El calentamiento global podría
desencadenar epidemias de erupciones volcánicas, terremotos y tsunamis.
Los acontecimientos subterráneos
están íntimamente ligados a los de la superficie, y nosotros estamos
despertando a esos monstruos.
En la actualidad, ya hay abundantes
evidencias de que las explosiones catastróficas de la actividad geológica
venían precedidas de períodos anteriores de rápido cambio climático, por
ejemplo, cuando se salía de las edades de hielo.
El estrés y las tensiones de las
subidas y bajadas en los niveles del mar, y la creación y pérdida de las capas
de hielo provocaban dichas explosiones.
El cambio climático, señala, puede
estar ya sacudiendo la tierra de nuevo.
Durante la última glaciación, el
peso del hielo había suprimido las erupciones volcánicas.
Cuando el hielo se derritió de la
superficie de la tierra, ésta se elevó, a veces por cientos de metros,
reduciendo la presión hacia abajo volviendo la roca sólida en magma líquido.
La fuerza reprimida de la Tierra se
desató. Conforme la edad de hielo iba desapareciendo, el número de erupciones
volcánicas aumentó 50 veces.
El calentamiento global de hoy día amenaza con una
repetición.
La Tierra cambia junto con las
estaciones, como el agua de los hemisferios, aplastando o liberando la tierra
de debajo.
En el hemisferio norte, de
noviembre a abril, es temporada de volcanes.
Como el cambio de las aguas y el
hielo desestabilicen fallas ocultas en la corteza terrestre, los terremotos se
unirán a esta danza de gigantes.
En las últimas décadas, hemos visto
"grupos sin precedentes de grandes terremotos",Desde 1900, son siete
los que han superado los 8,8 grados de magnitud.
Tres "megasismos" cerca
de Sumatra, Chile y Japón desgarraron la Tierra, en los últimos siete años.
Es posible que algo se esté
tramando.
Hace seis años,que la disminución
de los glaciares al sur de los Alpes de Nueva Zelanda podría desencadenar un
terremoto.
La huella sucedió el año pasado en
Christchurch, Nueva Zelanda.
El clima, como sabemos, ha sido
inusualmente estable en los últimos 10.000 años.
Esto significaba que el mundo era
geológicamente más estable.
Ahora, cuando nos enfrentemos al
caos climático del futuro, también tendremos que enfrentar el caos geológico.
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