domingo, 6 de septiembre de 2015

AGUAS RESIDUALES, DIRECTO AL OZAMA















Cuando miles de residentes en Hainamosa e Invivienda, en Santo Domingo Este, descargan al sistema sanitario el agua de los baños, fregaderos, lavaderos y demás puntos de desagüe, ese líquido crudo, cargado de residuos contaminados, llega a un arroyo que lo conduce tal cual al río Ozama.

¿La razón?

Está dañada e inactiva la planta de tratamiento que debe procesar esos residuos.
Así también están otros siete sistemas, y las aguas crudas que pasan por cuatro de ellos -Vista Bella, Villa Pantoja, Villa Liberación y Puerta de Hierro-, también tienen como destino final el Ozama y su afluente el río Isabela, que recorren la ciudad capital.


Se estima que menos del 5% de la población de Santo Domingo cuenta con servicios de tratamiento de aguas residuales.

Esto, porque en la actualidad existen 14 plantas en la ciudad, y solo 6 funcionan y apenas cubren el porcentaje citado, según lo establece el Plan Maestro de Alcantarillado Sanitario de Santo Domingo (PMASSD).
Varias de las plantas que están fuera de funcionamiento, de las que algunas como la de Villa Liberación contaban con tecnología moderna, fueron desmanteladas por desaprensivos.

Además de las aguas crudas provenientes de los sistemas infuncionales, los barrios ubicados en las márgenes del Ozama e Isabela vierten sus desechos sanitarios a una serie de cañadas que desembocan en estos ríos. Solo en el Distrito Nacional hay más de 13.

Las descargas de materias fecales producen concentraciones de bacterias de origen fecal peligrosas para la salud de la población que vive en las márgenes del río.
Los niveles de contaminación fecal observados en la cuenca baja del río Ozama exceden la norma, concluyó un estudio realizado para el PMASSD.

Se estima que alrededor de 200 mil personas viven en más de 20 barrios que tienen como "patio" los ríos Ozama e Isabela.
La mayoría de las casas están hechas de materiales débiles, como zinc, cartón, plywood o madera, y las condiciones higiénicas en su interior son precarias.


El doctor Guance Fernández, encargado de la Dirección Área II de Salud del Ministerio de Salud Pública, indica que la principal enfermedad con mayor factor de riesgo para esta población es la leptospirosis (influyendo las crecidas), seguida del dengue, el cólera y la influenza.

Por el trabajo de las autoridades -afirma Fernández- no se han reportado casos de leptospirosis este año en el Área II, que comprende unos 13 barrios ubicados en la margen oriental del Ozama; no obstante de dengue van 130 casos, siendo los niños los más afectados.
El doctor recuerda que fue en El Dique donde se detectó el primer caso de cólera en el país, cuando una paciente se infectó por consumir agua del Ozama.
Según señala, río arriba, una comunidad donde residen inmigrantes haitianos, vertió heces fecales a las aguas.
Fue así como en noviembre de 2010 se inició la epidemia con dos afectados, luego de una ausencia de 140 años en la isla.

Para 2011 había unos 65 casos en brote propagado.

Fernández indica que con financiamiento privado, se hizo una jornada de limpieza y se logró eliminar el cólera de las aguas del río.

Sin embargo, hay otro factor de riesgo: la ameba, que se puede adquirir por consumo de agua contaminada.


El informe "Políticas tarifarias para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio", elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), alerta que "en los países de América Latina y el Caribe, un 3% de la pérdida de años de vida ajustados en función de discapacidad se debe a las deficiencias de los servicios de agua potable y saneamiento" y "en algunos países de la región ese impacto llega al 7,7%".

El consultor ambiental, Roberto Castillo Tió, indica que las poblaciones a orillas del Ozama e Isabela están propensas a ser parte de esos porcentajes, y entiende que el Estado debe invertir más en políticas de saneamiento y agua potable.


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