Santo Domingo
Con el devastador paso de los
huracanes Irma y María en el 2017 todavía en la memoria, las islas del Caribe
afrontan la actual temporada ciclónica en el Atlántico preguntándose cuán
activa será.
Para tranquilidad de la población
esta temporada de huracanes, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre,
se presenta hasta ahora dentro de los parámetros normales.
“Tal parece que no será tan activa y
-si tenemos suerte- una sombra de lo que fue la del 2017”, dice a LISTÍN DIARIO
el meteorólogo John Morales.
“Nadie sabe lo que es un ciclón de
mayor categoría hasta que lo vive en carne propia”..”
John Morales, meteorólogo
John Morales, meteorólogo
Por el momento, las instituciones
dedicadas al estudio de este tipo de fenómenos vaticinan la formación de un
promedio de seis huracanes en el Atlántico, “lo cual es igual al normal anual”.
“Pero hay señales de que pudieran ser
menos de seis debido al agua fría que se encuentra entre África y las Antillas,
sumado a los primeros indicios de un fenómeno de El Niño en desarrollo”,
explica Morales.
No obstante, una menor actividad
ciclónica en el Atlántico no es excusa para bajar la guardia.
Morales, quien vino al país para
impartir la conferencia magistral “En el ojo de la tormenta”, advierte que los
huracanes se han vuelto más intensos (para muestra los ya citados Irma y María,
que alcanzaron categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, que clasifica estos
meteoros atendiendo a la velocidad de sus vientos).
Aunque no se detecta un cambio en la
frecuencia de las tormentas y los ciclones tropicales, según el meteorólogo del
canal estadounidense NBC6, los que se forman llegan a intensificarse con mayor
facilidad, “a veces en forma extrema”.
El ser humano, que sufre los embates
de estos eventos naturales, tiene una importante cuota de responsabilidad en
esa tendencia, asegura Morales.
La industrialización del planeta y la
subsecuente inyección al aire de gases que acentúan el efecto invernadero
influyen en el calentamiento global. Y una atmósfera más cálida y húmeda,
recuerda el experto, contribuye a una mayor aceleración de los vientos.
IMPORTANCIA
Unos enfrentan la posibilidad de su paso con despreocupación y hasta negligencia; otros, con miedo o alarmismo. Sin embargo, los ciclones tropicales son más que eventos que afectan la vida del ser humano y, sí, tienen una gran importancia para el planeta.
Unos enfrentan la posibilidad de su paso con despreocupación y hasta negligencia; otros, con miedo o alarmismo. Sin embargo, los ciclones tropicales son más que eventos que afectan la vida del ser humano y, sí, tienen una gran importancia para el planeta.
“Los ciclones tropicales sirven como
medio de transporte de calor y energía desde los trópicos hacia latitudes
polares -expone Morales-. Sirven una función de equilibrio energético en el
planeta”.
El meteorólogo esclarece también el
mito más extendido sobre esta clase de fenómenos: que el viento causa el mayor
número de víctimas y daños. En realidad, no es así.
Aunque el viento de estos meteoros
causa daños -en ocasiones, graves- a estructuras débiles, la agricultura y al
sistema eléctrico, en general causa menos del 10 % de las muertes en los
huracanes.
“Es el agua que mata”, aclara
Morales.
El agua del mar arrasa con las costas
cuando entra la marejada ciclónica, y el agua de lluvia causa inundaciones
súbitas y desprendimientos de tierra.
A pesar de estos riesgos, siguen
existiendo entre la población grupos que descreen de los pronósticos y las
advertencias previas al paso de un ciclón.
“La penetración de la tecnología
-ahora que es portátil- a cada esquina del país me hace pensar que los informes
del tiempo y de información de emergencias de fuentes fidedignas están al
acceso de todos. No existen razones ya para escuchar rumores cuando se pueden
confirmar los informes con un teléfono celular. Cuando las autoridades difunden
sus avisos, lo hacen con la intención de salvar vida y propiedad. El que opta por
ignorarlos está poniendo su vida en riesgo”.
¿Qué lecciones podemos aprender de lo
que sucedió en Puerto Rico y otras islas antillanas, devastadas el año pasado
por los huracanes Irma y María? “La lección principal es que nadie sabe lo que
es un ciclón de mayor categoría hasta que lo vive en carne propia”, contesta
Morales.
En efecto, han pasado poco menos de
cuatro décadas desde que el ciclón David tocó República Dominicana convertido
en un huracán categoría 5. Existe una generación que desconoce esta experiencia
y entre los mayores algunos han olvidado lo ocurrido aquel 31 de agosto de
1979. ¿El resultado? Muchos empiezan a confiarse y a creer que nada similar
volverá a suceder.
A quienes piensan de ese modo Morales
les hace una advertencia: “Lo que pasó en 1979, y lo que le pasó a Puerto Rico
justo el año pasado, volverá a ocurrir algún día. Hay que estar
preparado”.
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