Científicos de varias nacionalidades viajan en un
barco hacia el Mar de Ross, sur de Nueva Zelanda, para estudiar el ecosistema
del fondo marino, donde intentarán captar imágenes y sonidos de las especies
que habitan esta remota y salvaje zona del planeta.
Este espacio marítimo al sur de Nueva Zelanda, y de unos 1,55 millones de
kilómetros cuadrados -declarado zona protegida desde el año pasado-, alberga un
tercio de la población mundial de pingüinos adelaida, un cuarto de la de los
pingüinos emperador, además de petreles antárticos, focas de Wedell y merluzas
negras.
23 científicos abordo del Tangaroa
Hacia la zona zarpó esta semana el barco neozelandés Tangaroa con 23
científicos a bordo, entre ellos dos españoles, un chileno y una argentina, en
la expedición que cada dos años organiza el Instituto de Investigación Acuática
y Atmosférica (NIWA) y la Universidad de Auckland.
Estas indagaciones llevarán a los científicos del Tangaroa a hurgar en las
profundidades del fondo marino, donde intentarán captar imágenes y sonidos de
las especies que habitan esta remota y salvaje zona del planeta.
“Vamos a tratar de demostrar que estas
medidas son útiles para la conservación del medioambiente y sus recursos”, dijo
a Efe el científico chileno del Instituto Nacional de Investigación del Agua y
la Atmósfera de Nueva Zelanda (NIWA), Pablo Escobar, antes de iniciar la
expedición que recorrerá 7.800 kilómetros.
“Siempre se descubren especies nuevas”,
dijo Escobar, que insistió en la importancia de conocer la fauna del plantea y,
sobre todo, la de las profundidades marinas “antes de que se extingan y nunca
las lleguemos a ver”.
Heces de las ballenas y el ecosistema de la Antártida
Uno de los estudios previstos consistirá en recolectar a mano con una
pequeña red, desde una lancha, las heces de las ballenas para analizar cómo
estas afectan al ecosistema antártico.
“Eso se hace para estudiar los isótopos
estables en las muestras y aprender de qué niveles tróficos (conjunto de
organismos de un ecosistema) se alimentan”, explicó Escobar.
La idea parte de estudios preliminares que sugieren que el plancton depende
de estos excrementos como fuente de hierro.
“Muchos animales que consumen
zooplancton y fitoplancton transfieren la energía a las ballenas, los
pingüinos, las focas y las aves. Todo está conectado y por eso debemos entender
más sobre estos ecosistemas”, enfatizó el experto chileno.
La comunicación de las ballenas
Otro equipo utilizará boyas con hidrófonos para captar el sonido que
producen las ballenas, especialmente en invierno, cuando el hielo impide el
acceso a la zona.
“Las ballenas usan los sonidos para
comunicarse entre ellas y buscar comida. Nos ayudará a identificar a las
especies”, dijo Escobar, al precisar que no todos los cetáceos se desplazan
durante el invierno hacia el norte en busca de calor.
El científico chileno ya participó hace dos años en una expedición similar
que pudo grabar 40.000 cantos de la esquiva ballena azul, especie de la que
pudieron avistar decenas de ejemplares tras una paciente búsqueda en una zona
con abundantes cadúmenes de krill.
Señales acústicas a 1.000 metros de profundidad
Otro estudio, en el que se centrará Escobar utilizará sondas de sonido para
calcular la distribución y abundancia de peces a través de señales acústicas.
“Todo organismo con una densidad
diferente a la de las columnas de agua produce un eco”, precisó el chileno,
experto en acústica.
Las mediciones se centrarán en los sonidos de los peces mesopelágicos, que
viven entre los 200 y 1.000 metros de profundidad así como del krill y el
plancton.
Efectos del cambio climático
Los efectos del cambio climático también serán materia de estudio de la
expedición a través de la observación del intercambio del CO2 entre la
atmósfera y el océano, que es uno de los sumideros de este dióxido de carbono,
vinculado a los gases de efecto invernadero.
Asimismo se elaborará un mapa del fondo oceánico en la zona del Mar de Ross
para determinar los efectos del cambio climático, se analizará la bioquímica
del océano y las comunidades microbianas, entre otras labores.
EFEverde
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