En un curso de agua natural
existe un equilibrio dinámico entre la entrada y la salida de sedimentos. 💧 Es decir, el río
transporta material a lo largo del tiempo, manteniendo un cierto balance entre
lo que llega y lo que sale. Este equilibrio es lo que garantiza la estabilidad
del lecho y de las márgenes.
Las obras, canalizaciones mal
diseñadas, puentes, alcantarillas, contenciones rígidas e incluso las
ocupaciones cercanas a las márgenes pueden generar desequilibrios graves en el
comportamiento del río.
Y hay puntos donde este efecto
se manifiesta de forma mucho más intensa. ⚠️ Uno de los más críticos son las curvas del
curso de agua.
¿Por qué? 🤔
Porque la dinámica del flujo
en una curva es totalmente distinta a la de un tramo rectilíneo. Existe una
fuerza fundamental llamada tensión de arrastre, que es la fuerza que ejerce el
agua sobre el lecho y sobre las partículas de las márgenes, intentando
desplazarlas. 💦
Cuando el agua entra en una
curva, no “gira suavemente”. Los filetes de agua son lanzados contra la margen
externa de la curva con mucha más energía. 🌊 Esto incrementa directamente la tensión
de arrastre en ese punto.
Como consecuencia, se inicia
un proceso de erosión progresiva en esa margen. ⬇️
Este proceso es natural y
forma parte del comportamiento de los ríos, conocido como meandramiento del
eje. 🐍 El curso de agua se
desplaza lateralmente con el tiempo, buscando su propio equilibrio.
La gran alerta es esta: 🚨 cuando existe
infraestructura cercana —como vías, puentes, edificaciones, redes de drenaje o
cruces— este movimiento natural puede transformarse en un riesgo real, con
avance de erosiones, socavación de fundaciones e incluso colapsos
estructurales. 🏗️⚡

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