martes, 10 de febrero de 2015

QATAR HACE DEL DESIERTO UN MARAVILLOSO JARDÍN DE CULTIVO














En una región conocida por sus grandes rascacielos, la edificación de un modesto invernadero podría no merecer llamar mucho la atención.

Pero esta pequeña construcción cerca de la costa en la Ciudad Industrial Mesaieed en Qatar podría ayudar a cambiar el paisaje para siempre, dicen sus desarrolladores, convirtiendo la tierra del desierto en centros de cultivos de alimentos y producción de agua fresca.


La planta de prueba de una hectárea con valor de 5.3 millones de dólares durante este mes es el mayor triunfo para el Proyecto de los Bosques del Sahara (SFP por sus siglas en inglés), un concepto que ha sido desarrollado por una compañía noruega desde el 2008.

La instalación contará con un rango de tecnologías verdes incluyendo generar energía solar concentrada (CSP por sus siglas en inglés), con paneles fotovoltáicos y un invernadero enfriado con agua salada que imita un ciclo hidrológico.

Si comparas los sistemas hechos por el hombre con los ecosistemas hay bastantes diferencias.

Tendemos a crear sistemas simples, desconectados y lineares.

Los ecosistemas son complejos, interconectados e interdependientes. Esta interconectividad se ve por todo el diseño de la planta.

La electricidad del CSP ayuda a energizar las bombas que traen el agua de mar al lugar donde se usa para acondicionar el aire dentro del invernadero.

El efecto se logra al pasar agua de mar por pantallas porosas de cartón –llamados evaporadores que enfrían y humidifican el seco aire desértico, creando un ambiente favorable para el crecimiento de las cosechas.

Una parte del agua de mar evaporada dentro del invernadero también se condesa creando agua fresca, la cual se usará para regar las plantas.

Toda el agua salada que no pueda ser evaporada se pone en uso en otro lado.

El agua salada que sale de los invernaderos se va al CSP para enfriarlo –lo que la hace más eficiente– y después irá a las ‘protecciones’ del evaporador que crean condiciones de crecimiento para los cultivos y sembrar las áreas del desierto.

El resto terminará en lagunas de sal donde varios componentes –cloruro de sodio, yeso, carbonato de calcio– pueden ser extraídos y potencialmente comercializados.

Parece que a la planta de Qatar le seguirán proyectos más grandes como un sitio de 200 hectáreas en Jordania anunciado para desarrollarse.


Al juntar estas tecnologías (podemos) ocuparnos de algunos problemas mayores, crear alimentos con cero carbono en algunas partes del planeta que sufren por la falta de agua, producir energía renovable abundante, sembrar en los desiertos… al igual que proveer comida y viviendas a grandes cantidades de personas en partes del mundo que realmente sufrirán con el cambio climático en el curso de las próximas décadas.

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