Muchas veces escuchamos hablar de presión arterial, tensión arterial,
hipertensión y demás términos que no nos quedan muy claros pero que sabemos son
importantes para mantenernos sanos.
¿Qué es exactamente la presión arterial?
La presión arterial es la presión que ejerce el flujo sanguíneo dentro de
las arterias. Esta presión aumenta y disminuye en función de la actividad del
corazón y de los músculos del cuerpo.
Esta presión arterial es el resultado del ritmo cardíaco que se produce por
la resistencia que encuentra la sangre cuando circula en los vasos sanguíneos.
La presión arterial es definida en términos de presión sistólica y presión
diastólica.
·
Presión sistólica: La presión sistólica, por
oposición a la presión diastólica, corresponde a la presión arterial medida
durante la fase de la sístole, es decir, cuando el corazón se contrae.
Es la presión más elevada en números al momento de que el médico la
controla y debe ser menor a 140 mmHg, de otra manera, debemos hablar de
hipertensión arterial.
·
Presión diastólica: La presión diastólica, por
oposición a la sistólica, corresponde a la tensión arterial medida durante el
momento en que el corazón se encuentra en reposo o diástole.
La presión diastólica está indicada por el valor más bajo dado al momento
de controlar la presión arterial. Hablamos de hipertensión cuando el valor es
superior a 90 mmHg.
Muchos factores pueden influir en la presión arterial: la edad, la
actividad física, el estrés, la obesidad y los medicamentos que los pacientes
ingieren.
¿Cómo se mide la presión arterial?
El tensiómetro, es un aparato que permite medir la presión arterial y que
junto con el estetoscopio forman parte de los elementos base para cualquier
médico que controla la presión arterial.
Hoy en día, los tensiómetros se han democratizado de manera tal que todos
podemos tener uno en casa. El cálculo se efectúa a nivel del brazo o de la
muñeca, el brazalete que se coloca rodeando el brazo se infla automáticamente y
de esta manera se pueden calcular los niveles de presión arterial.
Hipertensión arterial.
La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo vascular. Provoca anomalías y una rigidez de las paredes de las arterias por el hecho de la presión mecánica permanente ejercida sobre las mismas. Además, aumenta el riesgo de aparición o agravamiento de la placa de ateroma.
Las arterias habitualmente alcanzadas son las que irrigan al cerebro, al
corazón, los riñones e incluso los miembros inferiores. De esta manera, la
hipertensión arterial aumenta el riesgo de accidentes cerebrovascular,
cardiopatías, entumecimiento de los miembros inferiores e insuficiencia renal
crónica que incluso puede necesitar prácticas de diálisis.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 62% de los accidentes
cerebrovasculares se atribuyen a una presión arterial elevada.
Por otra parte, la presión arterial aumenta indirectamente la actividad del
corazón para mantener el flujo sanguíneo constante. Esto acarrea una
hipertrofia ventricular izquierda, es decir, el aumento del volumen del
ventrículo izquierdo y una pérdida progresiva de la actividad contráctil
pudiendo evolucionar en una insuficiencia cardíaca.
Estos riegos pueden agravarse con la presencia de otros factores como la
hipercolesterolemia o la diabetes.
Por lo general, la hipertensión arterial es asintomática, es decir, que no
presenta síntomas concretos. Sin embargo, una presión alta crónica puede
ocasionar los siguientes síntomas:
·
Dolores de cabeza (suelen presentarse muy temprano por la mañana).
·
Fatiga.
·
Sensación de vértigo.
·
Zumbido en los oídos.
·
Palpitaciones.
·
Sangrado de nariz.
·
Confusión.
·
Somnolencia.
·
Entumecimiento o adormecimiento de manos y pies.
·
Hormigueos en manos y pies.
·
Una presión arterial diferente dependiendo de cada persona.
·
La presión arterial cambia de persona a persona en función de diferentes
factores:
·
Predisposición hereditaria: La tensión arterial puede depender
de factores familiares y genéticos, del consumo de sal, del estrés, etcétera.
·
Sobrepeso: El peso es también un factor importante. Una
persona obesa no tendrá la misma presión arterial que una persona con un peso
acorde a su sexo, estructura física y edad.
·
Diabetes: Las personas que padecen de diabetes tienen más
riesgos de ser víctimas de la hipertensión ya que sus arterias son más duras y
por lo tanto la presión arterial es más elevada.
·
Edad: Las arterias endurecen con el paso del tiempo y
las personas mayores están más expuestas a los riesgos de la hipertensión.
Presión arterial y edad.
Ya hemos visto en qué consiste la presión arterial y qué factores
predisponen a ser hipertenso. Veamos ahora cuál es la presión arterial normal,
en una persona que no padece ninguna patología que altere los niveles según su
sexo y su edad.
Mujeres:
Hasta los 20 años: 116/72.
20 a 30 años: 120/75.
30 a 40 años: 137/84.
40 a 50 años: 137/84.
50 a 60 años: 144/85.
Más de 70 años: 159/85.
Hombres:
Hasta los 20 años: 123/76.
20 a 30 años: 126/79.
30 a 40 años: 129/81.
40 a 50 años: 135/83.
50 a 60 años: 142/85.
Más de 70 años: 142/80.
Como podemos ver, al incrementarse la edad las cifras van aumentando.
¿Qué te parece hacer un control de la presión arterial? ¿Cuánto hace que no
realizas uno?
Si tus valores están por debajo o muy por encima del uso que acabamos de
dar como indicadores normales, es necesario hacer una consulta médica y evaluar
el porqué de estos incrementos.
La prevención es la mejor manera de combatir los problemas de hipertensión
porque a partir de ahí veremos qué cambios debemos hacer en nuestros hábitos de
vida para no ponernos en situaciones de riesgo.
Muchas personas creen que estos problemas sólo afectan a personas mayores,
pero siempre que te excedas en el tabaco, el alcohol, las comidas o hagas una
vida desordenada en varios aspectos, estás en situación de riesgo y el corazón
es el principal afectado.
¿Conoces a alguien que pueda estar padeciendo de hipertensión sin saberlo?
Los síntomas descritos te ayudarán como guía.
No dejes de recomendarle leer esta información tan importante y realizar
chequeos complementarios para descartar cualquier tipo de problema en el futuro
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