El largo ciclo
de huracanes y fuertes tormentas registradas en la cuenca atlántica en los
últimos 25 años ha llegado a su fin, según vaticinaron hoy expertos de la
Universidad Estatal de Colorado (EE.UU).
Aunque el fin de esta etapa activa de huracanes que arrancó en
1990 "no significa un riesgo cero", los expertos han confirmado una
baja salinidad y una reducción de las temperaturas en aguas del Atlántico,
hechos que provocarán un menor número de tormentas.
Esta fue una de las principales conclusiones debatidas en la
Conferencia de Huracanes del Gobernador de Florida, que concluyó hoy en
Orlando, en la que el experto Phil Klotzbach explicó que hay antecedentes que
vinculan los ciclos de leve actividad con un escaso nivel de sal en el mar.
Esta baja salinidad propicia a su vez una reducción de agua
caliente en el océano, el principal generador de huracanes en la cuenca
atlántica.
"Hemos estado viendo bastante enfriamiento en el
Atlántico", manifestó el experto, quien recordó que en los ciclos de baja
actividad las probabilidades de que se forme una tormenta o huracán desciende a
un 15 por ciento.
La Universidad Estatal de Colorado dio a conocer en abril pasado
un estudio en el que vaticinó que la temporada de huracanes en la cuenca
atlántica, que comienza el próximo 1 de junio, será una de las "menos
activas" desde mediados del siglo XX.
De acuerdo con el informe elaborado por el Departamento de
Ciencias Atmosféricas de ese centro de estudios, en esta temporada atlántica
que terminará el 30 de noviembre, habrá 7 tormentas tropicales y 3 huracanes,
de los que al menos 1 se convertirá en ciclón de categoría mayor en la escala
de intensidad Saffir-Simpson, de un máximo de 5.
En el congreso celebrado esta semana en Orlando (centro de
Florida), y que culmina hoy, Klotzbach dijo que el vaticinio debería cerrarse
en 8 tormentas tropicales, debido a la formación la pasada semana de Ana, el
primer sistema oficial de este año y que se formó antes de que comience la
temporada oficial.
En su trayectoria, Ana alcanzó debilitada las costas de las
Carolinas con vientos máximos sostenidos de 95 kilómetros por hora, pero no
generó daños destacables ni heridos.
En este ciclo de 25 años EE.UU. fue azotado por varios huracanes y
tormentas de categoría mayor, entre ellos la supertormenta Sandy, que a su paso
en 2012 por el noreste del país dejó casi 150 víctimas mortales y daños
materiales estimados en 100.000 millones de dólares, que lo convierte en uno de
los más costosos en la historia del país.
No obstante, en los registros de este último periodo tendrá un
lugar destacado el devastador huracán Katrina, el tercer desastre natural más
mortífero en EE.UU. del que se tiene registro desde 1900 y el primero en daños
materiales.
Durante la temporada de 2005, que con sus 28 tormentas y quince
huracanes se alzó como la más mortífera en la historia reciente, Katrina arrasó
Nueva Orleans (Luisiana) y los estados de Misisipi y Alabama, y se cobró la
vida de 1.200 personas en el país y causó daños por más de 108.000 millones de
dólares, según el CNH.
Ese mismo año, Wilma castigó el sureste y sur de Florida con
vientos de 160 kilómetros por hora, y su paso se saldó con cinco muertos y el
mayor corte de electricidad que ha sufrido el estado, que duró semanas en
algunas zonas. EFE
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