Las playas de Quintana Roo y buena parte del Caribe se han visto invadidas por cantidades atípicas de sargazo, lo que ha provocado el malestar de turistas, pescadores y comerciantes de la zona. Pero más allá de las molestias al turismo caribeño, las miles de toneladas de sargazo podrían ser los primeros síntomas de un desastre ecológico inminente.
¿Qué es el sargazo?
El Sargassum es una macroalga color
pardo o verde negruzco que se mantiene a flote por medio de vesículas llenas de
gas. Estas algas pueden crecer varios metros de largo, son de textura dura y se
entrelazan con facilidad, creando fuertes y flexibles islas de sargazo capaces
de sobrevivir entre las fuertes corrientes del Mar Caribe.
En estas islas de sargazo abundan nutrientes en la
forma de plancton, un organismo esencial para la alimentación de varias
especies marinas. Las algas también sirven de refugio a peces, camarones,
tortugas y cangrejos, prácticamente un hábitat en el contexto del frágil
balance de los ecosistemas.
El sargazo suele aparecer en las zonas tropicales y costeras del mundo, por lo que el Golfo de México y el Mar Caribe ofrecen un ambiente ideal para su proliferación. Ahí pueden ser halladas con facilidad entre las playas, las rocas y los arrecifes de coral, aquellas estructuras subacuáticas que han padecido los efectos de la contaminación ambiental a lo largo del Caribe.
¿Cómo es que el sargazo ha paralizado a las playas del
Caribe?
Aunque hay pocos estudios que puedan servir para explicar este fenómeno (el cual no solo se ha visto en México, sino en varias regiones del Caribe y Centroamérica), por ahora se manejan dos teorías propuestas por especialistas de la UNAM.
En primer lugar, la invasión anual de sargazo -que se
ha registrado en cantidades atípicas desde 2013, según la Semarnat- es una
reacción al aumento de nutrientes (a causa de la contaminación ambiental), al
aumento de la temperatura del agua (a causa del cambio climático) y los cambios
en las corrientes marinas y los vientos (también producto del cambio
climático).
Irónicamente, el sargazo se nutre de los contaminantes
en el mar, lo que desemboca en la reproducción acelerada de esta alga. Visto de
esta manera, el sargazo es una medida natural de corregir los efectos nocivos
producidos por la actividad humana. Básicamente, el océano le está diciendo al
ser humano, “tengan su basura”.
También se maneja la teoría de que la invasión de algas es producto de una abundancia de sargazo en su punto de origen, el Mar de Sargazo, cerca de las islas Bermudas, y de otros nuevos puntos de aglomeración, a causa de los cambios en corrientes marítimas.
Pero hay un peligro adicional. Como el sargazo consume
el oxigeno en el mar, una cantidad inmensa de sargazo (como la que estamos
viendo este verano) podría generar un desastre ecológico irreversible para la
región, afectando a las mismas especies que debería albergar. Los especialistas
de la UNAM advierten que los efecto más graves se podrían constatar en el corto
plazo.
Y claro, un desastre ecológico prácticamente equivale
a la ruina económica de la zona, la cual depende enormemente del turismo y la
pesca. Las empresas hoteleras de Quintana Roo están gastando cerca de 1 millón
de pesos al mes en labores de limpieza; se trata de un esfuerzo desesperado por
devolverle su aspecto cristalino a sus aguas. Un esfuerzo que, por cierto,
afecta a las playas por la introducción de maquinaria pesada y toma demasiado
tiempo.
México y otras naciones caribeñas exploran métodos
para sacarle algún provecho económico a los excesos de sargazo, así como
mejorar las técnicas de limpieza sin dañar al medio ambiente.
Con información
adicional de BBC News y El Universal.
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