Aunque a primera vista lo parezca, esta no es una
propuesta de reciclaje, sino de cambio de concepto en el diseño y
reconstrucción de plataformas petrolíferas en funcionamiento,
con el fin de que resulten bastante más amigables con el
entorno.
¿Pero, cómo unas torres petrolíferas, un auténtico
peligro ambiental, va a tener utilidad ecológica? Como dice la famosa frase, si
no puedes vencer a tu enemigo, únete a él. O, lo que es lo mismo, sin dejar de
ser lo que son añaden características que las convierten en refugios para
la vida marina y también para las aves migratorias.
El problema, en este caso, es que la solución no deja de ser una solución a medias, si bien frente a la versión tradicional de plataforma petrolífera representa un cambio sustancial.
El problema, en este caso, es que la solución no deja de ser una solución a medias, si bien frente a la versión tradicional de plataforma petrolífera representa un cambio sustancial.
Basta con ver las imágenes para entenderlo.
Una idea, un sueño…
Por lo pronto, no hay ningún ejemplo real, ni
siquiera un prototipo.
Simplemente, se trata de una idea que ha adoptado
la forma de proyecto para su presentación en la eVolo
Skyscraper Competition, unos premios a los que se presentaron más de medio
millar de proyectos y en los que obtuvo una de las 20 menciones de honor que se
concedieron.
Aunque sólo sea como propuesta, hay que reconocer que el proyecto Noah Oasis es interesante.
Su objetivo es transformar plataformas
petrolíferas existentes en estructuras capaces de albergar ecosistemas de vida
y de ayudar en la limpieza de posibles fugas de crudo.
Noah Oasis: ¿el futuro?
Los padres de la idea, diseñadores chinos Zhu
Zhonghui, Qin Zhengyu y Jiang Zhe, imaginan la transformación al detalle, de un
modo realista.
Su pretensión, según explican en la presentación
del proyecto, es ofrecer una solución más respetuosa con el entorno, habida
cuenta de la proliferación de este tipo de plataformas marinas, cuyo número irá
a más en un futuro por la cada vez mayor escasez de petróleo en zonas
más accesibles.
Los creadores del invento creen que sería genial aprovechar que estas estructuras, puesto que acabarán poblando las aguas en medio mundo, queramos o no. Sus ventajas, afirman, son tremendas, y pueden obtenerse en tres niveles.
Los tres beneficios
La estructura funciona en tres niveles, según sus
creadores.
Si hubiera una fuga, por ejemplo, se controlarían
los daños convirtiendo el aceite en un plástico que sirviese
como refugio a los animales, también en el hipotético caso de
que aumentase el nivel del mar.
Lógicamente, el derrame se produciría en primera
instancia, lo que supondría un suceso dramático para el medio ambiente, si bien
se explica que podría evitarse gracias a un sistema que de
flotadores que absorberían inmediatamente la fuga. Demasiado
bonito para ser posible, me temo.
Por otra parte, la estructura serviría como un hábitat para la vida marina y las aves de forma continua, es decir, sin que exista una relación necesaria con respecto a eventos o catástrofes naturales.
Junto con su capacidad para detener las fugas, esta
otra función de servir de refugio para la flora y fauna marina interactuaría con
aquella.
De este modo, se fomentaría la biodiversidad creándose un entorno
similar al de los arrecifes de coral.
Este beneficio se obtendría tanto cuando
haya derrames como en el caso de que no se produzcan, en este segundo caso aún
con mayor motivo.
A largo plazo, como tercer beneficio, el proyecto
se ha concebido como un refugio de futuros desastres que
eleven en nivel del mar de forma drástica.
La razón podría ser el calentamiento
global o desastres puntuales relacionados con los eventos extremos.
Sería de
especial interés, sobre todo, para las aves, una especie de oasis en
medio de un desierto de agua…
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