martes, 27 de febrero de 2018

EL GRAN SANTO DOMINGO ANTE EL RETO DE LA INTELIGENCIA COLECTIVA




Santo Domingo afronta un gran reto que puede bien posicionarla entre las grandes capitales de referencia en el mundo, o dejarla excluida entre las ciudades de segundo orden en el ámbito regional caribeño.
En la ruta hacia una meta común, la de lograr una metrópoli próspera e inclusiva, es necesario asumir su metropolización funcional tanto a nivel local-municipal, como regional y nacional así como la integración de los subsistemas que conforman el Sistema Urbano Nacional del llamado Gran Santo Domingo.
Y para esto hemos propuesto adoptar un modelo que sirva como soporte para estructurar este PLAN que nos pareció viable, tanto por su adaptabilidad, como porque ha servido en otros casos similares para asumirlo de manera tal que permitiera realmente la integralidad de las propuestas en cada nivel y propósito a través de Planes, Programas y Proyectos; por lo que hemos invitado a su ideólogo para que nos ayude a aterrizar una propuesta con el Gran Santo Domingo como cabeza del sistema urbano nacional. A continuación, un texto del Arquitecto Pedro Ortiz, autor del libro “The Art of Shaping the Metropolis:


ARQ PEDRO ORTIZ

Los retos que tiene la metrópolis Gran Santo Domingo son tan simples como difíciles. Santo Domingo tiene que ser capaz de liderar la economía dominicana colocando sus productos con un valor añadido que les otorguen valor comercial internacional en los mercados globalizados. De su capacidad de hacer esto dependerá su riqueza en el futuro y su capacidad para resolver las necesidades y desigualdades de los dominicanos en la metrópolis y en el país. Y para hacer esto Santo Domingo necesita hardware y software, infraestructuras y conocimientos, ciudad y ciudadanos.
El éxito de una metrópolis depende de tener buen software y buen hardware. El hardware son los ladrillos, el hormigón, el acero y el vidrio. Las calles y los edificios. El software de una metrópolis es su ‘logiciel’, como bien dicen los franceses. El conjunto de procesos que se producen dentro del hardware. Es decir los procesos sociales y económicos; lo que hacemos de ella los que vivimos en ella. El software somos sus habitantes. Somos nosotros.
No vamos a definir como se debe tener un buen software. No es el tema de la Planificación Metropolitana. Solo decir que el software de la metrópolis se compone de Data Bank, es decir Recursos Humanos, que es el conocimiento y formación que tenemos todos nosotros; y de Programas, es decir Recursos Sociales, que es como todos nosotros interactuamos con nuestros conocimientos para generar una producción con sinergias y efectos multiplicadores. Eso es lo que hace que Londres alcance un PIB per Cápita de 153.000 USD y el de Nueva Delhi sea de 6.000 USD.
El éxito de las metrópolis depende de tener una infraestructura bien diseñada y localizada y unos ciudadanos capaces de aprovecharla al máximo para generar actividad económica y productos competitivos. Pero no basta con tener infraestructuras. Sobretodo no basta con tenerlas sin ton ni son, mal localizadas y del género que no se necesita. Las infraestructuras productivas tienen que seguir una visión de conjunto, un proyecto colectivo de ciudad, una coherencia consigo mismas, pero sobretodo con las necesidades y potencialidades de la sociedad a la que sirven.
Hay diversas formas de construir un consenso colectivo sobre esa visión conjunta requerida para estructurar las metrópolis. Las hay mecanicistas que utilizan un proceso establecido que llega a producir unos criterios básicos. Las hay cualitativas que se estructuran sobre la inteligencia colectiva (el software) de una sociedad construyendo una visión de conjunto que la proyecta hacia el futuro. En matemáticas diríamos que las hay que son Sumatorias (Σ), pero también las hay que son Integrales(∫).


Esquema y diagrama de síntesis de la estructura primigenia metropolitana de Santo Domingo
En nuestro caso, el Gran Santo Domingo, nos encontramos con los problemas típicos de las grandes metrópolis:
• Problemas de Medio Ambiente: donde la expansión urbana se va comiendo entornos de calidad que deberían ser protegidos;
• Problemas de Vivienda: donde los segmentos de renta más bajos no alcanzan a integrarse al mercado formal de la vivienda y no pueden sino optar por la informalidad incontrolada;
• Problemas de Tráfico: donde el incremento de la motorización congestiona progresivamente la metrópolis hasta llevarla al colapso.
• Problemas de Transportes Públicos: en los que la capacidad de la demanda no alcanza a pagar los costes de inversión ni los de mantenimiento del servicio;
• Problemas sociales: en los que la disparidad de ingresos genera una dualidad que no solo plantea problemas de ética, sino que amenaza con romper la estabilidad social y política a largo plazo;
• Problemas económicos: en los que los esfuerzos por el crecimiento no consiguen alcanzar los 9.000 USD per cápita de metrópolis de renta media;
• Problemas de Gobernanza: en los que la diversidad de instituciones involucradas y los responsables al frente de ellas, no intentan alcanzar un dialogo integrador de las soluciones necesarias.
De estos problemas se puede hablar. Se pueden establecer programas de diálogo y articulación de voluntades; y existen metodologías ad-hoc para afrontar los procesos de construcción colectiva de una gobernanza metropolitana. Metodologías que aplican las grandes organizaciones internacionales de ayuda al desarrollo como el Banco Interamericano, UN-Hábitat, UNCRD, o el Banco Mundial, entre otros.


Hay que lograrlo... ¡es el camino correcto!. Pero... ¿es suficiente?; Y si ese es el camino, ¿por qué los países no se desarrollan a pesar de toda esa ayuda?; ¿Qué falta?
Hacia una Metrópolis inteligente.
Para una metrópolis inteligente faltan dos cosas:1. La primera son los Recursos Sociales; y 2. La segunda es la visión integral, más allá de la sumatoria que siempre se visualiza como solución:
1. Los recursos sociales: Debemos entender la diferencia entre los recursos humanos y los recursos sociales. Los recursos humanos son la suma de lo que todos nosotros sabemos. Los recursos sociales son el sistema de valores que hace que sepamos trabajar juntos para producir un producto mejor que si lo hiciéramos separadamente. Los recursos humanos se mejoran con presupuesto y tiempo. Con presupuesto y tiempo se mejora la educación que los ciudadanos necesitan para ser más productivos. Los recursos sociales no. Son el sistema de articulación social que hace que un país o una metrópolis sepa generar una sociedad más justa y más eficaz, y podríamos llamarla también “inteligencia colectiva”. Es esa manera de saber trabajar que hace que dos ingenieros alemanes producen 2,5; y dos ingenieros de países subdesarrollados produzcan solo 1,5 o incluso 0,5.
Las metrópolis se construyen con recursos sociales. El hardware construido se puede destruir (ejemplo: Alemania durante la Segunda Guerra Mundial) pero como los recursos sociales están ahí, en 10 años fueron capaces de reconstruirse y volver a ser el motor de Europa. Y hay metrópolis que no tienen recursos sociales, como por ejemplo Haití, por lo que por mucho que se les ayude o invierta, tardaran decenios en reconstruirse, o talvez no lo conseguirán nunca.
Como incrementar entonces los recursos sociales de Santo Domingo? Los recursos sociales, como hemos dicho, son un sistema de valores, una capacidad de trabajar juntos que no es aprendido el la academia. Cada sociedad los tiene que generar desde adentro... ¡No se pueden importar!. Y no son los programas multilaterales los que los construyen, para lo qué invitamos a analizar el caso de África con todas las ayudas desde hace casi 70 años, y por lo que reiteramos que el Gran Santo Domingo tiene que hacerlo por si mismo desarrollando sus capacidades para lograr lo que quieren y pueden hacer.
2. La visión integral: El desarrollo no es la suma de todos los sectores involucrados en el mismo. No es la suma de programas por separado en economía, formación, transportes, infraestructuras, medio ambiente, vivienda, y otros, sino la conjunción de todos ellos en una estrategia integrada. Y eso no se consigue por la sumatoria de los programas de Gobernanza que sirven para su gestión. Y es necesario por tanto la inteligencia colectiva de un pueblo para poder hacer una síntesis que reciba el apoyo unificado para conseguir el objetivo integrador de los diversos esfuerzos que se consigan concitar.
Y eso es lo que hace falta para lograr armar una metrópolis inteligente; por lo cual no es un programa de Medio Ambiente, y otro de Transportes, y otro de Vivienda, y otros los que hacen que una metrópolis sea eficaz y competitiva, equitativa y justa, sustentable y resiliente.
Es necesaria una visión de conjunto que las integre y que logre que se produzcan las sinergias necesarias para obtener efectos multiplicadores. Y quien no sepa generar sinergias multiplicadoras será menos competitivo que el que las sepa generar, porque si no, seguirá siendo una economía de baja renta frente a las de alta renta que SI las saben generar. Y esas sinergias, esos multiplicadores, se alcanzan no solo a través de la “inteligencia colectiva” de la que hemos hablado antes sino a través de metodologías de planificación que dan respuestas integrales en lugar de acumulativas.
Esas son las condiciones actuales del Gran Santo Domingo que debe decidir que quiere para su futuro... Ese futuro está ahí. Va a ocurrir. Pero depende de cómo Santo Domingo lo afronte como metrópolis será un futuro mediocre, como el de tantas ciudades que sobreviven con sus problemas y soluciones parciales, o será un futuro que ubique a la República Dominicana en una posición de liderazgo en su entorno regional y continental. Y ese futuro depende de los dominicanos, y de los líderes y personas a cargo de las instituciones responsables.
Colofo
Estas decisiones deberán ser adoptadas en función del tipo de estrategia que se asuma, que puede ser desde un desarrollo orientado al tránsito [TOD] hasta un Sistema Integrado de centros bajo premisas territoriales [como el Modelo Metro-Matrix que he citado anteriormente], y/o de una mezcla de ambos que permita generar la coherencia/cohesión que haga viable la toma de decisiones para mantener una red de relaciones productivas que permitan un ordenamiento inclusivo del territorio como viabilidad funcional para alcanzar las metas propuestas mediante zonas con ámbitos de carácter determinado en una gestión integral de sostenibilidad territorial, incluyendo todos los subsistemas que conforman el sistema metropolitano y en todas sus escalas[GC].


La estructura reticular subyacente en el área de influencia metropolitana.
Sobre Pedro B. Ortíz
Es el autor del libro “The Art of Shaping the Metropolis’ publicado por McGraw Hill, Nueva York, 2014 que explica la metodología Metro-Matrix de ordenamiento metropolitano que se está planteando en numerosas metrópolis del mundo a través de organismos multilaterales, gobiernos y universidades. www.pedrobortiz.com


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