Simplemente para reflexionar E
intercambiar ideas.
La historia del control de
plagas es, en el fondo, la historia de nuestros retos y de un aprendizaje
constante.
Primero respondimos con golpes:
productos, más productos y todavía más productos.
Después descubrimos que no
estábamos controlando plagas… sino generando resistencia y aplicando “por las
dudas”, sin comprender realmente el sistema biológico.
Así nació la “Gestión Integral
de Plagas”.
Y vale aclararlo: cuando
hablamos de “gestión” no hablamos de trámites, ni de burocracia. Hablamos de
analizar un problema biológico, comprender sus causas, anticipar escenarios y
definir acciones inteligentes basadas en evidencia.
Según el país, la palabra
“gestión” puede interpretarse distinto; aquí significa estrategia, lectura del
ecosistema y toma de decisiones efectivas.
Hoy, seguir pensando que la
GIP es “poner cebos y hacer visitas mensuales” se podría decir que se está en
el pasado.
El futuro no es controlar
plagas: es anticiparlas, modelarlas, predecirlas y neutralizarlas
antes de que la conducta biológica se convierta en un evento en planta.
El verdadero salto evolutivo
será dejar de mirar trampas… y empezar a mirar patrones.
Pasar de procedimientos a
inteligencia operacional.
Porque el próximo capítulo de
la GIP no lo van a escribir los productos, ni los programas, ni los protocolos.
Lo va a escribir la capacidad
humana de entender sistemas vivos complejos y de integrarlos con datos,
sensores, umbrales dinámicos y decisiones audaces.
La historia fue reactiva.
El presente es integrador con
capacitación permanente con sistemas modernos.
El futuro será predictivo…














