Santo Domingo
Impacto. La
gran cantidad de basura en el litoral del Malecón empezó a notarse desde el
jueves de la semana pasada, luego que el martes de la misma semana los restos
de la onda tropical Beryl dejara a su paso lluvias importantes sobre el país.
Solo
bastaron “dos pesos de agua”, como el famoso cuento del profesor Juan Bosch,
para que, justo al mediodía de ayer, los río Ozama e Isabela volvieran a
arrastrar gran cantidad de plásticos, como el pasado fin de semana, aunque esta
vez en menor escala.
Una “leve”, pero persistente lluvia caída ayer sobre
los barrios situados en las márgenes del río Ozama, dejó al descubierto nueva
vez el problema, que fue visibilizado por la población el pasado fin de semana,
cuando a consecuencia de la onda tropical Beryl, la ribera del Ozama y el
litoral sur del mar Caribe, se llenaron de plásticos y otros desperdicios.
Desde vasos
y platos de plástico hasta desechos de neveras y otros desperdicios fueron
arrastrados hacia las aguas del río, a través de unas diez cañadas ubicadas en
sectores como El Dique, Oxígeno, Las Enfermeras, en el ensanche Ozama, en la
parte oriental; y La Ciénega, Guachupita, Los Guandules y Gualey, Las Cañitas,
Capotillo, La Zurza, Simón Bolivar, en la zona norte.
Reciclar
para comer
Desde
diciembre de 2013 funciona el programa “Vida sobre el Ozama”, una iniciativa
encabezada por el padre Manuel Ruiz, que trabaja para disminuir la
contaminación del principal río de la ciudad.
En el marco
de este proyecto, los viernes. los habitantes de esos lugares. recogen botellas
y otros desechos plásticos del Ozama, que le son cambiados por alimentos.
Este
proyecto, en un principio planificado para ofrecer servicios de salud con un
conjunto de barcos que funcionan como policlínicas, surgió de la necesidad que
tenían las familias que vivían a las orillas del río, especialmente aquellas
que habitaban en la parte llamada El Dique, cerca de un famoso astillero que
dejó de funcionar hace algunos años debido a la contaminación que provocaba.
“Esta zona era considerada un vertedero, ya que continuamente se veían cúmulos
de desechos”, explicó la encargada del proyecto, Amarilis Peralta.
Esta iniciativa fue ideada y dirigida por el padre
Manuel Ruiz, secretario ejecutivo de la Pastoral Vida, de la Conferencia del
Episcopado Dominicano.
“Vida para
el Ozama” equivale a “devolverle vida al río”, a través de la recogida de
plásticos de los alrededores, evitando su contaminación como un proyecto de
ayuda al río. “Es un proyecto de la iglesia Católica concebido para devolverle
vida al río, sobre todo a la gente. No es simplemente un proyecto ecológico,
porque el centro es la gente”, narra el padre Ruiz, en el momento de apertura
del programa. “Hemos creado este proyecto en conjunto con el voluntariado del
Banco de Reservas, recogiendo todo lo que son plásticos.
La gente
los recoge, salen en yola a pescar, se unen en familia, van a los alrededores,
a los supermercados, casa por casa, y por eso van a ver por todas partes gente
con funda de plástico”, explicó. Durante la visita ayer del equipo de Listín
Diario varias familias adquirían comida a través de los Comedores Económicos.
“Una de las oportunidades es que ayudas a la gente a que consigan su comida,
pero ellos te ayudan a que el río permanezca en buen estado, limpiándolo. Se
nota el cambio sobre todo en la parte donde nosotros incidimos”.
RESIDUOS
SÓLIDOS
El canje de
plásticos por alimentos se produce todos los viernes en la sede de la
institución, en la calle Primera del sector La Javilla de El Dique, en Santo
Domingo Este, el cual “se llena” de personas que reciclan para comer, a la vez
que contribuyen con la transformación social y económica de su entorno, en las
márgenes del río Ozama.
El
voluntariado BanReservas les entrega más de 1,200 raciones de alimentos con un
costo promedio de RD$450, que recibe un representante de cada familia por medio
de un ticket o carné de identificación.
Reutilización
Más del 13%
de los residuos sólidos que se producen en el país son de plástico, que es la
categoría más demandada para reciclaje.
Al ser más
ligero que el papel, vidrio o metal requiere menos combustible para ser
transportado y además se aprovecha en su totalidad. Según Ruiz, cada viernes se
recolectan más de 10 toneladas de plásticos que posteriormente son vendidos a
compañías recicladoras
Ramón Pérez Reyes
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