El
mejor y más fácil tratamiento preventivo de ladepresión puede
estar tan cerca como el parque naturalde nuestro
vecindario, según apunta un estudio liderado por investigadores de las
universidades de Stanford yTulsa (EE.UU.)
publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias
de Estados Unidos (PNAS).
Durante
los últimos años se han llevado a cabo centenares de estudios que relacionan el
ejercicio físico moderado con el bienestar emocional, algunos de los cuales
apuntan que el simple hecho de pasear puede reducir el riesgo de problemas
mentales como la depresión.
El
nuevo estudio muestra en concreto que las personas que caminaron durante 90
minutos en un espacio natural, en contraposición a los participantes que
caminaban en un entorno urbano de alto tráfico, mostraron disminución de la
actividad en una región del cerebro asociada con un factor clave en la
depresión.
Estos
resultados pueden ayudar a avanzar al creciente movimiento mundial que fomenta
la creación de ciudades más habitables, y para hacer que la naturaleza sea más
accesible a todos los que viven en ellas.
No
es la primera vez que un estudio científico apunta la relación entre pasear en
espacios naturales y reducción del riesgo de depresión.
En
2012, por ejemplo, un grupo de científicos de la universidad Stirling, en
Escocia, publicó en la revista Mental Health and Physical Activity una revisión
de múltiples investigaciones que confirman esta relación positiva.
En
una línea muy similar, un estudio publicado el pasado mes de febrero en
American Journal of Preventive Medicine por el equipo de Kristiann Heesch, de
la Universidad de Tecnología de Queensland (Australia), hacer ejercicio de
intensidad moderada o salir a caminar mejoraría la calidad de vida de las
mujeres de mediana edad con depresión.
En
este estudio australiano, las participantes que hacían 150 minutos semanales de
ejercicio de intensidad moderada (golf, tenis, gimnasia aeróbica, natación o
baile) o 200 minutos de caminata por semana dijeron tener más energía,
socializar más, sentirse mejor emocionalmente y no estar tan limitadas por la
depresión en los tres años posteriores.
ALEJADOS
DEL MUNDO NATURAL
Más de la mitad de la población mundial vive en
entornos urbanos, y que se prevé que aumente a 70 por ciento en unas pocas
décadas. La urbanización y la desconexión de la naturaleza han crecido de forma
espectacular, por lo que tienen trastornos mentales como la depresión,
recuerdan ahora los autores del nuevo estudio liderado por expertos de
Stanford.
Los estudios mencionados por estos investigadores
indican que los habitantes de la ciudad tienen un 20 por ciento mayor riesgo de
trastornos de ansiedad y un 40 por ciento más riesgo de trastornos del estado
de ánimo en comparación con las personas de las zonas rurales. “Las personas
nacidas y criadas en ciudades tienen el doble de probabilidades de desarrollar
esquizofrenia”, afirman los autores.
En el estudio, dos grupos de participantes
caminaron durante 90 minutos, una en un área cubierta de hierba, con árboles y
arbustos; y la otra junto a una carretera de cuatro carriles con tráfico de
coches y camiones. Antes y después, los investigadores midieron la frecuencia
cardíaca y la respiración, realizado escáneres cerebrales y recogieron un
cuestionario sobre el estado de ánimo de los participantes.
Los investigadores encontraron poca diferencia en
las condiciones fisiológicas de los participantes en ambos grupos. En cambio
descubrieron cambios importantes en el cerebro. La actividad neuronal en la
corteza prefrontal subgenual, una región del cerebro activas durante el
pensamiento repetitivo centrado en las emociones negativas, disminuyó entre los
participantes que caminaron en la naturaleza frente a los que caminaban en un
entorno urbano.
“Este hallazgo es interesante porque demuestra el impacto de la experiencia de la naturaleza en un aspecto de la regulación de las emociones, algo que puede ayudar a explicar cómo la naturaleza nos hace sentir mejor”, ha indicado Gregory Bratman, primer autor del nuevo estudio.
“Estos hallazgos son importantes porque son
consistentes con, pero aún no prueban una relación causal entre el aumento de
la urbanización y el aumento de las tasas de enfermedad mental”, dijo el
co-autor James Gross, profesor de psicología en Stanford.
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