La Organización de Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura (FAO) difundió un informe en el que señala que
la sequía causó el 30 % de todas esas pérdidas agrícolas, el equivalente a
29,000 millones de dólares.
Otros desastres meteorológicos extremos,
como las altas temperaturas y las tormentas, fueron responsables del 28% de las
pérdidas (por valor de 26,500 millones de dólares), mientras que las
inundaciones lo fueron del 20% (19,500 millones).
El estudio analiza el coste que ha
supuesto para los productores reducir la producción de cultivos y ganadería
después de 332 desastres naturales ocurridos en 87 países en desarrollo de
África, América Latina y el Caribe, Asia y las islas del Pacífico en una
década.
Alrededor de la mitad de las pérdidas
cuantificadas (48,000 millones de dólares) se registró en Asia, sobre todo por
inundaciones y tormentas, indica el texto, que agrega que en África se llegó a
26,000 millones de dólares y en América Latina y el Caribe a 22,000 millones.
En estas dos últimas regiones la sequía
constituyó el principal problema para la agricultura, especialmente en el Sahel
y el este del continente africano durante esos diez años.
Los países configurados por pequeñas
islas, muchos de ellos vulnerables al cambio climático, sufrieron un aumento en
las pérdidas económicas vinculadas a los desastres naturales: de los 8,7
millones de dólares contabilizados entre 2000 y 2007 se pasó a más de 14.000
millones durante el periodo 2008-2015.
Los agricultores de los países en
desarrollo también tuvieron que afrontar incendios, plagas, vertidos tóxicos y
brotes de enfermedades animales, que en general afectan al crecimiento agrícola
y merman los medios de vida.
Ante la “nueva normalidad” que
representan esos fenómenos naturales, exacerbados por el cambio climático, el
director general de la FAO, José Graziano da Silva, apuntó en un comunicado que
“la reducción y la gestión del riesgo de desastres deben convertirse en una
parte integral de la agricultura moderna”.
Remarcó que se necesita actuar de forma
“más ambiciosa” para asegurar el desarrollo sostenible, que es la “base para la
adaptación al cambio climático”.
El sector primario (incluidas la
agricultura, la ganadería, la pesca, la acuicultura y la gestión forestal)
sufre alrededor de una cuarta parte de los daños y pérdidas que causan los
desastres naturales en los países en desarrollo, según las evaluaciones de la
FAO.
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