La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) ha publicado el informe “El estado mundial de la agricultura y la alimentación
2016“, un documento de 214 páginas en el que se hace una evaluación de la
situación actual en la que se encuentra el desarrollo de la agricultura en el
mundo y se señalan estrategias para garantizar la seguridad alimentaria y
minimizar el impacto de la actividad agrícola en el cambio climático.
El cambio climático está afectando la
agricultura y al mismo tiempo la agricultura está afectando al cambio climático,
es momento de tomar acción para evitar un mayor impacto en el planeta.
Para mantener controlado el aumento de la temperatura a nivel global por debajo
de los 2°C, es necesario que logremos una reducción del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero
hasta el 2050, y de acuerdo al documento solo se podría lograr ese objetivo si el
sector agrícola contribuye para lograr la meta.
De acuerdo al documento, hasta el 2010 el sector energía contribuía con el 47% de las emisiones de gases de efecto
invernadero, las actividades agrícolas contribuían con el 21%, el sector transporte con 11%, la
construcción de viviendas, comercios e instituciones con el 8%, los procesos
inductriales con el 7% y el resto de sectores con el 6% de emisiones. En este
contexto es necesario realizar acciones para controlar las emisiones sobre todo
en las actividades de energía, agricultura y transporte, procurando producir
más alimentos para una población cada vez más grande, al mismo tiempo que se
intenta reducir los gases de efecto invernadero.
Se calcula que la agricultura y silvicultura producen 1/5 de las
emisiones totales, sobre todo por el hecho de convertir bosques en tierras agrícolas y la
generación de campos para la ganadería.
Actualmente se están realizando esfuerzos para erradicar el hambre y la
pobreza del planeta hasta el año 2030, pero para lograrlo “son necesarias transformaciones
profundas de la agricultura y de los sistemas alimentarios, desde las fases
previas a la producción hasta el consumo“, solo de esa manera se podrían aprovechar los
esfuerzos conjuntos de adaptación y mitigación relacionados a la reducción del
cambio climático.
Se requiere un cambio a nivel global, que involucre a los pequeños
productores agrícolas, especialmente en zonas tropicales, donde viven la
mayoría de personas pobres, sometidas a la inseguridad alimentaria.
Es
necesario ejecutar estrategias de mitigación de inmediato porque “el cambio climático afecta ya a la
agricultura y a la seguridad alimentaria, y si no se actúa con urgencia,
millones de personas podrían estar en riesgo de padecer hambre y pobreza“.
Más allá de las prácticas agrícolas que pudieran implementarse, el
documento indica que “la adaptación a los riesgos del cambio climático de los
pequeños productores será fundamental para la reducción de la pobreza y la
seguridad alimentaria en el mundo.
Son casi 475 millones de familias de agricultores
que están en riesgo por el desarrollo del cambio climático, es por tanto de vital importancia
desarrollar estrategias de resilencia ante el cambio climático, procurando una
gestión sostenible de la tierra, el agua, la pesca y los bosques, al mismo
tiempo que se logra apoyar a los agricultores con créditos adecuados y acceso a
los mercados para garantizar su desarrollo económico.
Será necesario realizar ajustes a las políticas sobre nutrición, consumo de
alimentos, apoyo a los precios de los alientos, la gestión de los recursos
naturales, desarrollar sistemas de energía renovable y otros aspectos para
desarrollar estrategias para la adaptación al cambio climático, involucrando a
las comunidades locales.
Se requiere un trabajo organizado en el que participen múltiples actores
que involucren gestiones de cooperación regional e internacional para lograr
acuerdos que logren un impacto significativo, en el que se logre evaluar la
huella ecológica de los sistemas alimentarios en general.
Algunas de las estrategias propuestas contemplan un uso más eficiente de
los recursos en agricultura, mejorando las estrategias para regenerar el suelo para
lograr retener mayor cantidad de CO2; en el área de silvicultura se espera
reducir la deforestación e incrementar la superficie forestal, adoptando una
gestión para lograr un rendimiento sostenido de la producción maderera,
logrando mitigar el aumento del CO2 en la atmósfera; en el nivel de los
consumidores es necesario reducir la pérdida y desperdicio de alimentos, así
como también se debe reequilibrar las dietas para que incluyan menos alimentos
de origen animal.
Los estudiantes del área de Medio Ambiente de FUNIBER se mantienen atentos a los
acuerdos internacionales para mitigar los efectos del calentamiento global,
para apoyar en el desarrollo de políticas locales que permitan lograr un
desarrollo sostenible.
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