Este año, el Sol se puso por última vez el 18 de noviembre de 2025 y no volverá a asomarse por encima del horizonte hasta alrededor del 22 de enero de 2026, es decir, unos 65 días sin salida de Sol.
Esto no significa oscuridad
absoluta las 24 horas. Durante parte del invierno todavía hay crepúsculo civil:
aunque el Sol permanece por debajo del horizonte, llega algo de luz indirecta
que tiñe el cielo de azul profundo durante unas pocas horas. El resto del
tiempo, la iluminación depende de la Luna, de las luces artificiales del pueblo
y, en muchas noches despejadas, de las auroras boreales que cruzan el cielo
ártico.
En verano ocurre lo contrario: el Sol deja de
ponerse y Utqiaġvik vive el llamado Sol de medianoche, con luz continua durante
casi tres meses. Para sus habitantes, estos cambios extremos de luz no son una
curiosidad turística, sino parte del ritmo anual de vida en el Ártico

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