REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Si bien es cierto que la comida sabe mucho mejor
cuando se le agrega sal, lo cierto es que un exceso de sodio es nocivo para
nuestra salud.
Hay que tener en cuenta que, además de la que le echamos a nuestras
preparaciones, se le añade a los alimentos que solemos comer a diario y ya
compramos hechos.
En este artículo te contaremos cuáles son las consecuencias de un consumo
excesivo de cloruro sódico.
¿Qué provoca el exceso de sal en el organismo?
El consumo elevado de sodio está relacionado con muchas dolencias,
enfermedades y síntomas.
Saber cuáles son es el primer paso para reducir la ingesta:
Ataques cardíacos
Las insuficiencias de corazón están relacionadas con las grasas, los
azúcares y la sal. Esta última aumenta la presión sanguínea y puede derivar en
hipertensión.
Según indican en la organización Blood Pressure, el exceso de este
condimento puede derivar en problemas como la angina de pecho y ataques
cardiovasculares.
Las hemorragias cerebrales, las embolias y los accidentes cerebrovasculares
también podrían tener una misma razón: el consumo de sal.
Cada vez son más los pacientes que fallecen por estas complicaciones y
justamente son mayores los porcentajes de personas que llevan una dieta alta en
grasas y sal.
Retención de líquidos
Cuando reciben mucha cantidad de sal los riñones tienen que trabajar más
que de costumbre.
Por lo tanto, suelen retener más agua de lo ideal y luego no pueden
excretarla como corresponde.
Los edemas son la señal más importante de retención de líquidos y suelen
aparecen sobre todo en los tobillos, las piernas y las manos.
El sistema renal se resiente y no puede llevar a cabo el filtrado y
depuración de la sangre de manera correcta. Por lo tanto, es más probable
sufrir cálculos o insuficiencias en los riñones si se lleva una dieta con mucha
sal.
Osteoporosis
La falta de calcio no es la única que empeora la salud de los huesos. El
exceso de sodio en el organismo también los perjudica. Esto se debe a que los
desmineraliza (como explica un estudio de la Universidad de Alberta, en
Canadá).
Cuando consumes mucha sal tienes más ganas de orinar, ya que el cuerpo está
haciendo todo lo posible por expulsar el líquido. Con la orina se pierde el
calcio, vital para fortalecer los huesos (incluyendo los dientes).
Enfermedades gástricas
Comer cosas muy saladas aumenta la posibilidad de sufrir trastornos
estomacales y digestivos. Por ejemplo, hay más riesgo de padecer una enfermedad
producida por la bacteria helicobacter Pylori.
También provoca úlceras en el estómago, indigestión e incluso cáncer. La
razón es simple: el sodio va rompiendo el recubrimiento mucoso de las paredes
de este órgano.
Asma
Existe una gran relación entre las personas que comen mucha sal con la
aparición de asma.
Una investigación del Hospital de Leicester (Reino Unido) indica que la
mortalidad en asmáticos es superior si llevan una dieta rica en sodio.
Asimismo, los niños y hombres son más proclives a padecer este problema.
Problemas cognitivos
Si bien esta consecuencia del exceso de sal no está completamente
confirmada, se cree que existe una concordancia entre una alimentación con
mucho sodio y problemas cerebrales.
Por ejemplo, un déficit de atención, dificultad para retener información o
problemas para resolver y entender problemas simples.
Quizás pueda deberse a una falta de agua en el cerebro, o a que la sangre
que llega a las neuronas está repleta de sodio y no permite hacer sinapsis como
corresponde.
En la justa medida, la sal no es peligrosa
Se trata de un mineral esencial para nuestro organismo y su funcionamiento
y por esta razón es bueno consumirlo.
El problema radica en el exceso de sal, ya que ocasiona muchas
complicaciones y enfermedades. El consumo recomendado por día es de 6 gramos de
sal (3 g de sodio).
En la actualidad, se llega a ingerir, entre todas las comidas, hasta el
doble de la cantidad diaria recomendada.
Al principio te será un poco difícil reducir la sal de tus platillos, ya
que las papilas gustativas la necesitarán para sentirle gusto a los alimentos.
Si cada vez añades menos, irás disfrutando del verdadero sabor de las cosas
al no estar “enmascaradas” con este aditivo.
Ten cuidado con las comidas procesadas y los menús que consumes. Suelen
llevar sal aunque se trate de alimentos dulces o que indiquen ser bajos en esta.
Los congelados y empanados aprovechan este mineral para mantenerse en
buenas condiciones por más tiempo.
Para condimentar tus platos te recomendamos que uses hierbas aromáticas,
como el romero, el perejil y el orégano. También puedes usar limón, vinagre o
aceite de oliva.
Evita los aliños como mayonesa o salsa de soja, ya que tienen mucha sal.
Un consejo más que útil: no lleves el salero a la mesa cuando te sientes a
comer. Esto te ayudará a “no caer en la tentación” de echarle más sal a la
comida.
Ya que hacer un cambio tan brusco en la dieta y dejar de consumir sodio de
un día para otro no es lo más “divertido” del mundo, puedes ir reduciendo de
forma consciente la dosis de sal que le pones a tus alimentos.
Verás que de a poco te vas acostumbrando a los sabores de cada ingrediente
y no necesitas tantos aliños o condimentos
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