tienen capacidades de resiliencia mucho menores que las que tienen otros sectores de la población. Hemos visto estudios recientes del Banco Mundial que indican que cada año los desastres están empujando a unos 26 millones de personas a la pobreza. Esto es consecuencia de que algunos viven en zonas de alto riesgo y tienen poca capacidad para recuperarse después de los desastres. Es algo en lo que estamos trabajando, pero aún queda mucho por hacer. 

En cuanto a lo económico, es muy difícil en estos momentos calcular un número exacto, pero históricamente el Caribe ha sido impactado por huracanes que han causado mucho daño. Por ejemplo, en 1979, el huracán David causó daños de más del 117 % del PIB en pérdidas en Dominica. El huracán Iván, en 2004, causó pérdidas superiores al 200% del PIB en Grenada. Eso es enorme; es más que el ingreso de un país en todo un año lo que se pierde en pocos días.  
Los desastres severos, además, han tenido un impacto directo y considerable en las condiciones económicas a través de diversos efectos como la reducción de la productividad y déficits presupuestarios, o el aumento de la deuda nacional debido a los costos de reconstrucción. Y, como vimos con el huracán Mitch en 1998, éste causó 30 años de retroceso en el desarrollo de países como Honduras y Nicaragua.

P: Dijiste que se está trabajando en esto, ¿quiere decir que ha mejorado la capacidad de resistencia a los desastres naturales, especialmente en el Caribe y Centroamérica?
R: Sí. Los países centroamericanos y caribeños han logrado avances significativos en la mejora de sus capacidades de gestión de riesgos de desastres (DRM, por sus siglas en inglés), pero siguen siendo fiscalmente vulnerables a los desastres.
La mayoría de los países han promulgado legislación para crear plataformas multisectoriales de manejo de riesgos de desastres. Han elaborado políticas y creado instituciones de coordinación para permitir sistemas más eficientes de gestión de emergencias y alerta temprana.
Los planes de contingencia son importantes, pero estos planes tienen que ser claros, no sólo a nivel de gobierno, sino a nivel local. Vemos grandes diferencias, por ejemplo, con las capacidades logísticas en Estados Unidos a raíz de Irma, donde se evacuaron a millones de personas. En los países en desarrollo, aún no podemos evacuar a toda la población. Los sistemas de alerta temprana son muy útiles, pero llegar aún al final de esta cadena es un poco más difícil.

P: ¿Cuáles son las infraestructuras más vulnerables cuando hablamos de estos fenómenos extremos?
R: Generalmente, las infraestructuras más vulnerables son las de las poblaciones más pobres. Por ejemplo, en el Caribe hay entre 60% y 70% de construcción informal. Las fotos que hemos podido ver de Barbuda, especialmente, nos muestra que las casas han quedado bastante destruidas.
En general, esta es una infraestructura bastante vulnerable. También se puede ver la falta de códigos de construcción en otras estructuras como las torres de comunicación.
P: Latinoamérica es una de las regiones del mundo más expuestas a riesgos de desastres, ¿cómo incorporar en su agenda de desarrollo, que tiene prioridades más urgentes, un plan de gestión de riesgos que ayude a minimizar el impacto? 
R: Este es un desafío que no sólo enfrentan las islas del Caribe sino todos los países en desarrollo, ya que hay una gran cantidad de necesidades básicas que tienen que cubrir.
La gestión de riesgo no es una actividad en paralelo, sino una que tiene que estar presente en todos los sectores: salud, vivienda, educación, entre otros, para que podamos hacer escuelas más seguras, por ejemplo, o centros de salud que podamos usar luego de los desastres, o carreteras que no causen inundaciones.
Una de las cosas que estos países tienen que hacer es, por un lado, poner fin a la generación de nuevos riesgos con una planificación más ordenada, que incorpore información de estos eventos naturales, y por otro, reducir de una manera más sistemática el riesgo que hoy existe, no sólo respondiendo a la emergencia, sino usando mecanismos de protección financiera para ayudar a una recuperación más rápida.
Cabe recordar que más del 80% de la población en Latinoamérica vive en zonas urbanas, lo cual aumenta la exposición al riesgo.
P: ¿Podrías explicar cuáles son esos ‘mecanismos de protección’ financiera contra catástrofes? 
 R: El trabajo de las instituciones de financiamiento del desarrollo abarca muchas áreas en el tema de los desafíos de los peligros naturales y los efectos de un clima cambiante.
En el caso Banco Mundial éste se centra en cinco áreas:
1. Evaluar el riesgo de desastres en los países;
2. Reducir el riesgo mediante medidas de mejoras estructurales y no estructurales, como por ejemplo mejoras en la infraestructura, planificación del uso de la tierra y reglamentación;
3. Facilitar la implementación de medidas de preparación ante desastres como los sistemas de alerta temprana;
4. Desarrollar medidas e instrumentos de protección financiera; y, por último, 
5. Promover la reconstrucción resiliente mediante cambios políticos e institucionales.

Un ejemplo de un instrumento de protección financiera facilitado por el Banco Mundial es el Mecanismo de Seguros de Riesgo de Catástrofes en el Caribe (CCRIF SPC).
Este es un mecanismo de seguro paramétrico que proporciona pagos para ayudar a los países miembros a financiar su respuesta inicial de desastre una vez que se activan ciertas condiciones.
De esta manera ayuda a resolver la falta de flujo de efectivo a corto plazo que las pequeñas economías en desarrollo sufren inmediatamente después de grandes desastres naturales. Por ejemplo, como resultado del huracán Irma, este mecanismo entró en vigor la semana pasada para los gobiernos de Antigua y Barbuda, Anguila y St. Kitts y Nevis, por un monto aproximado de US $ 15,6 millones. 
















Madrid
Investigadores del Centro de Investigaciones Biológicas han identificado una nueva diana terapéutica en las células tumorales metastáticas del cáncer colorrectal, el melanoma y otros tumores como el de mama o el de páncreas, un hallazgo que ayudará a desarrollar nuevos tratamientos.

El estudio, publicado en Clinical Cancer Research, es "un importante primer paso" para combatir la metástasis, que es responsable de más del 90 % de las muertes por cáncer, de ahí el esfuerzo de los científicos por desarrollar nuevos tratamientos que contribuyan a frenar esta elevada mortalidad.

La investigación comenzó hace una década con el descubrimiento del papel que desempeñaba la cadherina 17 (las cadherinas son las principales moléculas de adhesión celular) en metástasis hepática de cáncer colorrectal.
"Más tarde, descubrimos que inducía la activación de un mecanismo esencial para la adhesión y la proliferación de las células tumorales en el órgano receptor de la metástasis", explica Ignacio Casal, investigador del CSIC y autor principal del trabajo.
"Ese mismo mecanismo -añade- está presente en otros tumores como el melanoma y el cáncer de mama".
El estudio ha demostrado cómo anticuerpos monoclonales producidos en ratones son efectivos para impedir la colonización metastásica en el hígado y el pulmón.
"El péptido RGD de la cadherina 17 presenta una actividad terapéutica y protege a los ratones de morir por la extensión de la metástasis tanto hepática como pulmonar", señala Casal.

Este avance tiene implicaciones sanitarias importantes, ya que en la actualidad las técnicas quirúrgicas son las únicas efectivas para el control de la metástasis en cáncer.
Los anticuerpos monoclonales, una patente del CSIC, se desarrollan en colaboración con la empresa biotecnológica Protein Alternatives S.L., que dispone de una licencia del Consejo para el uso de dichos anticuerpos.
El siguiente paso en la investigación será comprobar la efectividad de esta diana terapéutica en humanos, puesto que hasta ahora sólo se han realizado experimentos en modelos animales.


jueves, 28 de septiembre de 2017

POR HURACANES BANCO MUNDIAL APRUEBA CRÉDITO A RD DE US$150 MILLONES PARA DESASTRES NATURALES Y EMERGENCIAS SANITARIAS













Washington, EE.UU.
El Directorio Ejecutivo del Banco Mundial aprobó hoy un préstamo de US$150 millones para la República Dominicana (RD) para proveer financiamiento inmediato luego de un desastre natural o una emergencia de salud pública.
Esta opción de desembolso diferido ante catástrofes, o Cat DDO por sus siglas en inglés, le brinda a países afectados financiamiento inmediato sin tener que utilizar recursos destinados a programas sociales o de desarrollo.

“Dado que la República Dominicana y sus vecinos caribeños viven las consecuencias directas del cambio climático y seguirán siendo vulnerables a los eventos climáticos extremos, nuestra prioridad es estar mejor preparados para salvar vidas, asistir a las comunidades afectadas y asegurarnos que obras de infraestructura clave como hospitales, escuelas, carreteras, puentes y viviendas se construyan de mejor manera para resistir estos desastres naturales.
Este financiamiento del Banco Mundial nos ayudará a mitigar los riesgos derivados de eventos climáticos y desastres naturales, así como pandemias”, dijo Danilo Medina, presidente de la República Dominicana.

De acuerdo a un reciente estudio del Banco Mundial y el ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, se estima que el impacto económico de los desastres naturales ha promediado en unos US$420 millones por año durante el período 1961-2014.  La República Dominicana se ubica en el puesto 27 entre 171 países en el Índice de Riesgo Global 2016 de las Naciones Unidas, que clasifica los riesgos de los países ante desastres naturales.
“La enseñanza más importante de nuestra experiencia mundial en respuestas ante desastres es la de invertir en prevención y preparación para poder responder más rápido cuando un desastre ocurre”, dijo Tahseen Sayed, directora del Banco Mundial para el Caribe.

“Este es el primer préstamo de su tipo en el Caribe, y se centra en una serie de reformas destinadas a fortalecer la capacidad del gobierno en gestión del riesgo, adaptación al clima y resiliencia financiera”.


CORRIENTES OCEÁNICAS














Los carruseles en los parques de diversión giran en circulos y a la vez oscilan de arriba hacia abajo.

Estos movimientos causan que el agua (y otros líquidos) se sacudan muy bien; tal vez te has dado cuenta después de haberte mareado por subirte en uno.
Las corrientes océanicas son como los carruseles. Mueven el agua del mar alrededor del planeta y hacia la superficie para luego devolverla al fondo del mar.

Este paseo acuático vertiginoso está compuesto de dos sistemas: las corrientes superficiales y las corrientes océanicas profundas. 



El primer tipo de corriente oceánica se produce en la superficie del agua.
La rotación de la Tierra y los vientos alisios causan estas corrientes superficiales.
En la línea ecuatorial, los vientos soplan hacia el oeste y cerca de los polos los vientos soplan hacia el este. Estos vientos se mueven a través de la superficie del océano llevando con ellas el agua de la superficie.

Pero cuando la tierra se interpone, las corrientes cambian su curso.

En el Hemisferio Norte, el agua gira hacia la derecha, y en el Hemisferio Sur se tornan hacia la izquierda.
Estas corrientes crean gigantes giros oceánicos que mueven el agua del océano en círculos. 
Las corrientes superficiales forman 5 giros oceánicos entre los continentes.
Estos giros reciben su nombre dependiendo de la cuenca oceánica en donde se forman:
dos en cada uno de los océanos Pacífico y Atlántico (uno en el norte y otro en el sur), y uno en el Océano Índico.



El segundo tipo de corriente oceánica mueve aguas desde la parte superior del océano hacia las profundidades. Estas corrientes se mueven mucho más lentamente en comparación con las corrientes superficiales, y en lugar de empezar en la línea ecuatorial, éstas empiezan en los polos. Si dejases caer un cubo de hielo en un vaso de jugo muy quieto, desde un costado podrías ver el agua fría cerca del hielo se volverse pesada y luego hundirse hacia el fondo del vaso. 

Lo mismo sucede en el océano cerca de los polos. El agua fría cerca del hielo marino se vuelve pesada y se hunde hacia el fondo del océano. Cuando el agua se hunde, permite que más agua se aproxime al hielo, al acercarse, el agua se enfría y se hunde también. Cuando el agua fría cae al fondo del mar crea una corriente gigante en cámara lenta a lo largo del fondo del mar. 

A diferencia de los giros oceánicos que son rápidos y aislados, estas corrientes viajan por todo el planeta y a cada cuenca oceánica. Eventualmente esta agua fría se calienta y es empujada a la superficie donde empieza su ciclo una vez más. Seguir a esta corriente sería como ir en una montaña rusa que demora mil años desde comienzo a fin.

Dos mundos, un bioma
Este transportador que se asemeja a una montaña rusa conecta la superficie con el fondo del océano, los cuales pueden parecer dos mundos completamente distintos. En lugar de estudiar este bioma horizontalmente (de izquierda a derecha) los científicos lo caracterizan verticalmente (de arriba hacia abajo). Esto se debe a que el mar abierto es increíblemente profundo – llegando a más de 2 millas de profundidad en ciertas áreas. Mientras más te sumerges en él, más cambia.   
   


La parte superior del mar abierto sólo desciende hasta donde se puede ver. Esto no se debe a que las aguas son turbias sino a que la luz no llega más allá. La mayoría de los rayos solares sólo llegan hasta los 500 pies (200 m)  aproximadamente y toda la luz desaparece a partir de los 3.280 pies (1.000 m). A diferencia de aguas más profundas, en esta zona (la zona epipelágica), las algas marinas usan los rayos solares para crecer y los animales pueden usar sus ojos para ver a sus presas.

Muchos animales viven en las profundidades del océano, como este isópodo (pariente del bicho bola) de casi un pie de largo. Imagen de Lycaon.

La luz no es el único factor que cambia con la profundidad del océano. A medida que la profundidad incrementa, el agua se torna más salada y hay menos oxígeno. La temperatura disminuye y la presión del agua aumenta, lo que hace que vivir ahí sea muy difícil.


Si intentases bucear a estas profundidades tu cuerpo sería triturado. Es difícil creer que algún animal es capaz de vivir en un entorno como éste.

Pero muchos animales sobreviven en esta oscuridad perpetua. Entre ellos, peces con apariencia feroz que están especialmente adaptados a vivir en estos ambientes tan difíciles, incluyendo a ciertos tiburones. 
Esta zona se conoce como la zona afótica (o sin luz). Todas las noches ciertos peces y algunos invertebrados nadan hacia la zona epipelágica que es más productiva y en la cual encuentran más comida. 


PRINCIPALES CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
















En los últimos años hemos podido observar algunos de los impactos y las consecuencias del cambio climático en nuestro planeta, no sólo en el clima, sino también en el medio ambiente. El cambio climático es una alteración grave del equilibrio ambiental y sus consecuencias pueden ser terribles si no se busca una solución y se toman unas medidas drásticas ya.

Es inevitable pensar en el aumento de las temperaturas y el nivel del mar, como las principales consecuencias del cambio climático. Y aunque no son las únicas y la mayoría se derivan de estas, conoce aquí cuales son las más importantes:
AUMENTO DE LA TEMPERATURA MEDIA DE LA TIERRA
Una de las principales consecuencias del cambio climático, sino la más importante, y directamente vinculada con la emisión de gases que contribuyen al efecto invernadero. La tendencia del calentamiento terrestre ha sido el doble en los últimos 50 años, que en los 100 anteriores y de seguir así, se prevé que la temperatura media de la tierra pueda llegar a aumentar hasta 4°C en el año 2050.

Algunas de las consecuencias que implicaría esta subida de las temperaturas, pueden ser problemas de salud en ancianos y niños, ya que son los más vulnerables en los días de calor, o la facilidad de reproducción de algunos insectos que provocaran enfermedades a las plantas y afectarán a los cultivos. Las altas temperaturas generarán también un aumento de la deshidratación, y por tanto, de la demanda de agua potable, pero a su vez, la capacidad de los embalses se verá mermada, causando un desabastecimiento.

AUMENTO DEL NIVEL DEL MAR Y DE SU TEMPERATURA
El incremento de la temperatura global terrestre provocará la fusión del hielo glaciar, lo que generará el aumento en la cantidad de agua en mares y océanos. Según los científicos se espera que el nivel del mar pueda aumentar unos 20 metros de aquí al año 2100, lo que supone un peligro para todas aquellas ciudades que se encuentran situadas en la costa o terrenos por debajo del nivel del mar. Lugares como los Países Bajos, Calcuta, Bangladesh, Beijing, Shangai o el sur de Florida y la Bahía de San Francisco en EEUU, entre otros, se verán seriamente amenazados.
Según un informe del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), uno de los primeros ejemplos de las consecuencias podría producirse en el mar Caribe, donde se prevé que el nivel del mar aumente unos 40 cm para el año 2060, lo que provocaría una invasión de las aguas subterráneas utilizadas para el abastecimiento por parte del agua salada del mar, ocasionando graves trastornos en el consumo de agua dulce.
No sólo el nivel del mar aumentará, sino también su temperatura, contribuyendo a la acidificación de los mismos y poniendo en grave peligro a numerosas especies vegetales y animales.

AUMENTO DE LA FRECUENCIA Y LA INTENSIDAD DE LOS FENÓMENOS METEOROLÓGICOS EXTREMOS
Ese incremento de temperatura del agua de los océanos conlleva un ascenso del nivel de evaporación del agua y del índice de nubosidad, lo que provoca el aumento de la frecuencia e intensidad de las tormentas, tornados y huracanes. Tradicionalmente esto sólo pasaba en el Caribe, pero la tropicalización de los mares, provoca que este fenómenos se den hoy por hoy en casi cualquier lugar del planeta.
Fuertes olas de calor, inundaciones o sequías son algunos de los fenómenos cada vez más habituales en nuestro planeta, cuya voracidad y frecuencia se estima que se ha duplicado en los últimos treinta años.

CAMBIOS EN LOS ECOSISTEMAS
Otra de las principales consecuencias del cambio climático, es el cambio que se produce en los ecosistemas. Aumento de la desertificación, extensión de la región tropical hacia latitudes más altas o desplazamiento de las regiones boscosas hacia regiones que hoy forman parte de la tundra y la taiga. Por no mencionar los profundos cambios que sufrirán los ecosistemas costeros, probablemente los más afectados debido al aumento del nivel del mar, provocados por la inundación de sus costas.
PELIGRO DE EXTINCIÓN DE NUMEROSAS ESPECIES VEGETALES Y ANIMALES

Estos cambios desatrosos e irreversibles en los ecosistemas comprometen la integridad de numerosas especies vegetales y animales y consituyen una seria amenaza para su conservación.
El oso polar mismamente puede ser el primer afectado, ya que actualmente se puede observar como su población disminuye a medida que aumenta su dificultad para aclimatarse a la pérdida de su hábitat en las regiones del Ártico. Otro de los ejemplos puede ser la población de corales, gravemente afectada por el incremento de la temperatura del mar.
Según los expertos entre un 20 y un 30% de las especies animales y vegetales podrían verse en peligro de extinción por un incremento de entre 1,5 y 2,5 °C en la temperatura media global de la tierra.
SEQUÍA
La disminución del nivel de agua dulce, en los ríos y lagos, debido a la evaporación causada por el incremento de la temperatura, provocará un nuevo problema, la sequía.
La sequía contribuirá a la desertificación de los suelos, perdiendo estos gran parte de sus nutrientes y emprobeciendo su composición, generando por tanto un grave problema para el cultivo.

EFECTOS SOBRE LA AGRICULTURA Y EL ESPACIO FORESTAL
El aumento de las temperaturas y la escasez de agua contribuirá a la dificultad de cultivo y reducirá su productividad, provocando una escasez de alimentos y un aumento del hambre en el mundo.
Aumentará además el número de incendios en las zonas forestales, provocando la desaparición de esos grandes sumideros de carbono y contribuyendo aún más al impacto del cambio climático en el planeta.

IMPACTOS SOBRE LA SALUD HUMANA
Según la localización y de la capacidad de adaptación de las regiones, las consecuencias del cambio climático pueden ser muy negativas para la salud humana. Se producirá un incremento del número de personas con malnutrición, así como el número de personas fallecidas directa o indirectamente por fenómenos meteorológicos extremos como las inundaciones, las tormentas, las sequías, las olas de calor o los incendios.


SALUD POBLACIÓN LA ESPERANZA DE VIDA ALCANZÓ LOS 75.3 AÑOS PARA MUJERES Y 69.8 PARA HOMBRES

















La esperanza de vida global de las mujeres alcanzó los 75,3 años en 2016, mientras que para los hombres fue de 69,8 años, según un estudio publicado hoy por la revista médica británica The Lancet.

El análisis anual elaborado por la red Global Burden Disease (GBD, sus siglas en inglés) confirmó que Japón tiene, con una media de 83,9 años para ambos sexos, la esperanza de vida más alta en el mundo.

Por contra, en la República Centroafricana es la más baja de todo el planeta y cae a los 50,2 años, destacó el informe de la GBD sobre el estado de salud de la población mundial.



Durante el pasado año, señaló la GBD en un comunicado, se registraron 128,8 millones de "nacimientos vivos" y 54,7 millones de muertos, lo que supone 11,9 millones de fallecimientos más que en 1970.

La tasa de mortalidad cayó en todos los grupos de edad, sobre todo en el de menores de cinco años, que registró algo menos de cinco millones fallecimientos en 2016, frente a los 16,4 millones de 1970.

A medida que aumenta la esperanza de vida, también suben los años vividos con una o varias enfermedades, recordó el informe de la GBD, que ofrece cada año estimaciones globales y nacionales sobre más de 330 enfermedades, causas de defunción y lesiones en 195 países y territorios en todo el mundo.

En ese sentido, el número de años durante los que una persona convive con una enfermedad es mayor en los países con menores ingresos y menor en los más ricos.

Etiopía, la Islas Maldivas, Nepal, Níger, Portugal y Perú, entre otros, experimentaron durante 2016 un gran aumento de su esperanza de vida, "mucho más de lo esperado teniendo en cuenta el nivel de desarrollo" de esos países, precisó la GDB.


"Estos países ejemplares podría ofrecer información sobre las políticas exitosas que les han ayudado a acelerar sus progresos en materia de salud", agregó la nota.

"Nuestros datos indican que la gente vive más años, y, durante la pasada década, hemos constatado que se han efectuado progresos sustanciales para reducir las tasas de mortalidad causadas por las enfermedades y condiciones más perniciosas, como la mortalidad entre menores de cinco años y la malaria", explicó el experto Christopher Murray, uno de los autores del informe.


A pesar de los avances logrados, advirtió, muchos países y comunidades se enfrentan a la amenaza de una "tríada de problemas": la obesidad, los conflictos y la salud mental, en la que se incluyen los "trastornos provocados por el abuso de substancias".


El tabaco, por ejemplo, fue el causante de más de 7,1 millones de muertes en 2016, mientras que una alimentación inadecuada -alta en sal y aceites de pescado, pero baja en granos integrales, fruta, frutos secos y semillas- fue la responsable del 18,8 % de todos los fallecimientos.


La mayoría de las muertes, el 72,3 % del total, las provocaron las "enfermedades no transmisibles", al tiempo que la cardiopatía isquémica fue el principal causante de muertes prematuras en todas las regiones del mundo, excepto en los países de bajos ingresos, donde fue destronada por las infecciones respiratorias.


En todo el mundo, la cardiopatía isquémica se cobró 9,48 millones de vidas en 2016, un 19 % más desde 2006, mientras que la diabetes provocó 1,43 millones de muertes durante el pasado año, un 31,1 % más que hace una década.


En general, el número de fallecimientos por enfermedades infecciosas cayó en 2016, a excepción del dengue y la tuberculosis, cuyo índice mortalidad aumentó un 81,8 y un 67,6 % desde 2006, respectivamente.


Aunque se han efectuado "progresos significativos" durante los últimos diez años, algo más de un millón de personas murieron en 2016 por el VIH/sida, el 45,8 % menos que en 2006; 719.500 fallecieron por la malaria (un 25,9 % menos) y 1,21 millones lo hicieron por tuberculosis (un 20,9 % menos).


Por último, el análisis subrayó que, a pesar de que se ha reducido el número de muertes provocadas "por autolesiones y violencia interpersonal", aumentaron los fallecimientos causados por armas de fuego.


Y desde 2006, el número de muertes provocadas por conflictos y terrorismo "ha crecido significativamente", hasta alcanzar 150.500 en 2016 -un 143 % más que hace diez años- por la violencia, sobre todo, localizada en el norte de África y en Oriente Medio. 

EXPERTOS PIDEN MÁS DIVULGACIÓN PARA PROTEGER MANGLARES DE LATINOAMÉRICA














PANAMÁ. Varios expertos dijeron el martes en Panamá que urge concienciar a la sociedad y a los gobernantes sobre los beneficios económicos y ambientales de conservar los manglares para evitar que sean destruidos y sustituidos por campos agrícolas, granjas de camarones o desarrollos urbanísticos.
“La sensibilización, la comunicación y la concienciación deben ser constantes, pero lamentablemente hay poco dinero para ello. Cada día suben al poder nuevos tomadores de decisiones y es necesario que sean conscientes de la importancia que tienen estos ecosistemas”, afirmó a Efe el gerente de conservación de manglares en Panamá de la ONG Conservación Internacional, Julio Rodríguez.

Los manglares, explicó el ambientalista, “son ecosistemas sumamente productivos”, que juegan un papel fundamental en el ciclo de vida de algunos peces o crustáceos y que protegen a la costa de fenómenos meteorológicos que están aumentando por el cambio climático como los fuertes oleajes y las tormentas.
Estos bosques, añadió, ayudan a reducir las emisiones, ya que absorben hasta cinco veces más dióxido de carbono que cualquier otra especie “por la cantidad de materias orgánicas que retienen en el subsuelo”.
Rodríguez aseguró también que la pérdida de manglares en la región ha sido “muy grande”, sobre todo en los años 80 y 90 del pasado siglo debido principalmente a la ganadería, la agricultura y el turismo, y que en muchos países la superficie de estos ecosistemas se ha reducido a la mitad, como en el caso de Panamá.

Una veintena de especialistas de Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica y EE.UU. se reúnen desde ayer hasta hoy miércoles en un foro organizado por el capítulo panameño de Conservación Internacional y celebrado en Santiago de Veraguas, a 250 kilómetros al oeste de la capital, para intercambiar experiencias en el manejo de manglares.
La coordinadora del Programa Nacional de Humedales del Sistema Nacional de Áreas de Conservación de Costa Rica, Jackeline Rivera, aseguró por su parte a Efe que las campañas de concienciación no son suficientes y apostó por aumentar la vigilancia.
En Costa Rica, dijo, los manglares están protegidos por Constitución, independientemente de que estén dentro de un parque nacional, y hay mucha conciencia verde y, sin embargo, siguen estando amenazados.

Un ejemplo de ello, dijo, es el humedal Terraba Sierpe, ubicado en el sur de Costa Rica y considerado el más grande de Latinoamérica con 30.000 hectáreas.
Este manglar, que le aporta a la economía costarricense cerca de “17.000 dólares por hectárea al año”, está seriamente amenazado porque está “rodeado” de cultivos de palma de aceite y de arroz, lamentó Rivera.
“Si no se tiene un control y una fiscalizacion constantes, hay riesgo de que el sector vaya ampliando su aérea de cultivo, como ya ha ocurrido otras veces”, advirtió la funcionaria costarricense.
El director del Programa Marino en Ecuador de Conservación Internacional, Javier Chalín, dijo que los Gobiernos latinoamericanos no tienen capacidad para fiscalizar todos los humedales y por eso es necesario involucrar a las comunidades cercanas a estos ecosistemas a través de incentivos, tal y como ha hecho Ecuador, uno de los países pioneros en la materia.