Según estimaciones de Naciones
Unidas, en el año 2050 dos terceras partes de la población mundial residirá en
áreas urbanas, con los consiguientes retos sociales y ambientales que ello
plantea.
El desarrollo sostenible de
zonas urbanas en expansión supone un desafío en la redacción de políticas
urbanas a nivel territorial, estatal y mundial.
Las ciudades representan el
mayor foco de emisión mundial de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases de
efecto invernadero que contribuye al calentamiento global. Reducir las
emisiones de carbono es cuestión prioritaria en la agenda de la Unión Europea,
especialmente con la aprobación del Acuerdo de París en la cumbre celebrada en
la capital francesa en diciembre de 2015.
Según estimaciones de Naciones
Unidas, en el año 2050 dos terceras partes de la población mundial residirá en
áreas urbanas, con los consiguientes retos sociales y ambientales que ello
plantea. El desarrollo sostenible de zonas urbanas en expansión supone un
desafío en la redacción de políticas urbanas a nivel territorial, estatal y
mundial.
La planificación urbana
constituye una de las herramientas más potentes para mitigar el impacto
ambiental de las ciudades y reducir su contribución al calentamiento global.
Tradicionalmente, en las disciplinas responsables de decidir la forma y
distribución de la ciudad, no se incluían criterios de sostenibilidad ni las
consecuencias ambientales que se derivan del uso de los servicios públicos por
parte de sus habitantes, a pesar de que estos servicios son esenciales para el
bienestar de los ciudadanos y el desarrollo económico de la zona.
Una investigación conjunta de
la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad de Granada ha logrado
crear ahora un método para evaluar la influencia de las estrategias de
planificación urbanística sobre las emisiones de carbono asociadas a las
ciudades.
Los investigadores han
incluido con un enfoque innovador el impacto ambiental de las redes y servicios
públicos, cuyo diseño es consecuencia directa de los condicionantes de
planificación urbana y que tradicionalmente ha sido obviado en la evaluación
del impacto ambiental. Entre otros, se ha considerado la red de abastecimiento
de agua, el sistema de recogida de residuos y la red de alumbrado público. Los
resultados obtenidos ponen de manifiesto la considerable contribución de estos
elementos en el impacto medioambiental de las zonas urbanas a lo largo de su
ciclo de vida.
Como las emisiones de carbono
asociadas con el uso de la ciudad provienen de edificios e instalaciones
urbanas y servicios públicos, los autores del estudio se han centrado en la
etapa de uso y operación de estos elementos y no en la de construcción, ya que
es su utilización la que representa el mayor impacto ambiental.
Planes urbanísticos con
criterios de sostenibilidad En el modelo desarrollado, los científicos
calcularon en primer lugar el consumo de energía asociado a la fase operativa
del edificio, considerando los siguientes usos finales: sistemas de
climatización, iluminación, equipamiento doméstico, agua caliente sanitaria y
ascensores. Para la infraestructura urbana, se consideró el consumo energético
de las instalaciones públicas (alumbrado público y sistema de presión de agua)
y el consumo de combustible del servicio municipal de recogida de residuos. Por
último, el consumo de recursos se transformó en emisiones de carbono mediante
la aplicación de factores de conversión nacionales, pudiéndose diferenciar tres
niveles de gestión en el procedimiento de cálculo: doméstico, municipal y
nacional.
Esta metodología permitirá el
diseño de planes urbanísticos y estrategias de regeneración urbana bajo
criterios de sostenibilidad. Los autores destacan que es necesario seguir
profundizando en el estudio del papel de los servicios públicos en la huella de
carbono de las ciudades para el desarrollo de políticas energéticas y
ambientales más efectivas.
Los hallazgos de este estudio,
que han sido publicados en la revista Energy and Buildings, representan una
contribución a la literatura existente sobre el impacto ambiental asociado con
el desarrollo urbano y destacan la importancia de adoptar una perspectiva
multidisciplinar en la evaluación.
“Esta metodología es de ayuda
en la toma de decisiones sobre estrategias y políticas relacionadas con el
desarrollo urbano. Construir ciudades sostenibles y más habitables es
responsabilidad de los agentes implicados en la formulación de nuevas
políticas, pero también de investigadores, profesionales del sector y en
definitiva de todos los ciudadanos”, señala Rosalía Pacheco-Torres,
investigadora de la ETS de Ingeniería Civil de la Universidad Politécnica de
Madrid y autora principal del trabajo.
Las ciudades
representan el mayor foco de emisión mundial de dióxido de carbono (CO2), uno
de los gases de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global.
Reducir las emisiones de carbono es cuestión prioritaria en la agenda de la
Unión Europea, especialmente con la aprobación del Acuerdo de París en la
cumbre celebrada en la capital francesa en diciembre de 2015.
Según estimaciones
de Naciones Unidas, en el año 2050 dos terceras partes de la población mundial
residirá en áreas urbanas, con los consiguientes retos sociales y ambientales
que ello plantea. El desarrollo sostenible de zonas urbanas en expansión supone
un desafío en la redacción de políticas urbanas a nivel territorial, estatal y
mundial.
La planificación
urbana constituye una de las herramientas más potentes para mitigar el impacto
ambiental de las ciudades y reducir su contribución al calentamiento global.
Tradicionalmente, en las disciplinas responsables de decidir la forma y
distribución de la ciudad, no se incluían criterios de sostenibilidad ni las
consecuencias ambientales que se derivan del uso de los servicios públicos por
parte de sus habitantes, a pesar de que estos servicios son esenciales para el
bienestar de los ciudadanos y el desarrollo económico de la zona.
Una
investigación conjunta de la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad
de Granada ha logrado crear ahora un método para evaluar la influencia de las
estrategias de planificación urbanística sobre las emisiones de carbono
asociadas a las ciudades.
Los
investigadores han incluido con un enfoque innovador el impacto ambiental de
las redes y servicios públicos, cuyo diseño es consecuencia directa de los
condicionantes de planificación urbana y que tradicionalmente ha sido obviado
en la evaluación del impacto ambiental. Entre otros, se ha considerado la red
de abastecimiento de agua, el sistema de recogida de residuos y la red de
alumbrado público. Los resultados obtenidos ponen de manifiesto la considerable
contribución de estos elementos en el impacto medioambiental de las zonas
urbanas a lo largo de su ciclo de vida.
Como las
emisiones de carbono asociadas con el uso de la ciudad provienen de edificios e
instalaciones urbanas y servicios públicos, los autores del estudio se han
centrado en la etapa de uso y operación de estos elementos y no en la de
construcción, ya que es su utilización la que representa el mayor impacto
ambiental.
Planes
urbanísticos con criterios de sostenibilidad
En el modelo
desarrollado, los científicos calcularon en primer lugar el consumo de energía
asociado a la fase operativa del edificio, considerando los siguientes usos
finales: sistemas de climatización, iluminación, equipamiento doméstico, agua
caliente sanitaria y ascensores. Para la infraestructura urbana, se consideró
el consumo energético de las instalaciones públicas (alumbrado público y
sistema de presión de agua) y el consumo de combustible del servicio municipal
de recogida de residuos. Por último, el consumo de recursos se transformó en
emisiones de carbono mediante la aplicación de factores de conversión
nacionales, pudiéndose diferenciar tres niveles de gestión en el procedimiento
de cálculo: doméstico, municipal y nacional.
Esta metodología
permitirá el diseño de planes urbanísticos y estrategias de regeneración urbana
bajo criterios de sostenibilidad. Los autores destacan que es necesario seguir
profundizando en el estudio del papel de los servicios públicos en la huella de
carbono de las ciudades para el desarrollo de políticas energéticas y
ambientales más efectivas.
Los hallazgos de
este estudio, que han sido publicados en la revista Energy and Buildings,
representan una contribución a la literatura existente sobre el impacto
ambiental asociado con el desarrollo urbano y destacan la importancia de
adoptar una perspectiva multidisciplinar en la evaluación.
“Esta
metodología es de ayuda en la toma de decisiones sobre estrategias y políticas
relacionadas con el desarrollo urbano. Construir ciudades sostenibles y más
habitables es responsabilidad de los agentes implicados en la formulación de
nuevas políticas, pero también de investigadores, profesionales del sector y en
definitiva de todos los ciudadanos”, señala Rosalía Pacheco-Torres, investigadora
de la ETS de Ingeniería Civil de la Universidad Politécnica de Madrid y autora
principal del trabajo
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