AUSTIN, Estados Unidos. En el año 2050 el 66 % de las personas
vivirán en núcleos urbanos, por lo que resultará imprescindible desarrollar
nuevas tecnologías en la construcción de las ciudades que contribuyan a reducir
su impacto ambiental.
Con este objetivo, miembros de la Comisión Europea (CE) presentaron en el
encuentro anual de la Asociación Americana para el Avance Científico que se
celebra estos días en Austin (Texas, EE.UU.), proyectos científicos que mejoran
la calidad de vida de la sociedad gracias a la nanotecnología, la biotecnología
y materiales avanzados.
En definitiva, plantean que en las “ciudades inteligentes” todas sus
superficies, tanto verticales como horizontales, ayuden a establecer un hábitat
ideal en el interior de la vivienda y a renovar la calidad del aire exterior.
El proyecto “Materiales avanzados y nanotecnología” (AMANAC, por sus siglas
en inglés), englobado dentro del programa Horizonte 2020, reúne a 233 socios
europeos que participan en el perfeccionamiento de ideas que potencien la
eficiencia energética de los edificios.
Según datos de los desarrolladores de AMANAC, la participación de pequeñas
y medianas empresas (PYMES) se establece en un 36 % y de las grandes industrias
en un 27 %.
Olga Río, de la Dirección General de Investigación e Innovación de la CE,
valoró positivamente esta colaboración del tejido empresarial, aunque reclamó
mayor implicación de las instituciones.
“Hay que intentar incluir al usuario final, que en muchos casos son las
propias administraciones; las que además pueden generar legislaciones que
favorezcan la aplicación de los avances”, detalló Ríos en una entrevista con
Efe.
Entre los proyectos presentados por AMANAC se encuentran: mejoras en el
aislamiento de los edificios, materiales que generan energía, componentes de
construcción livianos y autosuficientes basados en nanotecnología, o las
conocidas como “ventanas inteligentes”, capaces de regular la temperatura en
función de la luz solar.
En este sentido, Ríos destacó que cada vez se realizan más estudios para
conocer “el ciclo de vida” de los materiales, con el propósito de reducir los
gastos de mantenimiento en el futuro.
Los costes son unos de los primeros obstáculos de estos proyectos para
consolidarse en el mercado, ya que la sociedad aún considera elevada la
cantidad a pagar por inmuebles fabricados con materiales avanzados.
“En muchas ocasiones, el precio de una
vivienda construida con estos materiales puede tener un coste ligeramente
superior al habitual, pero si contamos el ahorro que supone a largo plazo
gracias a su sostenibilidad, deberían suponer una ventaja”, explicó.
Hogares verdes
En Europa, muchos países apuestan ya por las “casas pasivas”, hogares
verdes que aprovechan recursos de la arquitectura bioclimática, que evitan
fugas de energía y están fabricadas con materiales sostenibles.
Ríos opinó que existe la necesidad de “aplicar ideas que ofrezcan
soluciones reales” para generar “un cambio de mentalidad” basado en el
equilibrio entre el coste social y el coste financiero.
Por su parte, el director de política de materiales avanzados y
nanotecnología del CE, Giuseppe Luca Polizzi, remarcó el control ético de la
Unión Europea sobre los programas de investigación que evita “el lanzamiento de
soluciones que no sean cien por ciento seguras” para la ciudadanía.
Además de los recursos destinados a la eficiencia energética de los
materiales para las infraestructuras, este organismo contempla el desarrollo de
proyectos en otros ámbitos que se basen en la mejora de la calidad de vida de
las personas.
El uso de materiales avanzados puede abaratar costes en muchas otras áreas
de trabajo, como por ejemplo en el sector sanitario, “con el empleo de prótesis
elaboradas a partir de impresiones 3D”, agregó Polizzi.
EFE / Diario Libre
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