Resultados
preliminares de una investigación sobre las playas del este de la República
Dominicana sugieren que los frentes fríos que vienen desde el norte han
influido en la erosión que presentan estos destinos costeros, especialmente en
Uvero Alto y Bávaro.
“Uvero Alto
tiene erosión, tiene erosión una playa que se llama Cortecito, que corresponde
a Bávaro”, dice el climatólogo Rafael Méndez-Tejeda, de la Universidad de
Puerto Rico. “Hay una erosión muy fuerte en el área de Arena Gorda, donde hay
una población que tiene allí unos quioscos que van a tener evidentemente que
desaparecer, que ya están dentro del agua, y la parte en la que menos erosión
hemos visto, en este caso, es Juanillo y Punta Cana”.
Méndez-Tejeda es
parte de un grupo de investigadores de las universidades Autónoma de Santo
Domingo (UASD) y de Puerto Rico que desarrollan el estudio “Cambio climático y
los impactos antropogénicos en las playas de Punta Cana y Bávaro”, con
financiamiento del Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico y
Tecnológico (Fondocyt).
Inspeccionan las
playas desde Uvero Alto hasta Juanillo, abarcando entre 35 a 40 kilómetros de
costa. Aunque no han presentado el informe final, el especialista adelanta a
Diario Libre algunos hallazgos.
Explica que se
examinaron mapas y fotografías de 1958, 1967, 1984, 2002, 2014, 2015 y 2016.
“En esos años hemos encontrado que ha habido un aumento en la incidencia de
frentes fríos que llegan del norte. Esos frentes fríos que vienen del norte acá
generan un oleaje mayor, porque un frente frío es un núcleo grande de aire frío
que pesa mucho y ejerce presión sobre los océanos, y genera un oleaje grande en
la costa, y en la costa hemos encontrado que sí se ha producido impacto debido
a la erosión”, detalla.
Méndez-Tejeda,
un dominicano que tiene 23 años como docente de Climatología y Física en la
Universidad de Puerto Rico, muestra una fotografía tomada en Bávaro donde se
observa a un turista caminando por la playa y a su izquierda hay raíces de
cocotales que cuelgan de una meseta de arena que las aguas han ido erosionando.
“Básicamente, la
mayor erosión que nosotros tenemos se incrementa cuando tenemos frentes fríos;
los frentes fríos son por el cambio climático”, afirma.
Con planes todo
incluido y playas azul turquesa y arena blanca, Bávaro y Punta Cana son
destinos de referencia mundial para el turismo, un sector clave para la
economía local que el año pasado dejó ingresos por US$6,721.5 millones, para un
crecimiento en torno al 10% comparado con 2015, según el Banco Central.
Bávaro y Punta
Cana concentran más de 40,000 habitaciones hoteleras y son visitadas por al
menos 4 millones de turistas cada año, estima Joel Santos, presidente de la
Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores).
Santos está
consciente de que tiene un efecto negativo en el visitante que la playa
horizontal y conservada que vio en fotografías no esté así en la realidad.
Aunque el país
está en la ruta de los huracanes, Méndez-Tejeda dice que se ha observado que
los mayores impactos de la erosión no son por estos fenómenos. “¿Cuántos años
hace que no tenemos un huracán? -cuestiona-. El último huracán que impactó la
costa nuestra fue el George (1998), después de ahí hemos tenido uno que otro,
pero huracanes que hayan dejado oleajes enormes, casi ninguno (…). Sin embargo,
de los frentes fríos sí tenemos varios eventos por año”.
El enemigo humano
La naturaleza
hace su parte. Se ha medido en el Caribe un crecimiento de entre 12 a 15
milímetros del nivel del mar por año –que es mucho, dice el profesor-. Pero el
hombre también tiene una carga de culpa en la erosión, con las construcciones
sin respetar el límite de 60 metros de ancho en la playa y la eliminación de
mangles y dunas que bloquean el oleaje.
“Los hoteles que
se han construido lejos de la línea de costa, cuando hay evento de marejada
ciclónica o evento de frente frío se pueden erosionar, pero cuando eso pasa,
esa arena puede regresar, pero si tú has tenido una construcción dura, un muro
o algo por el estilo, esa arena no va a regresar y el impacto lo va a tener”,
dice el profesor.
Otra acción que
cuestiona es la instalación por la gerencia de hoteles de geotubos en las
playas. Estos instrumentos tienen entre 10 y 15 metros de largo y una altura de
un metro o metro y medio. Se colocan con el objetivo de evitar que el oleaje
impacte la costa.
“Creo que en
algunos casos podrían funcionar, a mí no me gustan, pero esos tubos los llenan
de arena, en algunos casos los llenan de arena de ahí mismo, por tanto lo que
están es debilitando el fondo marino y luego eso se pone feo, además la ola
choca, pero se rebota por otro lado”, dice.
A su juicio, hay
que hacer una investigación más profunda sobre su efectividad.
¿Se puede remediar?
Méndez-Tejeda
considera que se han cometido errores en la expansión de Punta Cana, pero
muchos se pueden corregir o prevenir en nuevos proyectos. Entiende que hay
desarrollos hoteleros que no cuentan con estudios sustentados en una buena base
de datos de valores climatológicos y en la opinión de expertos.
La pasada semana
él estuvo en el país y se reunió con representantes de hoteles del este a
quienes compartió hallazgos del estudio.
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