Un nuevo estudio dirigido por Logan
Kistler (Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian, Estados Unidos) ha
revelado que si bien el maíz se originó en México con la domesticación
del teosinte de pasto antiguo, la trayectoria de la evolución del teosinte
puede ser más compleja de lo que se pensaba. El estudio analizó los
genomas de más de 100 variedades de maíz moderno y 11 plantas antiguas.
Los investigadores descubrieron varios
linajes distintos, cada uno con su propia relación única con el teosinte. Los
resultados también revelaron que, aunque la domesticación del maíz
comenzó con un solo grupo grande de genes en México, el grano se llevó a
otro lugar antes de que se completara el proceso de domesticación. Según el
estudio, hubo una gran ola de movimientos de teosinte de México a América del
Sur, donde el maíz domesticado aterrizó en el suroeste del Amazonas,
un punto de acceso para la domesticación de otras plantas, como el arroz, la
calabaza y la yuca.
Kistler explica que es posible, aunque
no seguro, que el maíz en esta nueva ubicación evolucionara más rápidamente que
en Mexico. Después de su cultivo en el suroeste del Amazonas durante varios
miles de años, el maíz se trasladó al este del Amazonas. Los
investigadores también descubrieron que el maíz moderno de los Andes y el
suroeste de la Amazonia está estrechamente relacionado con el maíz cultivado en
el este de Brasil, que apunta a otro movimiento hacia el este.
Jeffrey Ross-Ibarra, científico de
plantas estadounidense de la Universidad de California Davis, dijo que el
trabajo del equipo muestra cómo el maíz continuó evolucionando después de
llegar a América del Sur. “Si bien no es una segunda domesticación en
sí, sí destaca que el maíz sudamericano ha sufrido una considerable adaptación
de forma independiente a la del maíz en México”, agregó
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