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EFE
París
La exposición a perturbadores
endocrinos comunes puede crear daños a largo plazo en la fertilidad y el
desarrollo sexual de las generaciones futuras, según un estudio que será
presentado este lunes en Lyon en la reunión anual de la Sociedad Europea de
Endocrinología.
"La exposición a contaminantes
medioambientales puede causar alteraciones en el desarrollo del cerebro que
afecten al desarrollo sexual y a la fertilidad de varias generaciones",
concluye el comunicado de la investigación.
Este es el resultado de un estudio
elaborado por un grupo de investigadores de la Universidad de Lieja (Bélgica)
tras exponer a varias generaciones de ratas hembras a mezclas de sustancias
como compuestos de plástico, estrógenos, pesticidas y otros en las dosis a las
que están expuestos los humanos normalmente.
"La descendencia de las ratas
embarazadas expuestas a una mezcla de perturbadores endocrinos comunes (EDCs,
por sus siglas en inglés) equivalentes a las experimentadas en personas muestra
alteraciones en el desarrollo sexual y en los comportamientos maternales, y
fueron transmitidas a varias generaciones".
Este descubrimiento sugiere que los
niveles actuales de EDCs presentes en nuestro entorno podrían estar causando
daños a largo plazo contra los que personas e instituciones deberían tomar
"medidas para reducir la exposición".
"Estamos expuestos a un centenar
de contaminantes en nuestra vida cotidiana, utilizados en la fabricación de
plásticos, pesticidas y medicinas. Sin embargo, el alcance del daño a nuestra
salud y las consecuencias para las generaciones futuras sigue siendo
incierto", afirman los investigadores.
Estudios previos sobre roedores
sugieren que la exposición puede estar afectando a nuestro desarrollo cerebral
pero los efectos en el desarrollo sexual y en la reproducción no han sido
investigados previamente.
El investigador español David López
Rodríguez, graduado en la Universidad de Lieja, siguió el desarrollo sexual en
tres generaciones de ratas, donde solamente los padres fueron expuestos a estos
agentes durante el embarazo y la lactancia.
"Las ratas hembras de la primera
y segunda generación mostraron alteraciones en el cuidado de sus crías. Sin
embargo, las ratas hembras de la segunda y tercera generación exhibieron un
inicio tardío de la pubertad, alteración del ciclo reproductivo y desarrollo
folicular de los ovarios, lo que indica que la fertilidad se había visto
afectada incluso si ellas nunca habían estado directamente expuestas a los
EDCs", señala.
Según Rodríguez, estos
descubrimientos plantean preguntas sobre "el legado que estamos dejando a
generaciones futuras".
Además, lamenta que la actual
legislación europea no esté teniendo en consideración los daños causados por la
mezcla de estos perturbadores en pequeñas dosis "que podrían afectar a
nuestros hijos y a la naturaleza".
"Nuestra información sugiere una
necesidad urgente de seguir principios de precaución", defiende.
El equipo se interesa ahora por cómo
estas generaciones gestionan los cambios, y además si las alteraciones en el
cuidado maternal son el resultado del deterioro en el desarrollo de la
descendenci
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