Durante la II Guerra Mundial existía una creciente preocupación respecto a
los ataques sorpresa de los bombarderos.
La solución fue crear cazas que tuvieran capacidades VTOL, para
poder operar desde cualquier aeropuerto, repartiendo así las fuerzas de defensa
en lugar de concentrarlas.
Uno de los aviones más conocidos de este tipo es el Harrier.
Los estrategas de diferentes países estudiaron esa posibilidad de minimizar
los riesgos de las bases fijas, con pistas improvisadas desde donde pudieran
despegar los aviones VTOL.
Michel Wibault, un diseñador francés, propuso un avión impulsado por cuatro
compresores que permitían al avión despegar de forma vertical.
Esta idea fue perfeccionada por el ingeniero inglés Gordon Smith, que
substituyó los compresores por un turborreactor Orpheus.
El precio de estas capacidades era enorme, aunque la movilidad de dichos
aviones resultaba fácil, su armamento, combustible, repuestos, mecánicos y
mantenimientos tenían un costo muy elevado.
Para 1957, a pesar de las restricciones económicas de las compañías Bristol
Aero Engines y Hawker Aircraft de Inglaterra, se desarrolló el motor BE 53/2
Pegasus, que entró en servicio dos años después.
Es así que el Harrier ha sido uno de los ejemplares más señalados de
tecnología aeronáutica avanzada durante más de 20 años.
Su diseño VTOL le permite prescindir de las pistas de las
bases aéreas, pudiendo despegar desde cualquier lugar. Este caza bombardero es
uno de los aviones de combate más versátiles.
No se puede comparar al Harrier con todos los demás cazas, su velocidad y
autonomía son máximas. Al estar en el aire, la potencia de su motor y sus
dimensiones reducidas le permiten tener una maniobrabilidad excepcional.
Todo esto hace que este avión sea único, reconocido y preferido por las
fuerzas armadas.
Existieron otros diseños de aviones con capacidades VTOL, como
el Yak-38, mejor conocido como Forger.
Este particular diseño presentó limitaciones en su capacidad de armamento y
alcance, así como difícil mantenimiento y problemas de vuelo.
El VAK 191B fue diseñado para alcanzar el vuelo supersónico.
Finalmente tenemos el caso del Mirage, que tuvo muchos problemas de diseño,
con terribles accidentes durante las pruebas y siendo finalmente una aeronave
poco realista
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