Existe un oasis en medio del desierto de
Mojave, en Arizona. Un oasis habitado casi exclusivamente por legendarios
pájaros de metal, que hallaron su hogar en éste alcalino paraje para
conservarse impasibles ante la existencia del tiempo.
Ése oasis se llama “Aerospace Maintenance And
Regeneration Center”, y su ubicación es privilegiada no sólo por las 2,600
hectáreas que posee, sino por las condiciones en las que se fundó hace 71
años: la zona fue escogida por el bajo índice de
precipitaciones, el clima seco y la alcalinidad del suelo que lo hacen perfecto
para mantener las aeronaves a salvo de la corrosión, y para maniobrarse de
manera segura, sin necesidad de usar pistas o rampas hechas de acero y
hormigón.
¿QUÉ HACE TAN ESPECIAL ÉSTE LUGAR?
El Aircraft Maintenance and Regeneration
Center (AMARC) surgió de la necesidad inicial del gobierno norteamericano de
“guardar” algunas de sus aeronaves después de la Segunda Guerra Mundial, tales
como los B-29 y los C-47 de la época. Posteriormente, se incluyeron más y más
aeronaves de diversos países al inventario, y que, hasta el 4 agosto de éste
año, contabilizaban más de 4,500 aparatos.
La mayoría de los equipos que están
escrupulosamente organizados en el enorme terreno provienen de empresas que se
deshacen de sus aviones con tecnología desfasada, “jubilados” o sobrantes para
posterior utilización (ya sea parcial o totamente) o bien, simplemente como
“donación” a uno de los más grandes museos aeronáuticos del mundo.
Aquellos aviones que tienen posibilidad de
volver a volar, están sometidos a un mantenimiento periódico para evitar
deformaciones o para mantener la actuación de ciertos sistemas, como por
ejemplo, las superficies hipersustentadoras.
Pero aquellas aeronaves que no cuentan con
tanta suerte, están bajo la custodia del “309th Aerospace Maintenance and
Regenerarion Group”, AMARG, por sus siglas en inglés, el cuál está a cargo de
la conservación y reciclaje de las piezas de aeronaves obsoletas; o bien, de
vender los equipos en perfecto estado a países con menor poderío económico.
La base aérea Davis
– Monthan donde se asienta el AMARG conserva mayormente
bombarderos, como el B-52, pero se pueden ver aeronaves tales como los Northrop
F-5E II y F-14 que se usaron en la película “Top Gun”, un Wright Flyer, aviones
tipo C-130, un mini dron D-21, un Westland Lynx (el helicóptero más rápido del
mundo), e incluso un recién llegado 787, añadido al inventario el pasado 4 de
agosto.
La mayoría de los aviones en el cementerio
del desierto son divididos en cuatro categorías, dependiendo de su uso
posible futuro:
§ Cat 1000, aviones preservados con vistas a
que vuelen nuevamente, si las condiciones políticas internacionales lo
requieren.
§ Cat 2000; aquellos que se mantienen para
sacarles repuestos, ya que algunas partes para aviones viejos no se encuentran
en otro lado.
§ Cat 3000, aviones que se mantienen en
condición de listos para el vuelo, esperando una posible necesidad.
§ Cat 4000, los que están destinados a
muestras estáticas en museos, como “Gate Guardians” o en plazas. Los aviones
más notables de la categoría 4000 son los B-52, iconos de la Guerra Fría.
Anteriormente, las aeronaves y sus piezas
eran vendidas a particulares, sin embargo, se sospechó del posible uso de los
aparatos para el contrabando de drogas y mercancías, por lo que la venta se
realiza únicamente bajo estrictos requisitos y controles de seguridad.
A una milla de la base aérea de David –
Monthan, se encuentra el Pima Air & Space Museum, una visita obligada para cualquier
amante de la aviación. El lugar está abierto todos los días de la semana,
excepto Navidad y Día de Gracias, y su horario es de 9 de la mañana a 5 de la
tarde. En verano, el costo de la entrada al museo es de USD $10, los niños de
hasta 12 años entran gratis; y por USD $7 más se tiene una visita guiada por
todas las instalaciones, y se incluyen actividades recreativas y educacionales
para todas las edades
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