Los vientos son corrientes de aire
que se producen a partir de una diferencia de la presión atmosférica. El viento
posee dos características fundamentales:
velocidad y dirección.
La primera depende de la diferencia
de presión entre dos zonas y la distancia existente entre ellas. Por ejemplo,
si la distancia es pequeña y la diferencia de presión es muy alta, el viento
será muy fuerte, y viceversa.
Para medir la fuerza del viento
existe un instrumento llamado anemómetro.
Cuando los vientos son de 10
kilómetros por hora en promedio, se consideran suaves; cuando alcanzan una
velocidad de 100 kilómetros por hora, se consideran fuertes.
La dirección, en cambio, consiste en
saber el punto desde el cual sopla el viento y esto lo mide la
veleta, así se sabrá su orientación.
El movimiento de los vientos
Los vientos pueden clasificarse en
cuatro clases principales: dominantes, estacionales, locales y, por último,
ciclónicos y anticiclónicos.
Para saber cómo se mueven los
vientos, debemos saber por qué se producen los cambios de presión. Esta depende
básicamente de la temperatura.
Cuando la atmósfera se calienta, sus
capas inferiores lo hacen antes que las superiores; esto lleva a que el aire se
dilate y comience a subir, ya que el aire caliente siempre está ascendiendo, a
diferencia del frío que solo ocupa el lugar del anterior.
Este fenómeno produce una corriente
circular, donde interactúan dos elementos: el aire y el calor
Existen vientos regulares,
aquellos que soplan constantemente en la misma dirección y relativamente con la
misma intensidad, como los alisios que se desplazan desde los
trópicos al ecuador; y los periódicos, que se presentan solo en
determinadas épocas del año, y con distintas direcciones.
Es el caso de los monzones que afecta
el Asia meridional.
Huracanes y tornados
Huracán, ciclón tropical migratorio, con
fuertes vientos y lluvias, que se origina sobre los océanos en algunas regiones
próximas al ecuador, en particular aquél que surge en las Antillas, incluso en
el golfo de México.
Los ciclones de tipo huracán del oeste
del Pacífico se llaman tifones; en Filipinas se llaman baguios y en Australia willy-willies.
La velocidad de un huracán alcanza hasta 250 km/hr.
Tornado (del latín tonare, ‘girar’), torbellino de viento fuerte,
acompañado por una nube característica en forma de chimenea que desciende desde
una nube cumulonimbo.
En ocasiones se denomina ciclón. Un
tornado puede tener una anchura desde unos metros hasta casi un kilómetro en la
zona de contacto con el suelo, con un promedio de algunos pocos cientos de
metros.
Puede penetrar poco en tierra o
recorrer muchos kilómetros, causando grandes daños allí donde desciende.
La chimenea es visible por el polvo
aspirado hacia arriba y por la condensación de gotitas de agua en el centro.
El mismo proceso de condensación hace
visibles los tornados marinos, en general más débiles, llamados trombas
marinas, que ocurren con mayor frecuencia en las aguas tropicales.
La mayoría de los tornados giran en
el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio sur, y al revés en el
hemisferio norte pero, en ocasiones, los tornados pueden invertir esta
conducta.
La velocidad del tornado puede llegar
a ser de 500 km/hr.
El peligro de estos dos fenómenos es que la diferencia de presión entre
el centro (muy baja) y los bordes (muy alta) es tan grande, que puede
aprisionar en el “ojo” (centro) a personas y objetos que, debido a la falta de
presión en su interior, prácticamente estallan.
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