Desde el inicio de la agricultura en
el neolítico hasta nuestros días, la humanidad ha tomado de la naturaleza y ha
refinado sólo una pequeña proporción de especies vegetales, que ha convertido
en fuentes primordiales de alimentos, fibras, cobijo y medicinas.
Este proceso de cultivo y selección
vegetal comenzó, se supone, por casualidad, probablemente cuando las semillas de frutos y hortalizas
silvestres amontonadas cerca de los asentamientos humanos germinaron y
empezaron a cultivarse de forma muy primaria.
Algunas plantas, como el trigo (que
posiblemente surgió en el Mediterráneo oriental hace más de 9.000 años)
empezaron a seleccionarse y replantarse año tras año por su considerable valor
alimenticio.
En muchos casos, es casi imposible
determinar los ancestros silvestres o las comunidades vegetales primitivas de
las que surgieron las actuales plantas cultivadas.
Este proceso de selección se hacía al principio sin saber nada sobre
mejora vegetal, con la sola guía de la familiaridad constante y estrecha que la
humanidad mantenía con las plantas antes de la era industrial.Pero ahora, la
relación del ser humano con las plantas es casi la contraria: éste tiene cada
vez menos contacto con sus cultivos, y los agricultores que sí mantienen ese
contacto se especializan cada vez más en ciertos productos.
Por otra parte, el proceso de selección se ha acelerado mucho, impulsado
sobre todo por el avance de la genética; la genética vegetal puede desarrollar ahora,
en sólo unos años, razas de maíz resistentes al viento o con otras propiedades
semejantes que multiplican el rendimiento de los cultivos.
Al mismo tiempo, la humanidad ha
aumentado la demanda de alimentos y energía hasta el extremo de que se están destruyendo especies y
ecosistemas vegetales completos, sin dar tiempo a los científicos para
inventariar y conocer las poblaciones y especies de plantas que podrían ser
útiles.
La mayor parte de las especies se
conocen poco; las más prometedoras son propias de regiones tropicales, donde el
rápido crecimiento demográfico puede reducir a gran velocidad los suelos a
extensiones arenosas áridas.
El conocimiento básico de las plantas
es importante en sí mismo, pero además resulta útil en el marco de la solución
de las dificultades que ahora afronta la humanidad. Ver Víveres mundiales.
Una gran diversidad de especies forman el reino vegetal . Desde las más
simples, formadas por una sola célula, hasta las más complejas, las plantas con
flores.
Los vegetales suministran oxígeno a la atmósfera, razón por la que son
indispensables para la vida de los animales en el planeta.
También sirven como alimento para los animales y para el hombre, que
aprovecha sus semillas, frutos, flores, tallos, hojas y raíces comestibles.
La ciencia que estudia el mundo vegetal es la botánica. Se ocupa del
análisis de los vegetales, en sus múltiples facetas y aspectos.
Trata asuntos como la morfología (estudio de la forma) de las plantas,
su funcionamiento, las relaciones entre ellas y el medio que las rodea, y los
procesos a través de los cuales han alcanzado su actual grado de desarrollo.
Varios milenios antes de Cristo, los chinos ya habían confeccionado
distintos tratados sobre la utilización de gran número de plantas medicinales.
También, los filósofos griegos se
interesaron por el mundo vegetal, siendo los más destacados en este campo
Aristóteles (384-322 a. C.) y su discípulo Teofrasto (372-287 a. C.), el
primero en describirlas y clasificarlas de manera sistemática.
Partes de una planta Raíz, órgano de fijación a la tierra, por donde
capta el agua y las sales minerales.
Tallo, órgano que cumple la función de conducir la savia bruta y
elaborada. Hoja, órgano que cumple las funciones de respiración, transpiración
y fotosíntesis.
Flor, órgano reproductivo. Fruto, órgano que cumple la función de
proteger la semilla.
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