El problema del pájaro, conocido como correlimos
gordo, playero ártico o playero rojizo, es que al nacer con el pico más corto
no consigue alcanzar el marisco adecuado para su desarrollo adulto.
Washington, 12 may (EFE).- El calentamiento del Ártico
está reduciendo el volumen corporal de una especie de aves, que al nacer con un
pico cada vez más pequeño, no puede acceder a su alimento, lo que amenaza su
supervivencia, según un estudio publicado hoy por la revista especializada
Science.
El problema del pájaro, conocido como correlimos gordo,
playero ártico o playero rojizo, es que al nacer con el pico más corto no
consigue alcanzar el marisco adecuado para su desarrollo adulto.
El estudio lo llevó a cabo un equipo internacional de
investigadores procedentes del Real Instituto de Investigación Marina de
Holanda (NIOZ) y la Universidad de Groningen en los Países Bajos, la
Universidad de Deakin (Australia), el Centro Nacional de Investigación
Científica (CNRS) de Francia, la Universidad de Gdansk (Polonia) y de la
Universidad de Moscú.
A través de imágenes obtenidas por satélite, los
investigadores han seguido la pista de esta especie de pájaro, cuyo nombre
científico es Calidris canutus, una de las aves migratorias más conocidas y la
que cría más al norte del planeta.
Lo más dificultoso de esta investigación fue que las
consecuencias del acortamiento del pico no se aprecian hasta la juventud del
pájaro, pues es al llegar en su migración al oeste de África cuando el ave
padece las consecuencias de la malformación.
Durante 33 años, los científicos han observado que la
nieve se deshiela cada vez más temprano en las tierras donde se reproduce el
ave, a un ritmo de medio día antes por cada año que pasa.
Ello significa que este año la nieve se deshizo dos
semanas antes de lo que sucedía tres décadas atrás, un ritmo tan acelerado que
ha alterado la vida del correlimos gordo.
Para explicar el encogimiento del pájaro basta
entender que un cuerpo de menor volumen tiene más sencilla la tarea de
ventilarse y desprenderse del calor corporal bajo temperaturas más cálidas.
El detonante que pone en peligro la supervivencia del
pájaro es que al menguar respecto de las dimensiones originales de la especie,
el pico también se va haciendo, en proporción, cada vez más pequeño.
La necesidad de un pico largo viene porque el alimento
en el que el ave basa su dieta es un mejillón que vive entre las rocas, y los
ejemplares de mayor calidad y más nutritivos son los que están escondidos en
las profundidades de las rocas más angostas.
Así, el pájaro debe conformarse con comer los peores
mejillones y depende cada vez más de los insectos como alimento alternativo,
pero los ciclos en los que estos aparecen no siempre coinciden con sus
necesidades alimenticias durante su estancia en África.
A partir de ahí, el corremolinos entra en una espiral:
como es más pequeño, no alcanza la comida y como no alcanza la comida, no crece
lo suficiente y la malnutrición le debilita.
El doctor Jan van Gils, uno de los líderes del estudio
desde el NIOZ, en Holanda, califica el fenómeno de "desajuste morfológico"
y rechaza achacar los cambios a la mera "evolución" de la especie, ya
que no es una adaptación del cuerpo a las necesidades del animal sino que es
una reacción a un factor externo causado por el ser humano.
La prueba de que esta alteración no es natural es la
"dinámica negativa de la población" del corremolinos, que decrece en
las épocas más cálidas, cada vez más frecuentes, añadió van Gils.
La malnutrición debilita a los animales, reduce la
natalidad y algunos ni siquiera llegan a la edad adulta.
A la luz de estos resultados, los científicos piden
que el calentamiento del planeta se considere "una alarma ecológica
global", por sus efectos negativos en la fauna.
Igual
que con el corremolinos rojo, los investigadores alertan de que otras especies
migratorias que sufren las consecuencias del deshielo del Ártico, que en
ocasiones se manifiestan a miles de kilómetros de distancia.
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