Desde hace más de un siglo, los haitianos han estado penetrando pacíficamente
en el país asentándose en tierras agrícolas abandonadas por los dominicanos en
tiempos de la Primera República.
Por más esfuerzos que se hicieron en el siglo XIX por llegar a un
acuerdo con Haití, nunca fue posible aclarar la cuestión de los límites fronterizos,
pues el tratado de 1874 fue un instrumento defectuoso, las negociaciones de
Lilís poco antes de morir otorgaron los derechos d ellos
haitianos sobre las tierras, hasta entonces reclamadas por los dominicanos.
Durante muchos años, a principios del
siglo XX, se procuro llegar a un arreglo sobre los límites fronterizos, el cual
solo pudo aclararse en 1929 durante el Gobierno de
Horacio Vásquez.
Pero a pesar de haberse firmado el 21 de enero de ese año un Tratado
sobre la fijación de Límites, en el país quedaron viviendo varias decenas de
millones de haitianos trabajando como obreros de la industria azucarera
o como sirvientes en las casas de familia o
como agricultores y pequeños comerciantes en el sur y en la Línea Noroeste
cerca de la Frontera.
Esos haitianos estaban totalmente marginados de la vida dominicana y el
territorio por ellos ocupado era una extensión de la República de
Haití.
Los haitianos han ido llegando a la República Dominicana tratando de
escapar de los problemas sociales
que se encuentran en su país natal, la República de Haití.
En Haití el principal problema social que se presenta en todo el
territorio es la discriminación racial
y la mala distribución de
los ingresos.
A pesar de que la mayoría de los haitianos son negros, un 95% para ser
más específicos, estos han sido discriminados por la poca cantidad de mulatos
que hay en ese país.
Los haitianos mulatos tienen más en común con las clases adineradas de
los demás países.
La inmigración haitiana hacia la República Dominicana se relaciona
directamente con el desarrollo de
la industria azucarera en el país.
En el último cuarto del siglo pasado, comenzó a florecer la industria
azucarera en la República Dominicana, cuando muchos cubanos que vinieron a
nuestro país, huyendo de la Guerra de
los Diez años en Cuba,
para establecer ingenios.
Desde ese momento, muchos haitianos se fueron a trabajar a esas empresas,
atraídos por los salarios relativamente
elevados que ofrecían en la industria azucarera.
La ocupación Norteamericana en Haití en 1915, guarda una estrecha
relación con el carácter y el contenido migratorio desde ese país hacia la
República Dominicana.
Después de la Ocupación Norteamericana en 1915, la ocupación de la isla
por la marina de los Estados Unidos, el fenómeno migratorio adquirió rasgos
diferentes y un nuevo contenido. Todo el capital de
Wall Street se propuso convertir la Cuenca del Caribe en una gran plantación de
caña.
Las condiciones histórico-sociales y económicas en Cuba, República
Dominicana y Puerto Rico,
permitieron realizar una empresa de
semejantes dimensiones.
Pero en Haití, diversos factores estructurales, en particular la
tenencia de la tierra,
impidieron la realización de este proyecto.
En estas condiciones, paro no
desaprovechar una mano de obra barata y evitar nuevas revueltas agrarias, los
norteamericanos impulsaron y animaron la salida temporal de los trabajadores
agrícolas hacia los ingenios azucareros en Cuba y Santo Domingo.
La medida constituía una fuente segura de lucro y a la vez una válvula
de escape para aliviar la tensión interna en Haití.
A pesar de que a lo largo de la frontera con República Dominicana,
siempre han vivido miles de haitianos, fue solo para 1919 cuando éstos
comenzaron a cruzar para las plantaciones de azúcar
El número total de trabajadores haitianos, insignificante al principio
porque presentaba sólo una cuarta parte de la fuerza laboral de
una industria en expansión, nunca llegó a mas de 5,000. Sin embargo, para el
primer censo en 1920, los haitianos llegaron a representar el 59% del total de
la población total de extranjeros, que eran unos 47,780; y el 3% de la
población total del país.
Los inmigrantes estaban concentrados en las provincias de Monte Cristi,
Azua, Barahona, San Pedro de Macorís y el Seibó, porque estas eran localidades
importantes para la producción de
azúcar o ciudades ubicadas en la frontera.
Para el año 1920 se había extendido el desplazamiento.
De igual manera, el tráfico, legal o ilegal, de inmigrantes haitianos se
había convertido en una de las fuentes más
importantes de ingresos del Estado Haitiano. Para el 1937, años en que hubo el
mayor grado de deportación de haitianos y ocurrió la matanza de más de 12,000
haitianos por el ejército dominicano, la cifra total era de 200,000 haitianos.
Pero en realidad, la deportación y el genocidio no afectaron la vida de
los bateyes.
Desde agosto de 1941, el Gobierno Dominicano ha ido firmando tratados comerciales
temporales con el Gobierno Haitiano, para facilitar la importación de
braceros.
Actualmente se estima que el número actual de haitianos que viven en la
República dominicana es de 1, 378,000 haitianos. Aunque la mayoría de los residentes
haitianos viven en los bateyes y tienden a trabajar en la industria del azúcar,
éstos también trabajan en otros sectores agrícolas de la economía.
Hay que especificar que hay un movimiento circular
de mano de obra haitiana desde las plantaciones azucareras del sur hasta las plantaciones
cafetaleras del norte.
Los trabajadores haitianos constituyen más del 50% de los trabajadores
agrícolas en la producciónn de café y
arroz, dezplazando gradualmente a los dominicanos, como fuente de mano de obra
barata.
Hay alguna áreas definidas en las que se concentran los haitianos residentes
en la ciudad de Santo Domingo, hasta el punto de que existe un mercado libre
que es conocido como "El Pequeño Haití".
La presencia de los haitianos se percibe claramente en las áreas de
actividad turística donde la mayor parte de la artesanía manual es
producida y vendida por haitianos.
Los trabajadores haitianos experimentan un grado extremo de explotación. El trabajo en
la industria del azúcar es definido como brutal y que sólo pueden hacer los animales (es
decir, los haitianos).
De hecho, el corte de la caña está totalmente identificado como trabajo haitiano,
ya que los salarios son bajos y las condiciones y la calidad de
vida en los bateyes carece de interés para
la mano de obra nativa.
Hay dos tipos de bateyes: el batey central y el batey agrícola.
El batey central es donde está ubicado el ingenio azucarero y allí
residen las personas que procesan la caña después de cortada y pesada en el
batey agrícola.
La mayoría de las personas que viven en el batey central son
dominicanos, mientras que en el batey agrícola predominan los haitianos.
El batey central cuenta con frecuencia con una escuela y
está ubicada cerda de un poblado.
Legalidad e
ilegalidad de los inmigrantes haitianos en la República Dominicana
Los inmigrantes haitianos no están protegidos por el Código de
Trabajo vigente en la República Dominicana, ni por ninguna otra disposición
legal.
Por otro lado, en forma ilegal que llegan los inmigrantes haitianos y en
la penetración clandestina que en forma individual o colectiva realizan
algunos, se encuentran el punto de partida de la supe explotación a que son
sometidos miles de haitianos que trabajan en las plantaciones de caña de azúcar,
café, cacao y arroz en la República Dominicana.
El peso de la fuerza laboral haitiana en la industria azucarera, en la
recogida de café, cacao y arroz y en la industria de la construcción,
pone de manifiesto el alto índice de haitianos residentes en la República
Dominicana y el gran papel que desempeñan en las distintas áreas de la economía
nacional.
Su incidencia e influencia en la economía dominicana no solamente reduce
el importante papel que desempeñan en la industria azucarera; se manifiesta también
en la recogida del café, el cacao, el arroz, el algodón, el tomate y
la parte pesada de la industria de la construcción urbana.
Con este último sector la mano de obra inmigrante ha penetrado a
sectores de la economía dominicana que anteriormente estaban reservados
exclusivamente para los dominicanos.
El carácter ilegal de los inmigrantes haitianos en la República
Dominicana comprende tres tipos:
El haitiano que penetra a la República por la frontera.
El inmigrante haitiano que llega a la República por vía legal a trabajar
en uno de los ingenios, pero luego terminada la zafra, o antes de terminar la
misma, se escapa del ingenio.
Los haitianos hijos de inmigrantes que nacen en le República, hijos de
madres dominicanas, que carecen de documentación alguna,
y luego crecen convirtiéndose también en inmigrantes haitianos apátridas.
De los haitianos que viven en la República Dominicana el 90% reside en
forma ilegal. Es insignificante el número de inmigrantes haitianos residentes
de forma legal.
Desde ello año 1940 hasta el año 1952, los braceros haitianos que
trabajaban en la República Dominicana lo hacían en forma ilegal, como
consecuencia del tráfico clandestino.
En fecha de 5 de enero de 1952 fue concluido y suscrito en la República
Dominicana un Acuerdo sobre la Contratación en Haití y la Entrada a la
República Dominicana de Jornaleros Temporales Haitianos.
El acuerdo tenía una duración de 5 años y constaba de 17 artículos. Este
Acuerdo fue aprobado con un formulario de trabajo que debía ser firmado por la empresa que
contrataba al bracero y por éste.
Desde ese entonces se han ido firmando Acuerdos con Haití los cuales
tienen la misma finalidad.
La inmigración haitiana ha causado mucho revuelo tanto en el Estado dominicano
como en toda la población, ya que estos han venido ocupando nuestro territorio
desde hace ya mucho tiempo.
Aunque los haitianos han venido en busca de trabajo para tratar de
mejorar su status social,
si así le podemos llamar, con esta acción van
poco a poco desplazando a los dominicanos.
Porque en un principio ellos solo se dedicaban al corte de caña de azúcar,
pero ahora se han ido adentrando más y más en las distintas actividades
económicas del Estado dominicano, como son al algodón, el arroz, el café y el
cacao.
Los haitianos nos han ido ocupando, y todo esto se debe mayormente a que
nuestros Gobiernos no han sabido poner mano dura a estos inmigrantes.
El único Gobierno que trabajó con el caso de la inmigración haitiana, y tuvo
algo de bueno, fue el Gobierno de Rafael Leónidas Trujillo, aunque, en la forma
en que él lo manejó no fue de lo más cordial que digamos.
A pesar, de que Trujillo hizo mal, al realizar aquella matanza de haitianos
en 1937, en cierto modo para ese entonces le hizo gran ayuda al país.
Los haitianos han ido reemplazando la mano de obra dominicana, porque
estos realizan trabajos que los dominicanos no hacen, y mucho menos por el poco dinero que
ofrecen para hacerlo.
Y al seguir así los haitianos se
quedarán con todo el mercado.
Alternativas
Desde hace mucho tiempo que los haitianos han estado inmigrando a
nuestro territorio, aunque esta sea la fecha en que mayor repercusión haya
hecho, ya que, claro, es mayor y más fácil de notar.
En un principio los haitianos eran buscando por el Estado para la
producción de caña de azúcar de los ingenios, pero estos se fueron llevando
hasta quedarse en nuestro territorio, de una u otra manera.
Los haitianos han ido quedando y habitando, poco a poco, a nuestro
territorio pacíficamente, de forma que no han llamado la atención del
Estado, de tal manera que hagan algo al respecto.
Sería bueno, y un buen apoyo a la sociedad dominicana,
si el Estado se hiciera cargo de este problema haitiano, y que hiciera algo son
los inmigrantes ilegales que se encuentran en nuestro país, como son la mayoría
de los haitianos residentes en el país.
Si se hicieran cargo de esto, estaría evitando que la población,
principalmente obrera, dominicana no fuera desplazada lentamente por los
inmigrantes haitianos.
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