viernes, 17 de octubre de 2025

NO SIEMPRE MÁS ES MEJOR, PERO NO COMPREMOS QUE MENOS ES LA SOLUCIÓN.


 

En un contexto de costos altos, presión por sustentabilidad y mercados más exigentes, el desafío no es aplicar menos fertilizante, sino usar mejor cada nutriente.

 

Durante años, la eficiencia de uso de nutrientes (NUE) fue una métrica secundaria. Hoy, es un eje central de cualquier sistema que mira la rentabilidad y el medioambiente de manera responsable. Un kilo de nutriente bien utilizado vale más que dos mal aplicados.

 

️ Eficiencia: el nuevo paradigma

Un sistema eficiente logra que una mayor proporción del nutriente aplicado, sea al suelo o vía foliar,  sea realmente absorbido y metabolizado por la planta, reduciendo pérdidas y mejorando el retorno ($$).

 No se trata de “ajustar al mínimo”, sino de ajustar con criterio técnico:

Conocer el ambiente y su potencial productivo.

Definir dosis, fuente y momentos.

Integrar prácticas que mejoren disponibilidad y absorción.

Mirar el todo como un sistema en el que nutrición y sanidad operan juntos.

 

🧪 Tecnología al servicio de la eficiencia

Nuevas herramientas están ayudando a lograrlo:

Nanonutrición, que mejora la movilidad y aprovechamiento dentro del cultivo.

Recubrimientos inteligentes, que liberan nutrientes según temperatura y humedad.

Bioestimulantes, que potencian el metabolismo y la microbiota del suelo.

 Estas tecnologías no reemplazan la agronomía: la complementan y la hacen más precisa.

 

📊 De la receta fija al manejo adaptativo

La fertilización deja de ser una acción puntual para convertirse en un proceso de gestión continua, basado en medición, interpretación y corrección. El desarrollo de la tecnología nos provee Metodologías que permiten monitorear el estado nutricional real del cultivo y ajustar en tiempo real o lo antes posible, minimizando los desbalances nutricionales.

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