No se trata de cuál es mejor…
sino cuál te conviene
En tratamiento de aguas
residuales es muy común buscar “la mejor tecnología”.
Pero la experiencia en
proyectos reales nos ha dejado una lección clara: la moneda siempre tiene dos
caras.
Por un lado, existen procesos
—como los anaerobios— capaces de remover eficientemente la carga orgánica en
porcentajes que suelen estar en torno al 80% e incluso, al mimo tiempo son
capaces de generar energía.
Por otro lado, las normativas
ambientales ponen cada vez más atención en el control de nutrientes,
especialmente nitrógeno, para proteger la vida acuática de los ríos que reciben
nuestros efluentes tratados.
Aquí es donde la decisión deja
de ser automática.
🔹 Sistemas anaerobios
Destacan por su bajo consumo energético, menor
producción de lodos y la posibilidad de recuperar energía. Son especialmente
convenientes cuando existen altas cargas orgánicas y el objetivo es reducir
costos operativos a largo plazo. Sin duda esta es un diamante para la
administración pública en donde no siempre los recursos económicos estan
disponibles, pero a su vez, tambien los sistemas anaerobios se hacen querer dentro
del mundo industrial (menos OPEX).
🔹 Sistemas aerobios
Permiten altas eficiencia de remoción de carga
contaminante, un mejor control de nitrógeno y ayudan a minimizar el riesgo de
olores, aunque requieren mayor consumo energético y una operación más
intensiva.
Por eso, en algunos proyectos
una tecnología resalta claramente sobre la otra.
Y en otros, la mejor decisión
es combinarlas, diseñando sistemas de doble etapa (anaerobio + aerobio) que
aprovechan lo mejor de cada proceso.
La experiencia lo confirma,
por lo que les cito algunos casos reales en donde hemos trabajado:
➡️ En un proyecto industrial, optar por un
sistema anaerobio fue lo más conveniente porque los niveles de nitrógeno eran
tan bajos que un sistema aerobio habría requerido adición de nutrientes para
operar correctamente… y eso no es gratis.
➡️ En otro caso, la cercanía a una población nos
llevó a elegir un sistema aerobio, para reducir el riesgo de olores y controlar
un efluente con altas concentraciones de nitrógeno, algo que necesariamente
pasa por etapas aerobias con requerimientos de nitrificación.
En industria, la pregunta
suele ser:
¿Cómo logro eficiencia y
sostenibilidad económica en el tiempo?
En la administración pública,
el foco muchas veces está en:
¿Cómo aseguro un sistema robusto, confiable y
ambientalmente responsable durante décadas?
En SW creemos que conocer las
bondades y limitaciones de cada tecnología no obliga a elegir los mejor de
ambas tecnologías.
💬 Reflexión final:
La mejor planta no es la más
compleja, la de menor inversión incial, ni tampoco las mas aplicada por
constumbre.
Es la que se diseña con
información clara, objetivos bien definidos y una visión integral del impacto
ambiental y operativo.